El gigante asiático pierde su ganada imagen en lanzamientos espaciales

Indonesia se queda sin su mejor satélite y China rebaja su credibilidad en tecnología espacial

photo_camera PHOTO/Xinhua - En menos de 30 días se han producido dos lanzamientos desastrosos, precisamente en los cohetes en los que Xi Jinping y sus asesores habían depositado mayor confianza

Uno de los más potentes lanzadores espaciales chinos ha fallado durante su vuelo al espacio y ha destruido el avanzado y enorme satélite de comunicaciones indonesio que viajaba en su parte superior.

El despegue del cohete Larga Marcha 3B tuvo lugar desde la base espacial de Xichang ‒provincia de Sichuan, al suroeste del país‒, el 9 de abril, el mismo día que desde el cosmódromo ruso de Baikonur levantaba el vuelo el cohete Soyuz que trasladaba una nueva tripulación a la Estación Espacial Internacional; dos cosmonautas rusos y un astronauta norteamericano, que ya se encuentran sanos y salvos a bordo del complejo orbital.

El Larga Marcha 3B despegó correctamente con la ayuda de los cuatro cohetes aceleradores principales. Los motores de las dos primeras etapas funcionaron según lo previsto y se desprendieron a los pocos minutos del vuelo.

Pero con el encendido de los motores de la tercera y última etapa se produjo una brusca y fatal anomalía que provocó la rotura de las estructuras y la destrucción del satélite indonesio Palapa-N1 ‒rebautizado Nusantara 2‒, único objeto en la parte superior del cohete y la razón de ser de la misión espacial.

La tarea del lanzador chino era emplazar en una órbita a 36.000 kilómetros de la Tierra al Nusantara 2, propiedad de la sociedad Palapa Satelit Nusantara Sejahtera, una empresa conjunta formada por las compañías de telecomunicaciones Indosat Ooredoo y Pasifik Satelit Nusantara. Pero no pudo ser.

De 5.550 kilos de peso y grandes dimensiones, Nusantara 2 fue fabricado por la Academia China de Tecnología Espacial sobre la base de una plataforma satelital semejante a la venezolana VeneSat-1

De 5,55 toneladas, el ingenio iba a ser la punta de lanza para acelerar el uso de las tecnologías asociadas a la banda ancha entre la sociedad de Indonesia y, de ese modo, poder convertir al país en el mayor Estado digital del sudeste asiático, lo que tendrá que esperar al relevo del satélite destruido.

Vecinos de la isla de Guam, en pleno océano Pacifico occidental y a unos 4.700 kilómetros de la base espacial de Xichang, avistaron objetos anaranjados moviéndose en el cielo nocturno. La Defensa Civil del Estado Libre Asociado de Estados Unidos fue informada y lo atribuyó a restos ardientes del cohete chino y del satélite, pero consideró que no representaban una “amenaza directa” para la población de Guam ni para las Fuerzas Aéreas norteamericanas estacionadas en la base aérea de Andersen.

Primer programa espacial de Indonesia financiado por China

El contrato entre el gerente de la sociedad compradora, Johanes Indri Triatmodjo, y el presidente de la Corporación Industrial Gran Muralla de China, Yin Liming, fue suscrito en Yakarta, la capital de Indonesia, el 17 de mayo de 2017, con la presencia del ministro de Informática y Comunicaciones de Indonesia, Rudiantara, y altas autoridades de su departamento.

Todo ello englobaba la construcción y puesta en órbita del satélite, las tecnologías asociadas, los segmentos terrestres que se han levantado en las localidades de Medan y Surabaya, la prima del seguro y la financiación de todo el paquete.

Johanes Indri Triatmodjo ha restado importancia al desastre ya que tanto “la astronave como su lanzamiento y los riesgos operativos están cubiertos”. Sin embargo, los planes del Gobierno de Yakarta para Nusantara 2 difícilmente se van a poder cumplir. 

Nusantara 2 debía haber ocupado la posición orbital 113º Este para sustituir al satélite Palapa-D, colocado en órbita el 31 de agosto de 2009, también mediante un cohete Larga Marcha 3B, que casualmente también tuvo una anomalía.

El despegue del cohete Larga Marcha 3B tuvo lugar el 9 de abril, el mismo día en que desde el cosmódromo ruso de Baikonur levantaba el vuelo el ruso Soyuz con una nueva tripulación para la Estación Espacial Internacional. Pero el resultado fue totalmente distinto

Afortunadamente, en esa ocasión, el fallo no fue tan grave como el ocurrido ahora. Hace casi 11 años, el cohete soltó al satélite a una altura inferior a la requerida, lo que exigió que alcanzara su órbita final mediante el encendido reiterado de sus propios propulsores, lo que redujo de 15 a 11 años su periodo de servicio. De ahí la importancia de la entrada en servicio cuanto antes de Nusantara 2, lo que ya no será posible ya que la construcción de un nueva plataforma se prolongará al menos dos años.

Los controladores del vuelo del Larga Marcha 3B siguieron segundo a segundo su trayectoria y pudieron comprobar que los datos de la telemetría confirmaban las anomalías de la tercera etapa

Nusantara 2 satélite había sido construido por la Academia China de Tecnología Espacial o CASC (China Academy of Space Technology) sobre la base de una plataforma satelital DFH-4E semejante a la del VeneSat-1 fabricado para Venezuela ‒y perdido hace dos semanas‒, pero en versión más avanzada.

Equipado con varias decenas de transpondedores en banda C y una carga útil de banda Ku de alto rendimiento de 9,5 Gbps, había sido diseñado para proporcionar durante 15 años servicios de comunicaciones de voz, datos, televisión e internet a los cerca de 300 millones de habitantes del cuarto país más poblado del mundo, así como a las naciones vecinas, entre ellas Australia. 

El ministro de Informática y Comunicaciones de Indonesia, Rudiantara, sostiene en alta una maqueta del Nusantara 2, mientras estrecha la mano del presidente de la Corporación Industrial Gran Muralla de China, Yin Liming, contratista principal del proyecto satelital firmado en Yakarta el 17 de mayo de 2017
China va a revisar sus planes espaciales para 2020

Las consecuencias de los fallos de los cohetes y satélites van a repercutir de modo directo en la industria espacial china, que va a atravesar un periodo de revisión de sus planes y sus tecnologías, lo que le acarreará dificultades para poder cumplir su objetivo de efectuar 40 lanzamientos espaciales en 2020.

En menos de 30 días se ha producido el fallo del satélite VeneSat 1 y dos lanzamientos desastrosos, precisamente en dos de los cohetes en los que el presidente chino Xi Jinping y sus asesores habían depositado mayor confianza, el Larga Marcha 3B y el 7A.

Los fracasos en los lanzamientos han tenido lugar en dos de los tres últimos vuelos espaciales, lo que plantea serias dudas sobre la eficiencia de las medidas aplicadas por la industria espacial china para afrontar las infecciones por coronavirus COVID-19. A lo anterior se suma que desde mediados de 2017 solo se había producido un fracaso, y ahora, en menos de un mes, dos absolutos desastres.

El Larga Marcha 3B despegó correctamente. Los motores de las dos primeras etapas funcionaron según lo previsto y se desprendieron como estaba previsto a los pocos minutos del vuelo.

El accidente con el Larga Marcha 3B del 9 de abril ha sorprendido a toda la comunidad espacial internacional ya que hasta entonces había demostrado ser un lanzador muy fiable. El anterior fracaso había ocurrido el 16 de marzo de 2020. Ese día fue el despegue desde el centro espacial de Wenchang del nuevo cohete Larga Marcha 7A que destruyó el satélite militar XJY-6.

Era una misteriosa plataforma de la que solo se sabe que era un ingenio “de nueva tecnología” y que debía colocarse a 36.000 kilómetros de altura, de lo que se deduce que era una plataforma vinculada al ámbito de las comunicaciones. La primera etapa funcionó como estaba previsto, pero tras su separación de la segunda etapa se produjo un fallo que produjo una explosión y todo se vino abajo.

Equipado con varias decenas de transpondedores en banda C y Ku, debía proporcionar servicios de comunicaciones de voz, datos, televisión e internet durante 15 años a los cerca de 300 millones de habitantes de Indonesia y las naciones vecinas, entre ellas Australia

En Indonesia, la sociedad conjunta dispone del Nusantara 1, lanzado en febrero de 2019. Por separado, cada uno de los operadores también cuenta con plataformas de comunicaciones. Indosat opera los satélites Palapa C2 (lanzado en mayo de 1999) y Palapa D (en órbita desde agosto de 2009), mientras que PSN ha asignado a la compañía franco-italiana Thales Alenia Space la construcción del Satria, previsto para 2022.

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