Irán pone en marcha la construcción de una nueva planta de energía nuclear
Karoon es el nombre elegido por Teherán para su nueva planta de energía nuclear que comenzó su construcción el pasado sábado y que no estará lista hasta dentro de ocho años. La intención de erigir una nueva planta nuclear se hizo en abril, tan sólo dos semanas después de que los iraníes comunicasen que habían comenzado a enriquecer uranio al 60% de pureza, 16 veces más del límite fijado en el unilateralmente abandonado por Estados Unidos en 2018 Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés).
Desde que Washington – Trump al frente – se saliese del acuerdo nuclear, las sanciones estadounidenses han aumentado en la medida que lo ha hecho el enriquecimiento de uranio por parte de Irán. Y no parece que, cuatro años después y con una nueva ronda de negociaciones en Viena a la vuelta de la esquina, esa idea vaya a cambiar en el país liderado por Ali Jamenei. De esta forma, Teherán ha puesto en marcha oficialmente una nueva planta inaugurada por Mohammed Eslami, director de la Organización de Energía Atómica de Irán, en la provincia de Juzestán, al oeste iraní y muy cerca de la frontera con Irak.
Los observadores consideran esta medida un importante avance en el programa nuclear iraní, que apuntan, una vez más, al peligroso aumento del enriquecimiento de uranio. Si bien es cierto que el 90% requerido para el desarrollo de armas nucleares aún está lejos, la cantidad de uranio al 60% que podría haber enriquecido ya Teherán podría ser suficiente para su reprocesamiento y convertirlo en combustible para al menos una bomba nuclear. Reino Unido, Francia y Alemania – que forman parte aún del JCPOA – han criticado duramente al régimen iraní y alertado a la comunidad internacional del peligro que supone no alcanzar un nuevo acuerdo que limite la producción de uranio en Irán.
El principal problema es que las negociaciones están encalladas y las conversaciones mantenidas en Viena desde noviembre del año pasado no han llevado a ningún puerto. Por este motivo, Josep Borrel, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad se ha reunido con el ministro de Exteriores iraní, Hosein Amirabdolahian. La agencia estatal IRNA ha informado de la reunión en la que Amirabdolahian ha reconocido la posición mediadora de un Borrell al que insta a “mantener alejado al bloque europeo de emociones poco constructivas”, de las que acusa a algunos “políticos radicales” que “se ocultan tras la Unión Europea para aprovechar la reputación del bloque”.
Estos avances en materia nuclear se producen en un momento muy complicado para Irán, el más complicado en 43 años de dictadura Ayatolá, de hecho. Las protestas en las calles de Teherán han dejado 448 fallecidos, según datos de la Organización de Derechos Humanos de Irán (IHR), como consecuencia de la represión de las fuerzas de seguridad iraníes. La región de Sistán y Baluchistán – una de las más conservadoras del país, poblada mayoritariamente por sunitas – es donde la situación es más inestable acumulando 128 muertos tan sólo en esta zona, la mitad de ellos menores de edad.
Las protestas extendidas en Irán aumentan a medida que pasan los días, pidiendo a gritos la ayuda de la comunidad internacional. Es la primera vez en cuatro décadas que la dictadura ve peligrar su hegemonía en el país ante el empuje de una sociedad que está preparada para acabar con el régimen. En anteriores ocasiones, la represión y el aumento de la violencia había servido al Gobierno para acallar las críticas, pero, en esta ocasión, ha sido Teherán quien ha tenido que dar marcha atrás aboliendo la policía de la moral, la fuerza que detuvo a Mahsa Amini, cuya muerte por llevar mal colocado el velo marcó el inicio de las manifestaciones en Irán.
