El Gobierno de Tokio amplía su sistema de vigilancia ultraterrestre a la vez que pretende duplicar su potente sector espacial

Japón refuerza su paraguas defensivo y apuesta por tener el primer puerto espacial comercial de Asia

photo_camera PHOTO/AP - El actual primer ministro Fumio Kishida con el general norteamericano John Dolan, jefe de las Fuerzas norteamericanas en Japón en 2016, durante su etapa de ministro de Exteriores en el Gobierno de Shinzo Abe

El nuevo primer ministro de Japón, Fumio Kishida, prosigue con la política de Estado iniciada por sus precursores en el cargo, Shinzo Abe y Yoshihide Suga, y dedica sus principales esfuerzos a impulsar la recuperación económica y fortalecer las capacidades de defensa de la nación ante la expansión que protagonizan China y Rusia.

En el plano militar, la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón acaba de reforzar su sistema nacional de vigilancia ultraterrestre con un segundo Escuadrón de Operaciones Espaciales, que ha situado en la base aérea de Hofu Kita, en la prefectura de Yamaguchi, a 765 kilómetros de Tokio. Su misión es rastrear, vigilar e impedir que terceros países generen interferencias electromagnéticas que puedan representar una amenaza para los satélites estatales y comerciales japoneses.

El Gobierno de Kishida quiere mantener y asegurar sus capacidades en el dominio ultraterrestre y acelera el proceso de creación de una organización dedicada a proteger a sus satélites de acciones ofensivas. También quiere evitar accidentes fortuitos, como los que puedan causar los cientos de miles de objetos y desechos de diferentes tamaños y formas que viajan sin control alrededor de la Tierra a velocidades de miles de kilómetros por hora. 

El centro de control del primer Escuadrón de Operaciones Espaciales (en imagen) se encuentra en la base aérea de Fuchu, en las inmediaciones de Tokio. El segundo acaba de ser instalado en Hofu Kita, en el otro extremo de la nación

El Escuadrón recién constituido en Hofu Kita es complementario de la primera unidad militar japonesa dedicada a velar por la seguridad del espacio exterior. Hace exactamente dos años, el entonces primer ministro Shinzo Abe implantó el primer eslabón de una pequeña Fuerza Espacial en la base aérea de Fuchu, en las inmediaciones de Tokio. 

Las previsiones del jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea de Autodefensa, general Shunji Izutsu, son constituir lo antes posible un tercer Escuadrón y dar forma a una estructura de entidad tipo Brigada, que debería comenzar a prestar servicios operativos a lo largo de 2023. Tal Brigada de Operaciones Espaciales tiene la finalidad de impedir que tanto China, Corea del Norte o Rusia puedan interferir, desactivar o dañar la amplia flota de satélites japoneses, lo que afectaría a la economía y la seguridad del gigante tecnológico asiático.

El Gobierno de Tokio trata de impedir que China, Corea del Norte o Rusia logren interferir, desactivar o dañar la amplia flota de satélites japoneses, lo que afectaría de forma muy negativa la seguridad y la economía del gigante asiático
Duplicar su volumen de negocio en 2030

La activación del segundo Escuadrón de Operaciones Espaciales ha recibido la máxima atención por parte del ecosistema espacial japonés. La ceremonia de constitución ha contado con la presencia del secretario de Estado de Defensa, Makoto Oniki, del presidente de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), Hiroshi Yamakawa, y del director general del Secretariado de Política Espacial Nacional, Yasuyuki Kasai. 

Como invitado especial al acto estaba el general James H. Dickinson, jefe del Mando Espacial de Estados Unidos. Hay que tener en cuenta que ningún Gobierno de Tokio da un paso adelante en la esfera espacial sin que, con carácter previo, la iniciativa se haya consensuado con Washington, su principal aliado. También estuvieron presentes los representantes militares de una docena de naciones con los que Japón coopera en la vigilancia del dominio ultraterrestre, entre los que por el momento no se encuentra España, que dispone de un Centro de Operaciones de Vigilancia Espacial (COVE).

Los planes del general Izutsu ya aprobados por el ministro de Defensa, Nobou Kishi, incluyen colocar en órbita en 2026 un primer satélite equipado con sensores para rastrear el entorno espacial. Y desplegar una constelación de satélites de comunicaciones seguras para prestar servicio a las fuerzas militares japonesas allí donde se encuentren. 

En su reciente visita a Japón, el jefe del Mando Espacial de Estados Unidos, general James H. Dickinson (el tercero abajo a la derecha), en una reunión con el secretario de Estado de Defensa, Nobuo Kishi

Si bien la libertad de acción en el espacio ultraterrestre resulta crucial para el Gobierno nipón, el primer ministro Fumio Kishida también pone el acento en incrementar el potencial de su industria espacial, cuyo volumen de negocio ronda los 11.000 millones de dólares. 

Tokio pretende duplicar tales cifras en el horizonte de 2030 y la Ley Básica Espacial aprobada por el Consejo de Ministros en julio de 2020 contempla importantes iniciativas para alcanzar una facturación del orden de los 20.000 millones de dólares en menos de 10 años. Con cerca de 65 años y todo un profesional de la alta política, Kishida sabe medir bien los objetivos que tiene establecidos. No en vano ya fue ministro de Asuntos Exteriores y de Defensa durante el mandato de Shinzo Abe (2012-2020).

Diversas delegaciones de la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón han visitado las instalaciones del Mando y la Fuerza Espacial de Estados Unidos antes de poner en marcha la organización encargada de velar por la seguridad ultraterrestre
Situarse a la cabeza de Asia en la utilización comercial del espacio

Con un envidiable programa nacional de exploración del espacio a cargo de la JAXA, Tokio quiere ahora desarrollar al máximo posible la economía ultraterrestre y sacar provecho de décadas de inversiones multimillonarias. La Ley Espacial vigente busca desplegar constelaciones de pequeñas plataformas, aumentar hasta siete los satélites de la constelación Quasi-Zenith ‒que desde noviembre de 2018 aumenta la precisión de las señales GPS en gran parte del Indo-Pacífico‒, y cooperar con la NASA en el retorno a la Luna y las futuras misiones a Marte.

Una de las más importantes novedades que recoge la edición de 2020 de la Ley Espacial pasa por estrechar la colaboración entre los poderes públicos y el sector privado. Se trata de que las autoridades, las grandes compañías y los emprendedores del país de los cerezos en flor coordinen sus esfuerzos y se pongan manos a la obra en la construcción de puertos espaciales. El objetivo último es lograr que Japón se sitúe a la cabeza de Asia en la utilización comercial del espacio.

Los encuentros personales entre el ministro de Defensa, Makoto Oniki, y secretario de Defensa norteamericano, general Lloyd Austin, son continuos, para coordinar sus acciones frente a la expansión de China y Rusia

En Estados Unidos hay más de 20 puertos espaciales autorizados por la Administración Federal de Aviación (FAA), en su mayoría en desiertos o lugares remotos. En cambio, los proyectos planteados en Japón “están cerca de grandes ciudades” a causa de la limitada extensión territorial del país, pero “principalmente para fomentar la economía local”, ha expresado el diplomático y especialista en derecho espacial Kimitake Nakamura, ministro y segundo jefe de la Embajada de Japón en España, durante su ponencia en el II Congreso Jurídico Espacial celebrado a finales de abril en Madrid.

Las administraciones locales, empresas y emprendedores interesados en la explotación comercial de puertos espaciales han formado una asociación llamada Space Port Japan. Su gran objetivo es construir en Japón el primer puerto espacial de Asia, y convertir al país en un gran polo de negocios dedicado de manera preferente a los viajes espaciales. 

La asociación civil Space Port Japan trabaja con las administraciones locales, compañías y emprendedores con la intención de construir en el archipiélago nipón un gran polo de negocios dedicado a los viajes espaciales

En el municipio de Taiki existe un proyecto para construir plataformas de despegue “para lanzamientos verticales y para el aterrizaje y recuperación de naves espaciales”, detalla Nakamura. También en Kushimoto y en Shimojishima, en la isla de Okinawa. Incluso Virgin Orbit, la compañía del británico Richard Branson, tiene una iniciativa para levantar un puerto espacial en el aeropuerto de Oita. Desde allí haría despegar y aterrizar su aeronave nodriza WhiteKnightTwo con turistas a bordo de su avión suborbital SpaceShipTwo.

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