Mohamed Hamad al-Ghanim, director ejecutivo de Al-Hamra Kuwait habla sobre los planes de infraestructuras del país kuwaití

Kuwait y sus prioridades en infraestructuras

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La pandemia del coronavirus ha afectado el ámbito económico y financiero del mundo en general y del Golfo en particular. Kuwait vio como su sector de la construcción se frenó con la crisis sanitaria y ahora busca recuperar terreno. Mohamed Hamad al-Ghanim, director ejecutivo de Al-Hamra Kuwait explica los proyectos de infraestructuras de la nación kuwaití

¿En qué medida ha afectado la COVID-19 al sector de la construcción en Kuwait?

El primer cierre en Kuwait cerró efectivamente la actividad de construcción durante cuatro meses. Desde entonces, hemos seguido trabajando para recuperar el tiempo perdido. La industria ahora está comenzando a comprender cómo este evento continuará afectando las cadenas de suministro, ya que son una parte intrínseca de la entrega del proyecto. 
En cuanto a las perspectivas del mercado global, la mayoría de los informes indican una regresión en términos de gasto público. En el Golfo, esto ha sido causado por la caída y la consiguiente fluctuación de los precios del petróleo, y por la tensión del flujo de caja de los gobiernos. En Kuwait, el sector público impulsa la demanda de construcción, pero se espera que solo el 15% del presupuesto estatal proyectado se asigne a inversiones de capital. Por lo tanto, se espera que el sector de la construcción se encuentre en una situación difícil durante los próximos dos años.

¿Cómo se puede incentivar al sector privado para que desempeñe un papel más importante en el desarrollo de infraestructura sostenible? 

Los problemas relacionados con las asociaciones público-privadas (APP) son un subconjunto de la discusión más amplia sobre cómo optimizar eficazmente la participación del sector privado en el gasto público. Hay dos marcos posibles: APP; y contratos de ingeniería, adquisiciones, construcción y finanzas (EPCF). El marco predominante son las APP, que no están exentas de riesgos formidables. Este riesgo es evidente desde el principio del proceso de licitación, que puede tardar años en completarse, lo que bloquea a los postores en períodos prolongados que podrían terminar con propuestas rechazadas o, peor aún, solicitudes canceladas.

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Acortar el proceso es fundamental para aumentar el apetito de los contratistas e inversores por la infraestructura pública. Los cambios estructurales en los marcos adoptados por los países del Golfo son esenciales, especialmente para aquellas APP que se centran en el agua y la energía. Las APP en estos dos sectores limitan el riesgo de demanda para los inversores, ya que el producto final generalmente se vende a una agencia gubernamental, lo que mejora la capacidad de banca del proyecto. Aunque ha habido algunas reformas en Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, y en menor grado en Kuwait, hay margen de mejora.

Los EPCF, como modelo, reúnen a diferentes partes interesadas. Los jugadores entran en un proceso negociado como una sola cohorte para determinar el alcance preciso del proyecto, presentando una propuesta de valor que incluye una evaluación imparcial. En el sector de la construcción, este modelo beneficiaría a los países del CCG, y en particular a Kuwait, donde habrá una presión considerable sobre el gasto público en el futuro previsible. 

El valor del modelo EPCF es que no aumenta el grado de apalancamiento en los libros de los contratistas y, al mismo tiempo, brinda oportunidades para que los inversores asignen fondos de manera adecuada a proyectos confiables respaldados por el gobierno. También permite a los gobiernos beneficiarse de proyectos muy necesarios, que en muchos casos se han retrasado o continúan retrasándose, sin tener que asignar recursos inmediatos para su ejecución. Este patrón, sin embargo, requiere cambios legislativos y culturales que aún no han tenido lugar en Kuwait y el Golfo en general. 

¿Qué desafíos enfrenta el Consejo de Cooperación del Golfo en términos de infraestructura y cómo deben abordarse?

La disparidad entre los países del CCG en cuanto a la condición de la infraestructura pública es enorme. Países como Kuwait y Omán requieren mejoras inmediatas, mientras que Emiratos Árabes Unidos y Qatar se han adelantado en esta área. Lo que todos los países del Golfo comparten, sin embargo, es la necesidad de ampliar su enfoque, que actualmente se encuentra en la infraestructura de agua y energía, para incluir el transporte público masivo. En este sentido, el sistema ferroviario GCC interconectado es un tema pendiente desde hace una década. La inversión necesaria para la infraestructura ferroviaria es considerable, mientras que los rendimientos esperados son muy bajos. Como tal, simplemente colocar el proyecto en un marco de APP no es garantía de que tenga éxito. 

Al mismo tiempo, las naciones del Golfo se están quedando atrás en términos de inversión en infraestructura sostenible. El Consejo del Futuro Global sobre Inversiones en Objetivos de Desarrollo Sostenible del Foro Económico Mundial ha identificado brechas globales que deben abordarse de inmediato. Se requiere urgentemente un cambio cultural para lograr esto: el gasto público en infraestructura debe enfatizar el valor en lugar del costo. Por ejemplo, los esfuerzos se han centrado en reducir el consumo de energía de los edificios aumentando la eficiencia y la generación de energía solar. Más allá de la eficiencia energética, enfrentar los desafíos de la región requiere que los sectores público y privado lleven a cabo una revisión de los procesos de adquisiciones y los objetivos de utilización de la infraestructura para, en última instancia, lograr la armonización en todo el CCG.

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