Un depósito de nitrato de amonio almacenado en la central térmica Zouk Mikael hace sonar las alarmas

Líbano, víctima del miedo y la desesperanza

PHOTO/MARWAN NAAMANI - Una activista antigubernamental participa en una ceremonia para conmemorar a las víctimas de la masiva explosión del puerto de Beirut del 4 de agosto que mató al menos a 158 personas, hirió a 6.000 y desplazó a unas 250.000 a 300.000

La pesadilla continua.  La crisis económica que sufre el país de los cedros ha desatado la ira entre la población. El titular en funciones de la cartera de Economía, Raoul Nehme, ha anunciado este miércoles que “no hay crisis de pan” en el país, después de que la explosión que ocurrió hace más de una semana destruyera los silos que almacenaban trigo en el puerto de la capital.  “Las reservas son suficientes para cuatro meses”, ha afirmado el ministro. 

La sociedad libanesa trata de recuperarse de la explosión ocurrida hace más de una semana en el puerto de Beirut, mientras los rumores no paran de sucederse. El último de ellos tiene que ver con un depósito de nitrato de amonio que, según algunas informaciones, podría estar almacenado en la central térmica Zouk Mikael en la región de Kesrouan en el Monte Líbano, según han desvelado el diputado Shamil Roukoz, yerno del presidente de la República, Michel Aoun y el alcalde de la región, Elias El-Bainou. 

Una foto tomada el 11 de agosto de 2020, muestra una vista de la destrucción en el puerto de Beirut, donde una enorme explosión química devastó grandes extensiones de la capital

El Ministerio de Energía, por su parte, ha confirmado que la sustancia almacenado en esta central térmica no es nitrato de amonio.  En un comunicado oficial, el Ministerio ha respondido al diputado Roukoz afirmando que “esta información es incorrecta” y ha aclarado que el porcentaje de este producto en la planta de Zouk “es muy pequeño, no explota y no se quema”. No obstante, de acuerdo con información a la que ha tenido acceso el digital Al Ain, el poder judicial dictó la decisión de destruir estos materiales, lo que ha generado dudas sobre su peligro. 

Tras conocer la presencia de estos materiales, el fiscal general de casación, el juez Ghassan Aweidat, dictó la decisión de retirar los productos peligrosos del laboratorio térmico Zouk y destruirlos por métodos científicos, ya que la cantidad alcanzó unos 3.974 kg de sustancias peligrosas. Según fuentes a las que ha tenido acceso Al Ain, el nitrato de amonio que se almacena en esta central podría “conducir a un nuevo desastre”, razón por la cual el poder judicial del país de los cedros ha decidido emitir una orden para destruirlos. 

Las manifestaciones por la presencia de estos materiales no han dejado de sucederse, de acuerdo con varios medios locales que, han explicado, que los materiales fueron trasladados desde la zona de Zouk Mikael al área de Kfardebian en el Monte Líbano, lo que hizo que la gente de la región organizara vigilias de protesta. Dadas las circunstancias, las autoridades decidieron devolver este material a Zouk Mikael, desatando también la ira ente la población de la zona. 

El país de los cedros ha vuelto a ser víctima del miedo y la desesperanza. En este escenario son cada vez más los testimonios que aseguran haber advertido al Ejecutivo libanés sobre el peligro del nitrato de amonio. En 2016, cuatro años antes de que la explosión de Beirut provocase el caos e hiriera a más de 6.000 personas, un funcionario del Gobierno de Estados Unidos expresó su preocupación a un funcionario portuario libanés por el almacenamiento inseguro de una serie de químicos volátiles, ha afirmado el periódico Arab News. Esta persona notó debilidades en la cobertura de las cámaras de seguridad y alertó de la mala ventilación del hangar en el cual se encontraba almacenado el nitrato de amonio. Este testimonio es una prueba más de que algunos responsables políticos y de seguridad eran conscientes de las miles de toneladas de nitrato de amonio que se estaban almacenando en el almacén del puerto de Beirut. 

Zona portuaria dañada, después de una explosión masiva, en Beirut, Líbano, el 12 de agosto de 2020.

Una oleada de protestas ha vuelto a conquistar la capital del país este martes. La violencia ha sido una vez más las protagonista de estas manifestaciones que, han estado marcadas, por los enfrentamientos entre algunos de los allí presentes y la Policía libanesa, que han finalizado con un saldo parcial de al menos 42 heridos de diversa consideración.  La Cruz Roja libanesa ha señalado que tuvo que trasladar a diez de estas personas a centros hospitalarios, mientras que el resto recibieron atención sanitaria en el lugar de los hechos. 

La indignación ha ido acompañada de tristeza. Este miércoles, decenas de personas han marchado por la capital del país hasta el puerto en homenaje a todas aquellas personas que perdieron la vida hace una semana en esta catástrofe. “Hemos iluminado velas, saludado a los miembros de Defensa Civil, los bomberos, Cruz Roja, doctores y todos los libaneses que ayudaron en las calles”, ha explicado a la agencia EFE Hamza, un joven de 26 años que participó en la convocatoria. “Hoy hace una semana que estamos asustados y con dolor, en shock. Hay gente que todavía no ha salido de sus casas”, ha añadido. 

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