El presidente de la nación euroasiática acusa al Partido Popular Republicano (CHP) de incitar a un nuevo golpe de Estado

La amenaza golpista en Turquía y los intereses del Gobierno

REUTERS/DENIS BALIBOUSE - El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan

“El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal”, decía el filósofo Aristóteles hace cientos de años. Sin embargo, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan ha sabido sacar partido a sus temores y ha utilizado el clima de incertidumbre que existe en el país en medio de la pandemia de la COVID-19 para sentar las bases legítimas para un gobierno más autoritario. La actual crisis sanitaria ha golpeado con fuerza a la economía del país, justo cuando este comenzaba a recuperarse de la última recesión. En este escenario, el principal partido de la oposición, el Partido Popular Republicano (CHP), se ha convertido en el nuevo objetivo del Gobierno. El mandatario turco y los medios de comunicación afines a su ideología han iniciado una campaña de propaganda para acusar a los partidarios del CHP de orquestar un nuevo golpe de Estado en contra de Erdogan

El derrumbe de la lira turca, el alto riesgo de tres de sus mayores bancos de caer en quiebra, el continuo respaldo a las milicias rebeldes en Siria y Libia o las sucesivas violaciones áreas contra Grecia son algunos de los asuntos que han colocado a Erdogan en el punto de mira. A esta larga lista se suma en estos momentos la interminable campaña de especulación en algunos medios de comunicación que habla sobre un posible golpe de Estado para derrocar al líder turco, según ha informado el periódico Greek City Times. El intercambio de declaraciones no ha dejado de sucederse desde el pasado 4 de mayo, cuando Erdogan acusó a la oposición de tener “una mentalidad fascista que no puede soportar la supremacía de la voluntad nacional, la democracia, la justicia y las elecciones y todavía anhela y arde por la tutela, los golpes y las juntas”. En este mismo discurso, que fue recogido por Al-Monitor, llegó a asegurar que las acciones del CHP están guiadas por “un deseo de usurpar la administración del país a través de un golpe en lugar de llegar al poder por medios democráticos”. 

 Billetes de dólares estadounidenses y liras turcas se ven en una tienda de cambio en Azaz

Con estas palabras, el presidente de Turquía se refería a las declaraciones realizadas por la presidenta de la rama provincial del CHP de Estambul, Canan Kaftancıoğlu, varios días antes. Kaftancıoğlu dijo durante una entrevista con el canal de televisión Halk TV que esperaba “un cambio de gobierno e incluso un cambio en el sistema a través de elecciones anticipadas o de alguna otra manera en el próximo período”. El Gobierno consideró que el deseo de Kaftancıoğlu podría ser una “insinuación de golpe”. Ante esta situación, la presidente del CHP en Estambul aclaró varios días más tarde que se refería a alternativas electorales distintas a las elecciones anticipadas. “Dije que el gobierno irá a elecciones anticipadas o de otro tipo, ya sean elecciones anticipadas, normales o apresuradas, y que ya estoy previendo un cambio de sistema”, recalcó.  

Esta reacción no fue suficiente para el Ejecutivo de Erdogan ni para el Consejo Supremo de la Radio y la Televisión, que supervisa las emisoras y penaliza las violaciones de las normas de radiodifusión. Esta institución culpó a Kaftancıoğlu de “haber incitado al público al odio y a la enemistad” y ha castigado al programa en el que fue entrevistada a cancelar durante cinco semanas sus emisiones. Por otro lado, el consejo, controlado por el Partido de Justicia y Desarrollo (AKP) de Erdogan y su aliado, el Partido del Movimiento Nacionalista, multó a Halk TV con el 5% de sus ingresos mensuales, de acuerdo con la información recogida por Al-Monitor. 

El vicepresidente del CHP, Özgür Özel's, también anunció hace unos días que “el fin del régimen de Palacio llegará a su fin. Terminará con todas estas asignaciones y todas estas injusticias que arruinarán los huesos de Atatürk”, indicó el periódico Greek City Times tras tener acceso a estas declaraciones. “Mientras continuamos nuestra lucha en muchos frentes, desde la epidemia hasta la lucha contra el terrorismo y los ataques económicos, también tenemos que lidiar con la oposición. Nos enfrentamos a una mentalidad oscura que se aplica a todos los caminos. No dejaremos que esta mentalidad fascista que puede dañar a nuestro país y a nuestra nación nos perjudique. Además de responder a cada calumnia, a cada distorsión, tenemos que unirlas explicando nuestra propia visión y acciones”, ha expresado Erdogan en respuesta a estas declaraciones. 

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan

Las especulaciones alrededor de un posible golpe de Estado han llevado a Ahmet Mahmut Unlu -un popular televangelista musulmán- a anunciar que en uno de sus sueños pudo ver cómo le arrestaban. “Hay un peligro de golpe de estado. En mis sueños me detuvieron, me sacaron de mi coche y me preguntaron mi identidad. Un golpe, Dios no lo quiera”. En este mismo vídeo advirtió de que el peligro, esta vez, no venía de los gulenistas como en el intento de golpe de estado de 2016. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su partido han acusado en reiteradas ocasiones al movimiento de Gülen de estar detrás del golpe militar que tuvo lugar hace cuatro años, algo que este último lo niega firmemente. Mientras, la oposición de Turquía considera que los eventos de la noche del 15 de julio fueron un “golpe planeado” destinado a liquidar a los soldados de la oposición y a los miembros de las organizaciones de la sociedad civil. 

Actualmente la oposición también cree que acusar al CHP de golpismo sirve para crear un “clima de miedo” al golpe, un escenario que podría servir a los intereses del Gobierno de distintas maneras, de acuerdo con Al-Monitor. “La primera es sentar las bases legítimas para un gobierno más autoritario. Otro objetivo probable es vigorizar las bases del gobierno, que la crisis económica ha debilitado, y reunirlas en torno a Erdogan mediante la polarización y el miedo al golpe”, han advertido. Sea como sea, esta campaña de propagación de noticias falsas está quedando relegada a un segundo plano, mientras la crisis económica continúa provocando la incertidumbre en un país cuya cifra de muertos por coronavirus ronda ya los 4.000. 

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