Atalayar entrevista a los alcaldes de las ciudades marroquíes de Assilah, Sidi Ifni, Agadir y Oujjda, reunidos en Málaga

La cooperación hispano-marroquí a través del diálogo, la educación, la cultura y el turismo

photo_camera PHOTO/GUILLERMO LÓPEZ - Congreso ‘Impulsando la Cooperación España-Marruecos en el Nuevo Periodo de Programación 2021-2027’

“Hoy el mundo necesita más diálogo que otra cosa”. Este es el mensaje del alcalde de Assilah y exministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Mohamed Benaissa, a Atalayar. “Creo que este tipo de encuentros, aunque desgraciadamente muy cortos, son muy importantes porque permiten conocerse el uno al otro”, señala Benaissa, refiriéndose a la firma de la Carta de Málaga, un acto celebrado en el Observatorio del Medio Ambiente Urbano (OMAU) el 30 de septiembre que persigue relanzar la cooperación descentralizada entre España y Marruecos para el nuevo periodo de financiación europeo 2021-2027. “No es un trabajo fácil, teniendo en cuenta que de vez en cuando hay conflictos políticos”.

Por eso, Benaissa explica que las instituciones de gobernanza locales pueden desempeñar un papel fundamental: “Los ayuntamientos pueden ser una vía de contacto permanente, independientemente de todo lo demás”, como agendas políticas exteriores centrales, relaciones bilaterales diplomáticas, tensiones geopolíticas entre dos Estados, etcétera.

Mohamed Benaissa, alcalde de Assilah y exministro de Exteriores

Así, al acto que tuvo lugar el pasado lunes, por parte marroquí, acudieron una treintena de representantes locales y regionales, entre alcaldes y delegados, así como la embajadora del Reino de Marruecos en España, Karima Benyaich. Por parte española, contó con la presencia del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; el responsable del OMAU, Pedro Marín; y Marian Uriarte, en representación del Ministerio de Hacienda. 

“En esto, hay una laguna en las relaciones hispano-marroquíes. Fingimos que nos conocemos, pero en realidad no nos conocemos. Tenemos un conocimiento turístico, superficial, pero no un conocimiento de las condiciones del hombre, de la cultura, de la civilización de ambos”, advierte Benaissa, quien declara, en este sentido, que le parece “increíble” que no exista una universidad de estudios hispano-marroquíes, ni en Marruecos, ni en España.

Mohamed Benaissa, alcalde de Assilah y exministro de Exteriores

Cabe recordar, en este punto, que Málaga, como protagonista de nuestra historia, también acoge el único centro que puede aspirar a satisfacer las demandas del que fuera ministro de Exteriores marroquí: el Centro de Estudios Hispano-Marroquí, enmarcado en el Programa de Cooperación del Ayuntamiento de Málaga y en el Programa de Cooperación Transfronteriza (España-Fronteras Exteriores) y financiado con fondos europeos. El Centro cuenta con tres ámbitos de actuación: formación, relaciones internacionales y puente entre culturas, pero no se configura como una universidad en sí, que es lo que reclama Benaissa para fomentar el conocimiento entre las dos orillas del Mediterráneo. La localización perfecta, propuesta por el edil, para acoger esta iniciativa, sería la ciudad de Dakhla.

La educación se torna fundamental en cualquier oportunidad de cooperación. “La educación es la base esencial de todo, y lo segundo es la paz, el entendimiento entre los pueblos”, expone el alcalde de Assilah. Junto con la educación, va intrínsecamente ligada la cultura y, con ello, el conocimiento del idioma, un ámbito en el que necesita reforzarse la cooperación. “Es una pena, nuestros hijos casi no lo hablan [el español] y Sidi Ifni tiene mucho patrimonio histórico de España”, expone con pesar el alcalde de esta ciudad marroquí, Abderrahman Fabiane. “Necesitaríamos una escuela o un Instituto Cervantes para recuperar el español”, mantiene el edil, a la vez que exhorta a las autoridades españolas a que tengan en consideración esta petición. Actualmente, el Instituto Cervantes está presente en Marruecos con seis sedes: Marrakech, Rabat, Casablanca, Tánger, Tetuán y Fez. Por lo tanto, Sidi Ifni aspira a engrosar esta red de conocimiento, cultura y formación. 

Abderrahman Fabiane, alcalde de Sidi Ifni

Asimismo, “la cultura es una de las grandes apuestas que se pretende reforzar para afianzar los nexos en común, que son muchos, y atraer así a más turismo”, explica Eva Cifuentes en Atalayar. El sector turístico es otro de los puntos sobre los que asientan las bases de una cooperación transfronteriza estable, fuerte y eficiente. Según los datos oficiales de la Oficina de Turismo de España y del Observatorio de Turismo de Marruecos, en el año 2018, se produjo un cambio de tendencia histórico: 900.000 marroquíes visitaron nuestro país, mientras que 800.000 españoles eligieron Marruecos como destino vacacional o de ocio. Así, por primera vez, los turistas del país vecino que visitaron España fueron superiores a los ciudadanos españoles que se desplazaron al reino alauí. 
La Oficina de Turismo de España se muestra más ambiciosa: se esperan un millón de turistas marroquíes en nuestro país para el año 2020. Esto vendría a confirmar el crecimiento sostenido del sector turístico entre las dos orillas: en 2016, 630.000 turistas marroquíes visitaron España, una cifra que se incrementó un 17% al año siguiente, 2017 (711.000 turistas), y un 26% en 2018, hasta llegar a los citados 900.000.

En este sector, entra en juego la ciudad de Agadir, que se configura como “el segundo destino turístico en Marruecos”, de acuerdo con su alcalde, Salah El Malouki, quién también ostenta el cargo de vicepresidente de la Asociación de Ecociudades de Marruecos. Situada a tan solo 619,42 kilómetros de las Islas Canarias y, en concreto, de Las Palmas de Gran Canaria, el edil apuesta por la creación de “un paquete turístico común”, entre el archipiélago y la ciudad marroquí. “Eso significa programas de intercambio, para que los jóvenes que visiten las Islas Canarias también puedan ir a Agadir. Tenemos mucha diversidad medioambiental, cultural, de todo, que puede formar un paquete turístico muy importante, tanto para los marroquíes como para los españoles”, asevera El Malouki.

Carta de Málaga

Si Agadir está vinculada con Las Palmas por proximidad geográfica, Málaga lo está con Oujda. “Si eliminamos el mar, es la ciudad europea con la que hemos firmado un acuerdo de asociación que está situada más cerca de nosotros”, explica su alcalde, Omar Hejira. La capital de la Costa del Sol también se ha erigido como la primera ciudad española con la que Oujjda ha logrado materializar la cooperación transfronteriza.

“Esperamos que sea una convención beneficiosa para ambos”, declara Hejira, quien ha utilizado el término francés 'gagnant-gagnant' (situación en la que todos ganan, en español, o 'win-win', en inglés) para ilustrar el compromiso de la Carta de Málaga. “Es una convención de asociación, de cambio, de tecnología, de intercambio de experiencias entre las dos ciudades”, clama el edil. En esta línea, preguntado por los proyectos concretos, explica que se han firmado documentos relativos al medio ambiente, al desarrollo urbano, y al desarrollo de la economía local”, aunque sin ofrecer más detalles.

Omar Hejira, alcalde de Oujjda

La peculiaridad de Oujda radica en que es una ciudad fronteriza con Argelia. Está situada a tan solo 24,3 kilómetros -42 minutos en coche- de la urbe argelina de Beni Boussaid. A pesar de la poca distancia que las separa, la frontera entre los dos países está cerrada por motivaciones políticas históricas. Esto, como explicó el alcalde de Alhucemas y presidente de la Asociación Marroquí de Presidentes de Consejos Comunales (AMPCC), Mohammed Boudra, en su entrevista a Atalayar, “hace perder, por lo menos, dos puntos en la posibilidad de crecimiento” de la economía alauí. Sin embargo, el mes de septiembre ha vivido la apertura excepcional del paso fronterizo de Zouj Bghal, por “razón humanitaria encomiable”, como recogió el medio Le Site Info. En concreto, las autoridades acordaron la reapertura para permitir el traslado a Marruecos de tres nacionales alauís que se habían ahogado en aguas argelinas en su intento de cruzar el Mediterráneo. En esta línea, Hejira reconoce que su ciudad cuenta con un importante flujo migratorio, cuestión sobre la que “intentará trabajar con la ciudad de Málaga”.

La Carta de Málaga, por lo tanto, se configura como un nuevo foro destinado a la implementación de iniciativas que relancen la cooperación transfronteriza descentralizada entre España y Marruecos, en concreto, a través de la ciudad malacitana y de la treintena de localidades marroquíes presentes en la firma del documento el pasado 30 de septiembre.

Carta de Málaga

El coordinador de los programas de cooperación entre las ciudades de Málaga y Marruecos y experto en cooperación descentralizada, Nourdine Mouati, declaró que la Carta se fundamenta en cuatro puntos clave principales: “desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático”, “la valorización y la promoción del patrimonio”, “el desarrollo de las relaciones económicas entre Marruecos y España” y “la promoción de la buena gobernanza y el intercambio de experiencias entre las dos orillas del Mediterráneo”.

Pedro Marín, responsable del Observatorio del Medio Ambiente Urbano (OMAU), escenario de la firma, presentó, en este sentido, los seis postulados que vertebran la Carta: “medio ambiente y recursos naturales; la consecución de acuerdos internacionales relacionados con el cambio climático, a través de planes locales del clima; el desarrollo de las economías locales para fomentar el intercambio económico comercial, con especial énfasis en el sector turístico; la profundización del intercambio cultural y el fomento de la educación; el impulso a la inclusión social y a las políticas de igualdad de género; y, finalmente, el refuerzo de la cooperación para mejorar la eficiencia administrativa, la transparencia y la calidad del empleado público”.

Carta de Málaga

El objetivo, entonces, no es otro que el de “crear en el mar de Alborán, entre la orilla norte y sur del Mediterráneo, un espacio singular en el mundo”, en palabras del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. Y Atalayar, como puente de comunicación, información y entendimiento entre culturas, contribuirá a dicha meta.
 

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