Berlín ha optado por disolver una fundación financiada por Gazprom vinculada a Nord Stream 2 que, desde su creación, ha sido acusada de “falta de transparencia”

La fuerte (y problemática) dependencia de Alemania ante el gas ruso

REUTERS/DADO RUVIC - Logotipo de Nord Stream 2

En 1970, siguiendo la política Ostopolitik del canciller Willy Brandt que consistía en un acercamiento entre Alemania Occidental y los países del Este de Europa, Bonn, entonces capital de la RFA (República Federal de Alemania), llegó a un acuerdo histórico con Moscú. A través de este tratado, firmado por los ministros de Comercio de ambos países, Nikolai S. Patolichev y Karl Schiller, la RFA y la Unión Soviética se comprometieron a cooperar en el sector energético, en concreto, en el flujo de gas natural ruso.

Bonn acordó extender el gasoducto Transgas con 1,2 millones de tuberías, mientras que Moscú se comprometía a enviar gas al país durante un periodo de 20 años a partir de 1973. The New York Times calificó entonces este tratado como “uno de los mayores acuerdos comerciales entre los dos países”. El periódico estadounidense no se equivocaba, ya que con esa reunión en la ciudad alemana de Essen comenzaban a florecer los fuertes lazos económicos y comerciales entre ambos países que se mantienen hoy en día.

Mapa de Europa que muestra la red de gasoductos, incluido el Nord Stream 2 AFP/AFP

No obstante, estos vínculos no están exentos de polémica. Ya durante la Guerra Fría, el entonces presidente estadounidense, John F. Kennedy, impuso un embargo sobre el oleoducto Druzhba que llevaba gas desde la ciudad rusa de Samara hasta Europa. Washington presionó a sus aliados, especialmente a Bonn, para que se unieran a este bloqueo. A pesar de los intentos de Kennedy, esta tubería comenzó a operar en 1964. Ronald Reagan fue otro mandatario estadounidense que instó a Alemania a rebajar la dependencia hacia el gas ruso en la década de 1980, ya que, durante la crisis de petróleo de 1973, Bonn comenzó a priorizar el gas como fuente de energía.

Esta preocupación estadounidense ante la dependencia europea del gas ruso se mantiene en la actualidad. El anterior presidente americano, Donald Trump, situó al polémico gasoducto Nord Stream 2 en el centro de la controversia, provocando incluso tensiones con Gobierno alemán de Angela Merkel. Su sucesor, Joe Biden, decidió permitir la finalización del gasoducto en julio de 2021. Sin embargo, desde que Rusia comenzó a desplegar tropas en la frontera ucraniana a finales del año pasado, Washington volvió a colocar de nuevo a Nord Stream 2 en el ojo del huracán.

Las dos salidas de tubería en tierra del gasoducto del Mar Báltico Nord Stream 2 en las instalaciones de aterrizaje en Lubmin, Alemania REUTERS/HANNIBAL HANSCHKE

Este gasoducto no solo crea discordia a nivel internacional, sino que también enfrenta a Alemania internamente. Actualmente, el proceso de aprobación del proyecto está paralizado debido a la invasión rusa de Ucrania. No obstante, antes de la agresión militar de Moscú, cuando las tensiones entre la OTAN y Rusia aumentaban cada día debido a la presencia de tropas rusas en la frontera ucraniana, había miembros del Gobierno de Olaf Scholz que pedían separar los problemas políticos con el gasoducto. “No deberíamos arrastrar el Nord Stream 2 a este conflicto”, declaró Christine Lambrecht, ministra alemana de Defensa a mediados del mes de enero.

Aunque, sin duda, la presidenta del estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Manuela Schwesig ha sido unas de las figuras más partidarias del gasoducto dentro de Alemania. Nord Stream 2 proporcionaría beneficios económicos a la región ya que la tubería finaliza ahí. Por este motivo, tal y como aseguró Schwesig en enero del año pasado, “aquellos que están tratando de detener el oleoducto están equivocados”. “Nadie que trabaje en el gasoducto está cometiendo un error”, añadió.

La primera ministra del estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Manuela Schwesig, a su llegada a una declaración previa a una reunión de la dirección del SPD en la sede del partido en Berlín, el 27 de septiembre de 2021 AFP/CHRISTOF STACH

No obstante, debido a los actuales acontecimientos en Ucrania, “a Schwesig no le queda más alternativa que secundar la política de sanciones del gobierno federal”, tal y como indica Sabine Kinkartz, periodista del medio alemán DW. A pesar de las medidas contra el gasoducto, Kinkartz afirma que “en secreto”, en Mecklemburgo se mantiene la esperanza de que algún día Nord Stream 2 pueda operar. “Nord Stream 2 sigue ahí. Congelado, pero listo para ser revivido. De este modo, el socialdemócrata Scholz evita también disgustos con su propio partido”, añade.

Por el momento, Schwesig ha buscado desligarse de Moscú y las empresas rusas, defendiendo que “nunca” ha mantenido una conversación con el presidente ruso Vladimir Putin. Por otro lado, la política ha emprendido acciones legales contra el diputado de la Unión Democrática Cristina (CDU), Christoph Ploß. El parlamentario aseguró que Schwesig había declarado respecto a Ucrania que las violaciones del derecho internacional no le interesaban, sino que, para ella, “lo principal es que Nord Stream 2 se ponga en funcionamiento”. Tales declaraciones han sido negadas por la presidenta de Mecklemburgo-Pomerania Occidental.

El logotipo de Gazprom junta a la bandera rusa REUTERS/DADO RUVIC

Incluso Andrij Melnyk, embajador ucraniano en Berlín, ha respondido con la frase “la hipocresía apesta” a un tweet de Schwesig donde expresaba su solidaridad con Ucrania.

Siguiendo con el empeño de alejarse del gasoducto ruso-alemán, Schwesig también ha disuelto la Fundación Clima y Protección del Medioambiente Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Esta institución, financiada por Gazprom y creada para apoyar la construcción de Nord Stream 2, ha sido criticada por ocultar algunas de sus actividades y sus patrocinadores rusos.

Activistas del movimiento de protección medioambiental y climática "Viernes por el Futuro" sostienen una pancarta en la que se lee "¿Gasoducto hacia la crisis? No con nosotros" mientras se manifiestan contra el gasoducto NordStream 2 y las infraestructuras relacionadas con el gas el 12 de enero de 2021 frente a la sede del partido socialdemócrata SPD en Berlín AFP/ODD ANDERSEN

“La Fundación para la Protección del Medio Ambiente y el Clima de Mecklemburgo-Pomerania Occidental continúa omitiendo sus vínculos con la compañía de gas estatal rusa Gazprom en su entrada en el Transparenzregister, el registro de propiedad real de empresas de Alemania”, denunció en febrero Transparency Internacional. Por otro lado, Stephan K. Ohme, experto financiero de la organización de transparencia en Alemania, indica que la fundación oculta “su verdadero control y estructura de propiedad, probablemente en violación de la Directiva contra el lavado de dinero de la UE y la ley alemana”.

El ex canciller alemán y jefe del consejo de administración del Nord Stream 2, Gerhard Schroder, en primer plano, espera el inicio de una audiencia en la Comisión de Economía del Bundestag sobre el proyecto de gasoducto Nord Stream 2 en Berlín, Alemania, el 1 de julio de 2020 AP/KAY NIETFELD

Sin embargo, Schwesig no ha sido la única autoridad política criticada por sus relaciones con Moscú. El excanciller Gerhard Schröder se encuentra en una situación similar. El socialdemócrata preside el consejo de administración del gasoducto Nord Stream y el consejo de vigilancia de la petrolera rusa Rosneft. Además, está nominado para ingresar en el del gigante ruso Gazprom.

El presidente ruso Vladímir Putin y el excanciller alemán Gerhard Schroeder, presidente del comité de accionistas de Nord Stream AG, asisten al Foro Internacional de la Semana de la Energía en Moscú, Rusia, el 2 de octubre de 2019 KREMLIN/ALEXEI NIKOLSKY via REUTERS

Debido a sus estrechos lazos con Rusia y su conocida amistad con Putin, diez líderes del Partido Demócrata han instado al excanciller que rompa esos vínculos. “Tú decides, querido Gerhard, si quieres seguir siendo un socialdemócrata respetado”, señalan en la carta firmada por los políticos, tal y como recoge EFE.

Los lazos con Rusia en Alemania van más allá de la política o la economía e incluso se extienden al deporte. El equipo de fútbol alemán, el Schalke 04 ha roto su contrato con el gigante ruso Gazprom tras la ofensiva sobre Ucrania. El tratado con Gazprom estaba vigente hasta 2025 y garantizaba al club 9 millones de euros al año.

Las banderas del principal patrocinador del club de fútbol de la segunda división alemana, el FC Schalke 04, la empresa rusa de gas Gazprom, ondean al viento en el estadio Veltins-Arena de Gelsenkirchen AFP/INA FASSBENDER
Borrell: “Corten el gas de sus casas”

La guerra en Ucrania ha obligado a Alemania a replantearse su suministro energético. Asimismo, ha puesto de manifiesto el problema que supone en Europa depender del gas ruso en este momento, cuando Estados Unidos ha prohibido las importaciones de gas y petróleo de Rusia mientras presiona a sus socios europeos a seguir sus pasos.

Un hombre sostiene una pancarta que representa al presidente ruso Vladimir Putin y a la canciller alemana Angela Merkel sonriendo, y el gasoducto Nord Stream 2, durante una manifestación frente a la embajada alemana en Kiev, el 11 de abril de 2019 AP/SERGEY SUPINSKY

Bruselas, por lo pronto, no ha decidido tomar la misma decisión, aunque si han pedido a los europeos “disminuir la dependencia de quien ataca Ucrania”. “Corten el gas en sus casas. Comprometámonos más en una defensa colectiva”, instó Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea.

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