En medio de la peor crisis financiera del país, UGTT asegura que la huelga va a continuar y convoca otras jornadas de paro para los días 25 y 26 de enero

La huelga de transporte paraliza Túnez

photo_camera AFP/FETHI BELAID - Los tunecinos izan banderas nacionales durante una manifestación

Primera manifestación de descontento social en los primeros días del año en Túnez. La huelga convocada por la poderosa central sindical UGTT ha sacado a la calle a los trabajadores de la empresa estatal de transporte público, Transtu, para exigir el pago de los salarios y las bonificaciones de fin de año.

Al borde de la quiebra, cientos de manifestantes y trabajadores de este sector se han concentrado frente al Ministerio de Hacienda a la espera de una respuesta por parte del Gobierno de Kais Saied. Una solución que llevan esperando desde noviembre, cuando suspendieron otra huelga por un acuerdo alcanzado que, como denuncian los trabajadores de Transtu, no ha cumplido el Ejecutivo. “La situación financiera de la empresa es realmente difícil”, decía el portavoz de la empresa estatal de transporte, Hayat Chamtouri.

Por el momento se espera que la huelga continúe hasta que “se cumplan las demandas de los empleados de la empresa”, tal y como asegura el secretario general de la federación de transporte afiliada a UGTT, Wajih al-Zaidi. “Los empleados tienen obligaciones y algunos no pueden pagar sus préstamos”, denunciaba.

Como consecuencia de este paro el tráfico de metro y autobús se ha paralizado en la capital tunecina durante toda la jornada. Algo que ha denunciado el Ministerio de Transporte que aludía a que la huelga había interrumpido “el funcionamiento de los servicios públicos y los intereses de los ciudadanos”.

En todo caso, estas manifestaciones cumplen con la amenaza que proyectó UGTT al Ejecutivo de Kais Saied de “ocupar las calles” cuando rechazó los nuevos presupuestos del Gobierno. Tanto es así que la central sindical ha convocado más jornadas de huelga para el transporte aéreo, terrestre y marítimo para los días 25 y 26 de enero para protestar como lo que han considerado desde UGTT “la marginación de las empresas públicas por parte del Gobierno”.

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La respuesta del Gobierno a esta huelga ha sido la ampliación del estado de emergencia en el país hasta el 30 de enero como un paso preventivo para evitar protestas aleatorias. Esta excepcionalidad otorga al Ministerio del Interior la potestad de prohibir reuniones o declarar toques de queda. Sin embargo, el problema financiero va a seguir presionando al país.

Túnez registra su peor crisis financiera con una deuda superior al 100% del Producto Interior Bruto (PIB). La única alternativa que cuenta el Gobierno para salir de esta situación es un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), del que espera obtener un crédito de 1.800 millones de dólares, el tercer préstamo en la última década. Para ello, el Ejecutivo de Kais Saied tendrá que llevar a cabo políticas especialmente delicadas, como la reestructuración de empresas públicas, la congelación de los salarios y los recortes en los subsidios de productos energéticos y alimentarios.

El propio ministro de Economía, Samir Saied, proyectaba que este año 2023 iba a ser especialmente difícil y que la tasa de inflación podría superar el 10%. Frente a esta situación, el secretario general de la UGTT, Noueddine Taboubi, ha asegurado que la sindical presentará una iniciativa “para salvar al país del colapso con los componentes de la sociedad civil, de forma independiente y alejada de las tensiones políticas”.

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Esta mención a la política no queda lejos de la realidad de Túnez. El descontento de la población se ha reflejado en una altísima abstención que se ha registrado en las dos últimas consultas a la población: el referéndum para la aprobación de la Constitución redactada unilateralmente por el presidente Kais Saied, con un 70% de abstención, y las elecciones legislativas, que registraron tan solo un 11% de participación. Es el reflejo del descontento de la, cada vez más, concentración de poder en manos del presidente Saied.

Ante esta situación el Gobierno planea celebrar una segunda vuelta de las elecciones legislativas para la primera semana de febrero, mientras que UGTT insta al Ejecutivo a que participe en un diálogo “serio” para encontrar solución a la grave crisis que atraviesa Túnez. 

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