La inflación en Turquía se dispara y 25 bancos pasan a calificación “-B”
Fitch Ratings, la agencia internacional de calificación crediticia internacional, acaba de presentar un nuevo informe donde augura un futuro económico para Turquía bastante negativo. El país se enfrenta a grandes retos para resolver los problemas de inflación, incertidumbre política y riesgos externos y, por ellos, ha visto rebajada la calificación de 25 bancos turcos, pasando de tener “B” a “-B”.
Estos bancos afectados son: Akbank Arap Turk Bankasi, Anadolubank Denizbank, Fibabanka Anonim Sirketi, ING Bank, Kuveyt Turk Katilim Bankasi, Odea Bank, Turkland Bank y QNB Finansbank, entre otros.
La agencia ha revisado la calificación crediticia de estas entidades y asegura que su perspectiva económica a largo plazo es bastante negativa. La organización afirma que los problemas del país siguen golpeando duramente a su sistema económico. Asimismo, también han reducido la calificación de emisores en moneda local a largo plazo de los prestamistas por incumplimiento.
The National News destaca que Fitch ha colocado la situación económica de Turquía en “una espiral de inflación” que está obligando a que el Banco Central de la nación y el Gobierno tengan que tomar muchos riesgos macroeconómicos y externos. La nueva calificación de sus instituciones financieras se encuentra a cinco niveles por debajo del grado de inversión y Fitch asegura que existe un riesgo en el pago bastante importante. Además, con la nota obtenida, a Turquía se le dificulta el acceso a los mercados de capitales y a la obtención de financiación, por lo que su situación se agrava cada vez más.
La inflación del país se encuentra en su punto más alto en 24 años de historia. Solo en 1998 la deuda se situó en un nivel tan alto. Según los datos proporcionados por el Instituto de Estadística turco, esta se sitúa en un 78,62%, una cifra muy alta y preocupante. Desde diciembre, la inflación ha aumentado preocupantemente.
La inflación en la nación está creciendo por el aumento de los precios de los combustibles y de las energías, así como por la obtención de materias primas. Según la agencia, los precios de producción han crecido un 138% anual solo en junio y los de los alimentos se han disparado hasta casi un 94%, haciendo que el país este cada vez más pobre y necesitado de recursos.
A esto se le une que la moneda turca, la lira turca, está en una continua depreciación que contribuye más al aumento de los costes. Los datos confirman que la moneda de Turquía ya ha perdido el 44% de su valor frente al dólar solo el año pasado. Y este año va por el mismo camino, ya que las cifras actualizadas sitúan a la lira un 20% menos de su valor en comparación con el dólar.
Se prevé que Turquía termine este 2022 con una inflación anual promedio del 71,4%. Este dato sitúa al país mediterráneo en el puesto más alto de la inflación internacional para cualquiera de los que la agencia se dedica a calificar.
“Esto refleja nuestra opinión de que el riesgo de una intervención [gubernamental] que impida a los bancos cumplir con sus obligaciones en moneda extranjera sigue siendo mayor que el de un impago soberano”, señala Fitch.
Al existir un entorno operativo muy debilitado, la agencia prevé que Turquía requiera de una intervención del Gobierno en el sistema bancario para salvar la situación. Pero todo se sigue complicando, ya que los bancos comerciales de propiedad estatal ya no tienen la capacidad de actuar porque tienen muchas limitaciones para proporcionar apoyo en moneda extranjera.
Fitch pronostica que los bancos turcos se van a tener que someter a una refinanciación y a una liquidez en moneda extranjera. Estos tendrán que empezar este proceso pronto si la situación no mejora, ya que tienen mucha dependencia de la financiación mayorista externa y de los movimientos del dólar.
