El organismo ha apoyado la propuesta hecha en El Cairo para buscar una solución a la guerra libia

La Liga Árabe deslegitima la intervención de Turquía en Libia

photo_camera AFP/HO/LIGA ÁRABE - El secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit, presidiendo una reunión virtual urgente de ministros de Asuntos Exteriores sobre Libia a petición de Egipto

La Liga Árabe manifestó su profunda oposición a la injerencia de Turquía en el conflicto armado que afecta a Libia y que enfrenta al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés), dirigido por el primer ministro Fayez Sarraj, y al Ejército Nacional libio (LNA, por sus siglas en inglés), comandado por el mariscal Jalifa Haftar. El organismo que aglutina a las diferentes naciones árabes criticó duramente la intromisión turca y su utilización de mercenarios a sueldo provenientes de Siria y relacionados con grupos próximos al terrorismo yihadista. 

El pronunciamiento de la Liga Árabe llegó tras una reunión telemática de los ministros de Asuntos Exteriores de los países miembros materializada este martes y dejó claro que debe cesar la intervención extranjera en un conflicto que se ha internacionalizado ya que hay muchas naciones participando sobre el terreno en apoyo a ambos bandos.

El GNA, radicado en la capital de Trípoli y reconocido internacionalmente por la Organización de Naciones Unidas (ONU) desde 2016, recibe el sustento de Turquía, Qatar e Italia; mientras, el LNA, que actúa en alianza con el otro Ejecutivo oriental de Tobruk, recibe el soporte de Rusia, Francia, Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU).

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en una rueda de prensa tras una reunión del gabinete, en Ankara, el 9 de junio de 2020

En este sentido, el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit, presidió el encuentro y expresó la "profunda preocupación y condena" por la creciente "internacionalización" del conflicto libio debido a las intervenciones militares extranjeras, las violaciones del embargo de armas y el "reclutamiento sistemático de mercenarios".

En una reunión extraordinaria por videoconferencia de los ministros de Exteriores del organismo, realizada a petición de Egipto, Aboul Gheit denunció que todos esos elementos han convertido a Libia en "una arena por excelencia para la intervención extranjera". Debido a esto, el secretario general condenó "todas las formas de intervención militar extranjera en ese país árabe" y recordó que las resoluciones de la Liga Árabe son claras en este sentido. Además, advirtió de que "cualquier acuerdo de alto el fuego no tendrá éxito ni perdurará por mucho tiempo a menos que vaya acompañado de la salida de los mercenarios y los combatientes extranjeros" de Libia, así como del desmantelamiento de las milicias armadas y un mecanismo que evite nuevas intervenciones militares. Todo ello en clara alusión a las milicias pro-turcas procedentes de Siria enviadas por la nación presidida por Recep Tayyip Erdogan; las cuales albergan lazos con formaciones terroristas como Daesh o Al-Qaeda, como han publicado diversos medios; y, también, en referencia a compañías privadas militares como el Grupo Wagner, que actúa en el país norteafricano al servicio de la Rusia de Vladimir Putin. 

Las diversas potencias extranjeras intervinientes en Libia tratan de ganar posiciones en una zona muy interesante por sus recursos petrolíferos y por su posición geoestratégica en el Mediterráneo. En esta línea, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan lleva meses protagonizando una campaña internacional para posicionarse en el arco mediterráneo y obtener beneficios económicos a través de la explotación de recursos gasistas y petrolíferos. Prueba de ello fue el acuerdo que rubricó a finales de 2019 con el primer ministro del GNA, Fayez Sarraj, por virtud del cual le otorgaba asistencia militar en la guerra civil libia, con presencia del Ejército de la nación euroasiática y de los citados mercenarios a sueldo, y por el que también se sellaba un pacto para el reparto de zonas económicas exclusivas, que entran en conflicto con las fronteras marítimas de países como Grecia y Chipre, que emitieron la pertinente denuncia sobre este asunto ante la comunidad internacional. 

Al término del encuentro virtual, los ministros de Exteriores árabes emitieron un comunicado en el que destacaron "la necesidad de prevenir y rechazar las intervenciones externas de cualquier tipo que faciliten el movimiento de combatientes extremistas terroristas extranjeros a Libia". Asimismo, apuntaron que la ONU y la comunidad internacional son los encargados de "obligar a todos los actores a retirar a los mercenarios de todos los territorios libios", además de "trabajar para unificar las instituciones militares y de seguridad" de ese país y desmantelar y desarmar a las milicias. Los ministros de Exteriores dieron la bienvenida a "todas las iniciativas y esfuerzos internacionales y de los países vecinos que buscan detener las operaciones militares y reanudar el proceso político en Libia", incluida la reciente declaración de El Cairo. A principios de junio, el presidente de Egipto, Abdel Fattah al-Sisi, presentó una iniciativa de paz en la capital egipcia, en presencia del mariscal Jalifa Haftar y del presidente del Parlamento de Tobruk, Aguila Saleh, para un alto el fuego inmediato en Libia. Del cual el GNA de Sarraj se desmarcó rechazando cesar las hostilidades con las huestes de Haftar.

El presidente de Egipto, Abdel Fattah al-Sisi

Este sábado pasado, el propio Al-Sisi advirtió sobre una intervención militar de sus Fuerzas Armadas en Libia con “legitimidad internacional” conforme a la Carta de Naciones Unidas, en base al derecho a la autodefensa de los Estados, si veía amenazada la integridad del país norteafricano por el choque bélico en Libia; pero el propio Gobierno egipcio aclaró que la opción diplomática sigue siendo la prioritaria.

Egipto y la gran mayoría de países árabes perciben como una amenaza la intervención militar directa de Ankara a favor del Gobierno de Trípoli, con el envío de miles de combatientes reclutados en Siria para luchar junto a las fuerzas de este bando, apoyado por el músculo financiero de Qatar. Precisamente, la monarquía del Golfo dirigida por el emir Tamim bin Hamad al-Thani también sufre un fuerte enfrentamiento contra las principales naciones de la región de Oriente Medio desde que en 2017 la alianza formada por Arabia Saudí, Emiratos, Bahréin y Egipto le impusiese un bloqueo político y económico tras acusar al Estado qatarí de sustentar el terrorismo transfronterizo.

El emir de Qatar Tamim bin Hamad al-Thani

Este embargo supuso un golpe financiero fuerte para Qatar, que recurrió a buscar nuevos aliados en el plano internacional, como son en este caso Turquía y la República Islámica de Irán. El régimen de los ayatolás también es visto por la práctica totalidad de la esfera árabe y por gran parte de la comunidad internacional como un elemento distorsionador que amenaza la seguridad y la estabilidad en Oriente Medio al intervenir en asuntos internos de países como Líbano, Siria, Irak o Yemen a través de grupos chiíes radicados en estas naciones. Aquí subyace el fuerte enfrentamiento existente entre la rama chií del islam patrocinada por los persas y la suní, de la cual es principal estandarte el reino saudí, gran rival de los iraníes en la región. 

Tras el anuncio hecho por Al-Sisi sobre una posible intervención militar egipcia, el propio presidente del Parlamento oriental de Tobruk ligado al LNA, Aguila Saleh, señaló que la población libia pide a El Cairo que intervenga con su Ejército si las necesidades de mantener la seguridad nacional de su país y Egipto lo requieren. En una entrevista con la agencia oficial de noticias egipcia, Saleh agregó que, en caso de penetración en la ciudad de Sirte por parte de las milicias y mercenarios del presidente turco Erdogan, se solicitará la intervención de las Fuerzas Armadas egipcias para apoyar al Ejército libio. En esta línea, Abdel Fattah al-Sisi marcó como líneas rojas las ciudades de Sirte y Al-Jafra, enclaves intocables que deben ser respetados porque si no es así se puede desencadenar la actuación del Ejército egipcio. 

El mariscal del LNA libio Jalifa Haftar

Las decisiones de los ministros de Asuntos Exteriores árabes sobre la situación en Libia constituyeron, por lo tanto, una alineación árabe contra las disposiciones del régimen turco y su presidente Recep Tayyip Erdogan, en una medida descrita por expertos egipcios como "deslegitimadora de la intervención turca en Libia". 

Varios analistas internacionales han indicado que esta declaración de la Liga Árabe es de gran relevancia por cómo la intromisión en Libia está suponiendo un grave desafío para Oriente Medio y el norte de África. 

El analista Abdel Kader, editor jefe de la Revista de Asuntos Turcos, señaló que "las decisiones de los ministros de Asuntos Exteriores árabes confunden al régimen turco y lo deslegitiman”, como recogió el medio Al-Ain News. "Por supuesto, Erdogan estaba tratando de cambiar los hechos como hizo en Siria e Irak. Quería usar el mismo enfoque, que es explotar el conflicto interno para encontrar un punto de apoyo en el escenario de Libia”, indicó el experto.

Fayez Sarraj, primer ministro del GNA libio

También enfatizó que "Erdogan pensó que podría confundir la escena en el Medio Oriente y lograr su ambición de controlar los recursos de petróleo y gas, ya sea dentro de las fronteras libias o fuera de la costa libia, así como el apoyo y la movilización de grupos terroristas y transportarlos de Siria a Libia para amenazar a los países vecinos, especialmente Egipto", explicó, pero también dejó claro que el máximo mandatario otomano se sorprendió por una alineación árabe que se contrapone a sus aspiraciones en la región mientras sufre una disminución notable en la popularidad de su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco), que está perdiendo terreno político ante la oposición, sobre todo, a raíz de los malos resultados electorales de los comicios locales de 2019, en los que perdió el poder en ciudades clave como Estambul y Ankara. 
 

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