Moscú pasa de ser un socio potencial a una amenaza existencial para la organización transatlántica tras la invasión de Ucrania

La OTAN define a Rusia como “la amenaza más importante y directa” para la Alianza en el nuevo Concepto Estratégico

PHOTO/NATO SUMMIT - El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reciben en IFEMA al presidente de Estados Unidos, Joe Biden

IFEMA - Los aliados de la OTAN sellaron en Madrid el nuevo Concepto Estratégico de la organización, que guiará la acción de la Alianza Atlántica para los próximos 10 años. El documento, publicado este miércoles al término de la primera reunión a nivel de jefes de Estado y de Gobierno, en el que ha intervenido el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, enumera los desafíos a la seguridad y reconoce a la Rusia de Vladímir Putin como la amenaza principal de la organización. La última vez, Moscú era definido como un “socio potencial”, pero la invasión de Ucrania ha condicionado de partida la redacción del texto.

El Concepto Estratégico es un documento que recoge los “valores y propósitos de la OTAN y proporciona una evaluación colectiva del entorno de seguridad”, según detalla la propia Alianza. Desde el final de la Guerra Fría, ha sido objeto de varias actualizaciones a 10 años vista, aproximadamente, con el objetivo de calibrar el contexto global y esbozar una hoja de ruta definida en las áreas de disuasión y defensa, prevención y gestión de crisis, y seguridad cooperativa. Aunque los socios priorizan la disuasión, como ha quedado demostrado con el ambicioso refuerzo militar del Flanco Este.

Han hecho falta más de 10 meses, decenas de borradores y debates para cerrar un documento de 11 folios que sustituye al aprobado en 2010 en la Cumbre de Lisboa. 12 años después, el escenario geopolítico es completamente distinto, aunque la organización transatlántica dice haber tenido en cuenta algunos detalles del último Concepto Estratégico “que siguen siendo relevantes”. La OTAN, sin embargo, pone el foco en esta ocasión en Rusia, el terrorismo y los conflictos en las regiones de Oriente Medio, el Magreb y el Sahel.

La Cumbre de la OTAN en Madrid coincide con un momento definitorio del orden internacional emergente. La guerra en Ucrania ha provocado que el encuentro en la capital de España sea un nuevo “punto de inflexión” para la Alianza Atlántica, como lo fue la última cita en Madrid de 1997. Entonces se aprobó una nueva ampliación hacia el este que se hizo efectiva dos años después y dio cabida a países que habían formado parte del Pacto de Varsovia. Ahora, la Alianza se extiende hacia el norte y ampliará su frontera con Rusia en 1.300 km.

Jens Stoltenberg

Está previsto que la firma de los Protocolos de Adhesión con Suecia y Finlandia se celebre el próximo 5 de julio en Bruselas. Después, los 30 Parlamentos nacionales deberán aprobar el ingreso de los países nórdicos y, por último, depositar en el Departamento de Estado de Estados Unidos los documentos de ingreso. El objetivo de los socios es “acelerar todo lo posible” los trámites, según trasladan fuentes de Moncloa.

Dotado de un prefacio y cuatro apartados, el nuevo Concepto Estratégico expone en apenas medio centenar de puntos su diagnóstico del escenario global y recoge algunas de las claves que van a marcar su acción en los próximos años. En primer lugar, define a Rusia como “la amenaza más importante y directa para la seguridad de los Aliados y para la paz y la estabilidad en la zona euroatlántica” con su agresión y utilización de medios convencionales, cibernéticos e híbridos, pero deja claro que la OTAN “no busca la confrontación y no supone ninguna amenaza” para Moscú.

El terrorismo vuelve al primer plano más de dos décadas después del 11-S considerado esta vez como la “amenaza asimétrica más directa para la seguridad de nuestros ciudadanos y para la paz y la prosperidad internacionales”. Los aliados coinciden en que los grupos terroristas han mejorado sus capacidades. “Los grupos armados no estatales, incluidas las redes terroristas transnacionales y los actores apoyados por el Estado, siguen aprovechando los conflictos y la debilidad de la gobernanza para reclutar, movilizar y ampliar su posición”, recoge el Concepto Estratégico en alusión al Sahel, una región conflictiva que se cuela por primera vez entre los objetivos de la Alianza.

China es otro de los puntos principales del documento estratégico, aunque sobre este asunto han quedado reflejadas en el texto las discrepancias en el seno de la Alianza. Estados Unidos ha presionado hasta el último minuto para mostrar una mayor beligerancia contra el gigante asiático en un contexto de disputa por la hegemonía global: “[La República Popular China] utiliza su influencia económica para crear dependencias estratégicas y aumentar su influencia. Se esfuerza por subvertir el orden internacional basado en normas, incluso en los ámbitos espacial, cibernético y marítimo”.

Zelenski OTAN Biden

“La profundización de la asociación estratégica entre la República Popular China y la Federación Rusa y sus intentos, que se refuerzan mutuamente, de socavar el orden internacional basado en normas son contrarios a nuestros valores e intereses”, traslada el nuevo Concepto Estratégico, aunque matiza en el siguiente punto que los socios siguen “abiertos a un compromiso constructivo” con Pekín. Desde Moncloa aseguran que China no entra como una amenaza, sino como un desafío en el que se busca la cooperación. España coincide en este caso con la Unión Europea, que ha contado con representación en la Cumbre, porque “no interpreta un alineamiento entre Moscú y Pekín”.

Integridad territorial

España ha visto cumplidas sus demandas en el nuevo Concepto Estratégico, según fuentes del Gobierno. La visión 360º y el refuerzo del Flanco Sur, contemplado en el documento con la referencia del Norte de África y el Sahel, satisface las preocupaciones con las que llegaba España a la Cumbre. En concreto, Moncloa saca músculo por haber introducido la enmienda de la “integridad territorial”, un concepto que se menciona hasta en cuatro ocasiones, pero que no alude a ningún territorio determinado en el texto.

“No podemos descartar la posibilidad de un ataque contra la soberanía y la integridad territorial de los aliados. Aunque la OTAN es una Alianza defensiva, nadie debe dudar de nuestra fuerza y determinación para defender cada centímetro de territorio aliado, preservar la soberanía e integridad territorial de todos los Aliados y prevalecer ante cualquier agresor”, señalan los socios en el documento estratégico.

El Ejecutivo dice no tener dudas de que la integridad territorial de España está garantizada y cubierta por el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, aunque no hay mención expresa a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla ni apartados que dejen atrás la ambigüedad característica en esta materia, lo que induce a pensar que prevalecerá en cualquier escenario la voluntad política.

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