La situación en la región un año después de los Acuerdos de Abraham

Los acuerdos de Abraham cumplen un año desde su firma oficial realizada en la Casa Blanca. Un año después, los acercamientos de Israel han sido más que evidentes con la apertura de su embajada en Emiratos Árabes, además de llevar un importante programa comercial con el país del Golfo que ha catapultado las relaciones económicas entre ambos países.

A su vez, estos acuerdos han allanado el terreno en su acercamiento con Marruecos lo que conseguido propiciar la cooperación comercial y la apertura de vuelos comerciales entre Tel Aviv con Rabat, Marrakech y Casablanca. En este contexto, el embajador y representante permanente de Marruecos, Omar Hilale, ha afirmado ante las Naciones Unidas que “para el Reino de Marruecos, esta alegre celebración es un compromiso para reforzar y ampliar los lazos fomentados por estos acuerdos históricos, y para acelerar la transformación positiva de la región, para aumentar la estabilidad, la seguridad y la prosperidad para nosotros y para las generaciones futuras”. 

“Nuestra región está cansada de la guerra. Nuestra región ha sufrido todo tipo de extremismos, terrorismo y rechazo al otro. Nuestra región necesita una paz real y calurosa. Necesitamos paz en nuestros corazones y mentes. Necesitamos la paz como objetivo estratégico y como horizonte para nosotros y también para las generaciones futuras” y es que lo que los acuerdos de Abraham han evidenciado ha sido la creación de un clima de entendimiento que apuesta por crear lazos comunes, sobre todo en materia de seguridad y en el ámbito comercial y financiero.

Por su parte, la embajadora de EE. UU. ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, señaló que en el espacio de un año se han logrado avances concretos a través de los Acuerdos de Abraham, asegurando que la administración Biden “quiere claramente basarse en este modelo y replicar su éxito”.

¿Qué éxitos se han conseguido en la región?, ¿los acuerdos son más que suficientes para alcanzar la paz en la zona?, los últimos acontecimientos vividos durante el último año evidencian que en materia comercial las relaciones son más fuertes que nunca. Aun así, los conflictos en la región siguen latentes y las tensiones entre Palestina e Israel han seguido a la orden del día, abriendo heridas nuevas entre los países árabes que mantienen estrechas relaciones con Israel y los que no como apoyo intrínseco a Palestina.

El 15 de septiembre Israel, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, bajo la presencia del ahora expresidente Donald Trump, formalizaron sus relaciones diplomáticas dando pie a un acontecimiento histórico: con la adhesión de Bahréin, cuatro Estados árabes reconocían el derecho de Israel a conformarse como un Estado, lo que se traduce en un genuino éxito diplomático.

A pesar de que los acuerdos diplomáticos se anunciaron el 13 de agosto, su firma se pospuso hasta el 15 de septiembre utilizando como escenario la Casa Blanca.  

Connotación pacífica alberga hasta el propio nombre de los acuerdos, ya que la elección de Abraham no es algo aleatorio. Del nombre de Abraham nace las líneas dinásticas del judaísmo debido a que al pueblo judío se le considera descendiente de Isaac. Por otra parte, para los musulmanes, Abraham hace referencia a la figura del “padre compasivo” y, además, parte de la misma línea sucesoria del judaísmo y de Jesús de Nazaret para los cristianos.

Sin embargo, a pesar de que los acuerdos significan el mero reconocimiento mutuo y la voluntad de comenzar a construir relaciones diplomáticas, las consecuencias de dicha alianza poco a poco han ido transformando la configuración regional de Oriente. 

En una primera instancia, los acuerdos abrahámicos culminaron la creación de una alianza regional para frenar la amenaza nuclear iraní en la zona y ha abierto la puerta para que Emiratos Árabes e Israel estableciesen un marco de cooperación en esta materia. Asimismo, esta primera alianza que ha conseguido crear un cerco contra el país del golfo pérsico, ha derivado en que Arabia Saudí, el principal aliado de Emiratos, haya respaldado esta coalición. Además, Bahréin depende en todos sus sectores del Reino saudí por lo que se estima que el Reino ha jugado un papel importante en la validación de los acuerdos, al menos desde la sombra.

Por otro lado, los acuerdos suponen un éxito diplomático por parte de Israel. Con el beneplácito de Emiratos y Bahréin, Israel era considerado como un Estado por dos países árabes, además de contar ya con el apoyo de Egipto y Jordania. La Hasbara, es decir, la estrategia israelí por explicar sus políticas exteriores al resto de países y fomentar la propia imagen de Israel, ha jugado un papel primordial y efectivo en su objetivo ya que ha conseguido el cese de hostilidades diplomáticas con los Estados anteriormente mencionados y ha supuesto un acercamiento árabe-israelí inédito en la región. 

Esta muestra de conciliación pudimos presenciarla con la inauguración de un consulado israelí en Emiratos Árabes. “Lo que inauguramos hoy no es sólo un consulado, sino también el centro de nuestra cooperación (…) este lugar simboliza nuestra capacidad de pensar juntos, de desarrollarnos juntos, de cambiar el mundo juntos”, afirmaba el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Yair Lapid. Aun así, en materia política tanto Israel como Emiratos continúan dando pasos de plomo con cautela, ya que una decisión mal tomada o ejecutada puede levantar tensiones que por el momento parecen adormecidas, al menos entre Israel y Emiratos.

Ejemplo de esto fue la escalada de tensión que se vivió el pasado mayo entre Israel y las milicias de Hamás. Ante la escalada del conflicto, Emiratos convocó de urgencia al Parlamento Árabe con el pretexto de “discutir” la situación que atravesaba Jerusalén ante los ataques a la mezquita de al-Aqsa, según informaron fuentes oficiales de Emiratos. Tras el cese de hostilidades, Egipto lideró la reconstrucción de la Franja de Gaza además de protagonizar la victoria diplomática entre Israel y Hamás. Sin embargo las relaciones con Israel no se vieron afectadas, dejando a un lado el conflicto palestino-israelí.

Además, el acuerdo accionó la cooperación comercial y ha fomentado las inversiones entre los países árabes e Israel. Por su parte, el importante desarrollo tecnológico israelí ha encontrado en la región del Golfo un mercado de exportaciones mientras que esta zona se ha presentado como un destino turístico interesante y llamativo para los israelíes. Junto a esto, hace unos meses conocíamos el programa conjunto entre Israel y Emiratos en una operación enfocada en transportar a viajeros turistas en las aerolíneas hebreo-árabes.

Cabe destacar que, desde la firma de los acuerdos, el volumen de exportaciones de productos y servicios israelíes ha superado la cifra de los 500 millones de dólares. Siguiendo las declaraciones de EFE del presidente del Instituto Israelí para la Exportación, Adiv Baruch, el mercado emiratí es “un oasis en el desierto” para los israelíes. 

En el aspecto financiero, durante los primeros meses, el Gobierno de Dubái afirmó que el comercio con Israel consiguió superar las 6.000 toneladas, lo que se traducía en un saldo de casi 200.000 millones de exportaciones. Así, los sectores protagonistas de estas relaciones comerciales han sido la tecnología alimentaria, equipamiento médico avanzado, ciberseguridad, agricultura, diamantes y tecnología financiera.

Por su parte, Sudán anunció ya en el 2020 su acuerdo de normalización con Israel, poniendo fin “al estado de beligerancia entre las dos naciones”, según anunció la Casa Blanca, comunicado que agregaba que las relaciones “contribuirán a la seguridad regional y habilitará nuevas oportunidades para los pueblos de Sudán, Israel, Oriente Medio y África”. 

Asimismo, Marruecos ha iniciado con Israel cierta cercanía en cooperación en materia de ciberseguridad, de investigación y desarrollo después del acuerdo político que supuso el reconocimiento de Estados Unidos sobre la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental. Además, anteriormente se llevaron a cabo propuestas consensuadas en materia militar y de guerra electrónica.

Sin embargo, es notorio que los problemas en la región continúan. En este aspecto, es complicado tratar de poner paz a una zona que ha estado viviendo continuos enfrentamientos, terrorismo e inestabilidad. Los acuerdos de Abraham han iniciado una nueva era que ya ha demostrado ser efectiva. Sin duda, estos primeros pasos allanan el camino de una desavenencia que lleva azotando a la región décadas. Al final, la vía diplomática es el medio más estable para alcanzar soluciones que tratan de unir una región altamente marcada por las diferencias y las consiguientes confrontaciones.