Los casos y fallecimientos aumentan de forma significativa en el continente por segunda semana consecutiva

La subvariante delta de la COVID-19 golpea a Europa

PHOTO/ARCHIVO - Una ambulancia traslada a un paciente de COVID-19 en París

Los virus mutan con frecuencia. Esto no es una novedad. Y que lo haga el SARS-CoV-2, causante de la pandemia, tampoco. De hecho, la COVID-19 ha entrado en varias fases genéticas o variantes, desde la alfa hasta la delta. Y ahora, una nueva modificación genética del virus golpea a varias regiones del globo, en especial al continente europeo, que observa en las últimas semanas un repunte de los contagios.

La variante delta se volvió dominante desde su aparición en India hace un año. Desde entonces, fue detectada en al menos 190 países y contribuyó de forma significativa al aumento de los contagios y hospitalizaciones, incluso en zonas con un elevado porcentaje de vacunación. Los expertos achacaron estas consecuencias a su alta capacidad infecciosa, que doblaba la virulencia de la cepa original, y a la distensión de las medidas de protección.

En las últimas semanas, han sido varios los países han descubierto una nueva subvariante delta, conocida científicamente como AY.4.2 y que podría ser, según los estudios preliminares, un 10% más infecciosa que la variante original. Esta ya está presente en países como Reino Unido o Rusia, dos de los más afectados en el contexto de acentuación de contagios y muertes.

OMS

Europa registra un aumento de casos por tercera semana consecutiva, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Al término de la semana pasada se contabilizaron un total de 1,3 millones de contagios en el continente, un crecimiento rayano al 7% con respecto de la primera semana de octubre. Unos datos que sitúan a Europa como la única región de las seis que integran la OMS en mantener el alza.

Entre los países europeos más golpeados se encuentran República Checa, Hungría y Polonia, con un aumento del 50% de los contagios durante los últimos siete días. Este último, en liza jurídica con la Unión Europea, ha contabilizado un nuevo máximo de casos diarios por segundo día consecutivo. Unos números que hicieron reaccionar el miércoles a Varsovia, cuando anunció la inminente imposición de “medidas drásticas” relacionadas con el uso de mascarilla y la distancia social.

Aunque destacan los casos de Rusia y Reino Unido, focos de la nueva subvariante. Tanto es así que el presidente Vladímir Putin impuso el miércoles un confinamiento de una semana que entrará en vigor a partir del 30 de octubre para los trabajadores, catalogando los días del 30 al 7 como “no laborables”, para frenar la expansión del virus. Sólo el 33% de la población ha completado la pauta de vacunación, unas cifras insuficientes a pesar de contar con su propia vacuna.

Putin

Vacuna que Rusia ha conseguido exportar a la Unión Europea a través de Hungría. La nación magiar, con quien Bruselas también mantiene un embate político de hondo calado, recibirá este año la tecnología requerida para producir la vacuna rusa Sputnik V, y sería el primer país en hacerlo de entre los Veintisiete a pesar de no haber sido aceptada aún por la comisión.

No obstante, Rusia registra más de 1.000 fallecidos diarios a causa de la COVID-19. Unos números que ponen de relieve el fracaso del Kremlin a la hora de gestionar la pandemia. Las voces críticas contra el presidente Putin señalan que la campaña de vacunación no ha sido coherente y una buena parte de la sociedad rusa desconfía del Gobierno. Algo similar ha ocurrido en países como Bielorrusia o Ucrania y otros países de Europa del Este, donde el escepticismo sigue vigente.

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