Microsoft pone a la venta dos nuevas consolas con características complementarias que confunden al comprador

La Xbox Series X no es el futuro

Atalayar_ Xbox

Microsoft es la única compañía que ha aguantado el pulso de las videoconsolas a Sony a lo largo de los años. A finales de 2020 pondrán en el mercado sus nuevas máquinas de entretenimiento. Tecnología punta al servicio de jugadores de todas las edades en todos los rincones del mundo. Xbox y PlayStation son al videojuego lo que Real Madrid y Barça al fútbol o Apple y Samsung a los móviles. Todos toman parte. Y pocos cambian de equipo. 

La Xbox Series X no es la Xbox One X. Las denominaciones están confundiendo a los compradores en las reservas y algunos están comprando la One X por error. Es verdad que es modelo anterior, pero fue la demostración de potencia en 4K de Microsoft mientras Sony era incapaz de hacer frente a una resolución tan potente. Su jugada fue la de engañar al ojo con un 4K en HDR y que la publicidad hiciera el resto. 

Los rumores sobre la nueva máquina de la multinacional norteamericana se desataron durante los meses de confinamiento. En septiembre conocimos que Microsoft ponía sobre la mesa la famosa doble vía de venta. Un modelo caro al que no accede todo el mundo y otro más barato para que nadie se quede atrás y subir al carro a los indecisos. La Series X tendrá un precio de salida de 499 euros y la Series S, de 299 euros. El problema no son los 200 euros de diferencia. El gran perjuicio para el usuario son las características que presentan una y otra. Especificaciones importantes que piden a gritos un modelo que una lo mejor de las dos. 

La Series S pesa 2 kilos y es más pequeña que la Series X que pesa casi 5 kilos. Primera diferencia importante. Sony ha sido el hazmerreir en plena etapa de rumorología porque su PlayStation 5 era fea y enorme. El usuario no quiere trastos grandes en casas pequeñas. Algo a lo que no vamos a prestar atención en los próximos años es mejor que sea pequeño. 

La diferencia más importante es la ranura para los juegos que tiene la Series X y que no lleva la Series S. El modelo barato esta pensado para un futuro sin soporte físico y el modelo caro tiene que alargar la vida de los últimos años de videojuegos en los que el “gamer” ha gastado una media de 60 euros. Pasará lo mismo que con el puerto de auriculares del móvil. Parecía un crimen prescindir de él y ahora nadie lo echa de menos. Los CD de videojuegos (en realidad, son BlueRay) están en peligro de extinción porque las plataformas ya ofrecen el título, una prueba y un descuento en apenas 20 minutos. Sin moverte de casa. 

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En la calidad del video es donde Microsoft ha querido marcar diferencias. Quizá, sea el único apartado donde se aprecian esos 200 euros. La Series X hace buenos los 499 euros con 4K real y 8K en HDR, es decir, estira el 4K hasta convertirlo en 8K. Un poco justo pero suficiente para llegar primero al mundo de la altísima definición. La Series S se queda en un 2K un poco pobre, aunque anuncia que podrá reescalar los juegos a 4K. Por cierto, las dos nuevas consolas tiran por tierra cualquier televisión que no llegue a 4K y que vayan ahorrando los propietarios de las primeras Full HD porque sus teles no tienen futuro más allá de la TDT. 

Una consola pequeña y sin ranura de juegos, pero con las propiedades de la Xbox Series X es el modelo perfecto que Microsoft no ha querido o no ha podido sacar a la venta. Es evidente que la Series X es un diamante para los jugones. Potencia por todos los poros y un ventilador silencioso que evitará discusiones nocturnas por el ruido. 

La retrocompabilidad de juegos es algo que tenía preocupado al personal. ¿Qué va a pasar con mi biblioteca de títulos de hace 10 años hasta hoy? Microsoft ha inventado el Smart Delivery, un código que hará que cada videojuego se adapte automáticamente a la consola en el que se ejecuta. Mejor rendimiento, gráficos, colores, 4K, 8K, 2K… dependiendo del momento y del modelo. Además, mejorará los juegos anteriores con imágenes más fluidas. La Series S hará algo parecido, pero con los títulos online de la biblioteca del usuario. 

A todo esto, se une el Game Pass, una tarifa plana con gran cantidad de juegos a una descarga del usuario. Microsoft entró en el mundo de los pagos mensuales con su sistema de juego online y ahora lo hace con una biblioteca histórica y con títulos recientes como el FIFA21 que llegará a Game Pass unos meses después de su triunfal salida al mercado. Es el arma de Microsoft por no contar con títulos exclusivos como tiene Sony. 

Microsoft pone dos máquinas casi perfectas en el mercado que juntas serían el Santo Grial de las videoconsolas. Pero dividen para vencer, para ganar dinero y para dejar abierta una puerta al futuro. 
 

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