El primer ministro israelí vuelve a subrayar su rechazo al nuevo texto para reactivar el Plan de Acción Integral Conjunto con Irán, mientras Josep Borrell insta a las partes a llegar a un acuerdo antes del final del verano

Lapid tilda de “inaceptable” el último borrador del acuerdo nuclear con Irán

photo_camera AP/DEBBIE HILL - Lapid pidió el miércoles al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y a las potencias occidentales que cancelen un acuerdo nuclear emergente con Irán, diciendo que están dejando que Teherán manipule los términos y que un acuerdo recompensaría a los enemigos de Israel

16 meses de complicadas negociaciones con la República Islámica de Irán, y la voluntad europea de poner en valor la estrategia de “buenas prácticas en mediación internacional y en la lucha contra la proliferación nuclear” –según explicaba el director del Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona (CIDOB, por sus siglas en inglés), Pol Morillas–, culminaron en Viena, a principios del mes de agosto, con la presentación del “texto final” para la reactivación del pacto nuclear por parte Josep Borrell, Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. 

Sin embargo, las hostilidades regionales y los temores ante la posibilidad de que Irán desarrolle armamento nuclear –algo de lo que parece estar cada día más cerca–, y desestabilice Oriente Medio, han posicionado firmemente a países como Israel en contra del acuerdo

“Israel no está en contra de cualquier acuerdo. Estamos en contra de este acuerdo porque es un mal acuerdo. No se puede aceptar tal como está escrito ahora mismo”, puntualizaba Yair Lapid, primer ministro israelí, durante una rueda de prensa para los medios extranjeros en Jerusalén. 

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La “oferta final” realizada por la Unión Europea es “inaceptable” ya que no evita que el régimen de los ayatolás se convierta en un “estado nuclear” –decía el líder del Ejecutivo hebreo–, y, además, permitiría a Teherán “socavar la estabilidad regional y promover el terrorismo” con los montos financieros que ahora emplea para hacer frente a las sanciones occidentales. Una cantidad que se estima cercana a los 100.000 millones de dólares anuales, y que el país persa podría destinar a financiar –de manera más contundente– a grupos afines, como Hizbulá en el Líbano, Hamás en Palestina, o las milicias hutíes en Yemen. 

En opinión de Lapid, la nueva propuesta de texto no es más que otra evidencia de que las potencias G5+1 (Alemania, China, Francia, Reino Unido y Rusia, y –de manera indirecta después de que en 2018 abandonase unilateralmente el pacto– Estados Unidos) han sucumbido a las exigencias iraníes. Teherán “vuelve a hacer nuevas demandas, y los negociadores están listos para hacer, nuevamente, concesiones”, afirmaba el primer ministro iraní. “Los países occidentales trazan una línea roja, los iraníes la ignoran, y la línea roja termina por moverse”.

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Washington, Teherán y Tel Aviv: un complicado equilibrio

Ante lo que se presenta ya como un acuerdo inminente, los esfuerzos diplomáticos de Tel Aviv por impedirlo se han intensificado. En los últimos días, el líder del Ejecutivo israelí no solo se ha reunido con su homólogo francés, Emmanuel Macron, sino también con el canciller alemán, Olaf Scholz, y ha mantenido “conversaciones casi diarias” con las autoridades británicas. Ahora, el último esfuerzo parece llegar con el anuncio de Benny Gantz, el ministro de Defensa hebreo, que ha hecho público su viaje a Estados Unidos este jueves, donde se reunirá con su homólogo norteamericano, Lloyd Austin; con el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan; y con el comandante del Mando Central de los Estados Unidos, el general Michael Kurilla.

En este escenario, las relaciones de los dos históricos socios habrán de hacer frente a las tensiones provocadas por las conversaciones nucleares. “Tenemos un diálogo abierto con la administración estadounidense sobre todos los asuntos en desacuerdo”, decía Lapid, sin dejar de reconocer su intención de querer “influir en el acuerdo”. Mientras que, por su parte, las autoridades estadounidenses subrayaban la idea de que el regreso del pacto nuclear es la manera “más efectiva” de garantizar la seguridad regional de Oriente Medio. 

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“Israel tiene preocupaciones profundas sobre el programa nuclear de Irán. Nosotros seguimos creyendo que un regreso mutuo al pacto nuclear es la forma más efectiva para abordar esas preocupaciones”, eran las palabras del portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, durante una rueda de prensa. “El presidente, Joe Biden, mantiene un compromiso firme con la capacidad de Israel de disuadir a sus enemigos y (…) de que Irán jamás obtendrá armas nucleares”, recogía un comunicado de prensa emitido por la Casa Blanca.

“En tiempo de descuento” 

“Nos quedan días. Pocos días. Porque después de que acabe el verano entraremos en una dinámica política diferente”, advertía Josep Borrell este miércoles, ya que, según el representante europeo, retomar las negociaciones después del periodo estival podría convertirse en una tarea “muy difícil”. “Las negociaciones se deciden siempre en el tiempo de descuento”.

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El “texto final”, según Borrell, recoge el consenso de “una parte importantísima”, pero los “flecos” que aún se mantienen en el aire –reconoció – “podrían hacer naufragar el acuerdo final”. Este pacto “no arreglará todo, pero el mundo será un lugar mucho más seguro, y los ciudadanos iraníes estarán en mejores condiciones económicas”, decía el Alto representante, que apuntaba que la vuelta al mercado petrolero internacional de Irán sería beneficiosa para todas las partes, convirtiéndose en una oferta alternativa al crudo ruso. 

Los puntos del nuevo acuerdo

La pelota abandona ahora el tejado de Washington tras el anuncio del Gobierno iraní, este miércoles, afirmando que ya tiene la respuesta estadounidense a su propuesta para la reactivación el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés). Aunque, sin embargo, la controvertida exigencia iraní de unas garantías de vigencia del pacto a través de un mecanismo que compensase a Teherán si el futuro presidente estadounidense abandona el tratado –como hizo Donald Trump en 2018 – parece seguir todavía sobre la mesa.

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Y que, según recoge el canal CNN las declaraciones de un alto funcionario estadounidense, en los últimos días Teherán habría renunciado al cierre de una investigación del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) sobre el origen de una trazas de uranio encontradas en 2019 en lugares no declarados, y a la salida del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de la lista de Organizaciones Terroristas Extranjeras del Departamento de Estado estadunidense. 

"Irán ha comenzado a estudiar las observaciones de Estados Unidos, y tras la revisión, Teherán presentará su punto de vista al coordinador", la Unión Europea, declaraba en un comunicado el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí.

Coordinador de América: José Antonio Sierra. 

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