Según un informe del Club de Exportadores

Las empresas que integran en sus ofertas bienes y servicios tienen más probabilidad de ser exportadoras y perdurar

Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles

El Club de Exportadores e Inversores Españoles, a través del Comité de Reflexión sobre Internacionalización, que agrupa a expertos procedentes del mundo de la empresa y la universidad y antiguos altos cargos de la Administración, ha publicado un informe en el que pone de relieve que el porcentaje de empresas exportadoras con ingresos por ventas de servicios es notablemente superior al de empresas manufactureras puras. Mientras que las primeras superan el 80%, las segundas representan el 65%. Este resultado, además, se repite en todos los grupos por tamaño de empresa.

El estudio, publicado como nota técnica por las profesoras de la Universidad de Castilla-La Mancha Rosario Gandoy y Carmen Díaz-Mora, y titulado “Servicificación de las manufacturas y exportaciones”, resalta que las empresas manufactureras que ofertan conjuntamente bienes y servicios son más proclives a la internacionalización de su actividad, con una mayor probabilidad de ser exportadoras, y presentan una menor probabilidad de abandono de la actividad exterior.

El estudio observa, además, que estos rasgos se dan de forma más clara en las pymes, “presumiblemente porque la estrategia de servicificación les permite incrementar la fidelización de los clientes, sobre todo en contextos más competitivos y de mayor incertidumbre como son los mercados foráneos”, explican las autoras.

Por servicificación o terciarización de las manufacturas se entiende la creciente presencia de servicios en las producciones industriales. Se trata de un elemento que se ha convertido en esencial para su competitividad y que es consecuencia, en parte, de la creciente internacionalización de la producción a través de cadenas globales de valor (CGV) que exigen una elevada disponibilidad de servicios para su correcto funcionamiento.

“Cuando un proceso productivo atraviesa múltiples fronteras es imprescindible disponer de servicios de alta calidad en transporte, logística, comunicaciones, control de calidad y gestión, entre otros, que reduzcan al máximo los costes provocados por la dispersión de la actividad y que aseguren que no se producen interrupciones en las cadenas de producción”, señalan las profesoras.

El informe revela que a la servicificación asociada a las cadenas de valor se suma la derivada de la deslocalización de la producción a economías con bajos niveles salariales, quedando confinadas actividades de alto valor añadido como el diseño, tecnología, el control de calidad, la gestión de la marca, el marketing, la publicidad, la financiación y la distribución en las economías avanzadas.

No obstante, el desarrollo de las tecnologías digitales ha propiciado una nueva vía, la llamada servitización, la “más novedosa y radical”. Esta nueva vía añade el suministro de servicios a la tradicional oferta de bienes, lo que agrega a éstos nuevas funcionalidades que satisfacen necesidades específicas del cliente. Se produce por tanto un cambio en el modelo de negocio, ofreciendo soluciones integradas que incorporan bienes, servicios, soporte y/o conocimiento a los productos. Actualmente, casi la mitad de las empresas industriales incorporan servicios en sus ventas y estos constituyen una cuarta parte de las ventas agregadas del sector industrial. A pesar de eso, las empresas en general presentan un nivel bajo de servicificación, inferior al 10% de sus ventas.

Avanzar en la liberalización de los intercambios de servicios

El Comité de Reflexión sobre Internacionalización, en la medida en que la servicificación constituye un estímulo directo para el crecimiento de la productividad, la competitividad y la internacionalización de la empresa, considera imprescindible avanzar en la liberalización de los intercambios de servicios. “La regulación del comercio de servicios merece, cada vez más, una posición preminente en las negociaciones comerciales. La dinámica de servicificación requiere la reducción de los obstáculos al comercio para facilitar el acceso a inputs de servicios foráneos que alienten la mejora de la eficiencia y la competitividad exterior”, explican las profesoras Gandoy y Díaz-Mora.

Asimismo, consideran prioritario desplegar medidas de política económica que orienten a las empresas manufactureras, especialmente a las pymes, acerca de los beneficios que sobre su competitividad y potencial exportador se derivan de la incorporación de servicios avanzados en sus procesos productivos y, especialmente, en su tradicional oferta de bienes.

Finalmente, recomiendan promover la mejora tecnológica de las empresas, favoreciendo la innovación y la cooperación entre ellas, pero también la colaboración con centros públicos de investigación y universidades. “El impulso a la implantación de tecnologías digitales es fundamental para el desarrollo de servicios de calidad en las manufacturas, al facilitar la conexión entre consumidores y productores. Los fondos europeos destinados a la recuperación post-COVID pueden contribuir activamente a esta transformación digital”, concluyen.

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