Un informe de la ONU desvela el aumento de la violencia sexual y física que sufren las mujeres y niñas desde el inicio de la operación turca en la región kurda

Las mujeres kurdas: de combatir a Daesh a resistir contra la violencia turca

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Han pasado seis años de la liberación de la ciudad de Kobane, enclave estratégico sometido bajo el yugo de Daesh y escenario de lucha donde se dio a conocer a nivel internacional el papel de las YPJ en la lucha contra el yihadismo. Ahora, el norte de Siria está controlado en su mayor parte por las Fuerzas Democráticas Sirias y por fuerzas respaldadas por Turquía. 

Turquía ha tomado parte en la guerra siria lanzando diversas ofensivas contra las milicias kurdo sirias, a las que tildan de terroristas por sus vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). El objetivo de Turquía es establecer una “zona segura” de 32 kilómetros de ancho y 480 kilómetros de longitud a lo largo de la frontera, bajo su exclusivo control. 

La industria turca de defensa. Activo estratégico de primer orden

Esta ofensiva se está convirtiendo en una pesadilla diaria para los propios kurdos, pero en especial para las mujeres. Turquía está en el punto de mira de la ONU y de la comunidad internacional por sus múltiples denuncias por violaciones y secuestros de mujeres que posteriormente son vendidas como esclavas sexuales en Libia. Estas denuncias siguen aumentando y están siendo recogidas por las filas de grupos locales pro derechos humanos. Junto a esto, Daesh está aprovechando el vacío de poder de la zona para volver a ganar posiciones y resurgir en la región. 

La ONU, junto con activistas desplazados, afirma que “los idiomas de la región son ahora el turco y el árabe” y que “se han quitado todas las señales en kurdo” según han declarado para el medio Haaretz. Del mismo modo, en las ciudades que antes eran reconocidas como espacios igualitarios se ha implantado un plan de estudios turcos en las escuelas y se han establecido banderas turcas e imágenes de Erdogan colgadas de los edificios.

MUJERES KURDAS

Una reciente comisión de investigación del Consejo de Derechos Humanos de la ONU enviada a Siria reveló el “aumento de la violencia sexual y de género contra mujeres y niñas” durante el primer semestre de 2020. Según el informe, al menos 30 mujeres de la ciudad kurda  de Tal Abyad habían sido violadas solo en el mes de febrero. 

Desde 2019, las mujeres kurdas de la región se han enfrentado a “actos de intimidación” por parte de soldados sirios, “lo que ha engendrado un clima de miedo generalizado que, de hecho, las ha confinado en sus hogares”, añade el informe de la ONU.

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La primera intervención militar turca en Siria se produjo en 2016. En la operación, sus esfuerzos se dirigieron a combatir las fuerzas de Daesh situadas al norte de la provincia de Alepo. Sin embargo, Daesh no fue el único enemigo que Turquía quiso contender. El país otomano también tenía como objetivo evitar el avance de las milicias kurdo sirias pertenecientes a las Unidades de Protección Popular (YPG) y a las Unidades Femeninas de Protección (YPJ) relacionadas con el PKK y considerado una organización terrorista por Ankara, Bruselas y Washington.

Los ataques hacia la población kurda y en especial hacia las mujeres, desde el retiro de tropas estadounidenses y la toma de la zona por Turquía, no han dejado de aumentar. Según la ONG Rojava Madrid el pasado junio un supuesto ataque turco perpetrado con drones mató a tres mujeres. Entre ellas se encontraba la activista Zehra Berkel, conocida por luchar por los derechos de las mujeres en el pueblo de Helince, a las afueras de Kobane. La hermana de Zehra, Delia Berkel aseguró a través de un vídeo que Turquía pretende “minar nuestra esperanza y nuestra voluntad”, del mismo modo recalcó que no darán “al enemigo el placer de decir que ha matado a una mujer o a una política kurda y que así ha destruido el movimiento de las mujeres”.MUJERES KURDAS

Las YPJ han supuesto un ejemplo de la liberación de la mujer en esta zona del Kurdistán. Las mujeres kurdas jugaron un papel esencial en la reconquista de la ciudad siria controlada por Daesh en septiembre de 2014, siendo el 40% de los combatientes kurdos mujeres pertenecientes a las YPJ. Entre estas actuaciones, cabe destacar la actuación de la miliciana Arin Mirkan tras inmolarse en las calles de Kobane, causando la muerte de 14 yihadistas.

Según Rojava Madrid, funcionarios del enclave kurdo de Rojava informaron al medio Haaretz de que Turquía atacaba sistemáticamente a mujeres activistas y políticas que han estado al frente de las YPJ con la excusa de que “están neutralizando terroristas”. Muchas de las mujeres asesinadas han sido mutiladas y sus cadáveres se han exhibido a través de las redes sociales. Según el profesor de Oriente Medio en la Universidad Ben-Gurion del Negev, Dror Zeevi, los autores de estos crímenes no son turcos sino más bien “yihadistas que se han convertido poco a poco en mercenarios” al servicio de Turquía. Esta transformación de yihadistas a mercenarios viene derivada de los apoyos turcos al premiarles con un botín de guerra.  Con esta estrategia, Turquía quedaría eximida de las responsabilidades directas en el conflicto. 

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Dado la importancia que tuvieron las mujeres kurdas en la lucha contra Daesh como combatientes y en la defensa del feminismo en la región, Zeevi declaró para Rojava Madrid que estas mujeres representan para los yihadistas todo lo que detestan y que sus acciones contra las mismas serían una especie de “revancha o venganza”.

En la actualidad, y según el primer ministro del Kurdistán iraquí Masrour Banzani, a pesar de la pérdida territorial y humana que sufrieron los yihadistas con la liberación de Kobane, Daesh sigue activo y ha logrado acumular una mayor experiencia, reclutando a más personas a sus filas. El grupo terrorista todavía cuenta con unos 20.000 combatientes en Irak y Siria. Los motivos de este resurgimiento siguen siendo los mismos que permitieron su levantamiento en 2014: el caos que sigue reinando en Siria y la incapacidad de los gobernantes para resolver la crisis económica, la corrupción y la mala gobernanza.  

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A menudo las YPJ aseguran que para vencer a Daesh solo hace falta determinación y tener una ideología clara de defensa de la libertad. Según la comandante Meryen Kobane, no habría necesidad de una intervención internacional si se prestase la ayuda militar suficiente y adoptase un enfoque diferente, recalcando la idea de fomentar la unidad entre la gente de Oriente Medio y la creación de una fuerza de defensa común.

El ejemplo de defensa a la ciudad de Kobane se ha convertido en un símbolo que ha alimentado la conciencia de autodefensa como base de resistencia y como lección que ha servido para demostrar que su fuerza es suficiente.

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El caso de las YPJ es un caso altamente sorprendente ya que son mujeres que sufren una opresión más agravada por las formas de gobierno en Oriente Medio. Las combatientes están consiguiendo logros de igualdad que en muchos países europeos no se han planteado, como es el caso de una doble presidencia marcada por un hombre y una mujer. Además, están luchando con un enemigo común de cualquier país democrático y no es otro que la irrupción y el terror aplicado por grupos terroristas como Daesh, pero no es el único. Así, las YPJ han configurado victorias en Siria de alta importancia, provocando la liberación de muchas mujeres que estaban sometidas bajo su yugo.

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Sin embargo está revolución necesita el apoyo internacional. El hecho de que se silencien las actuaciones de Turquía y sólo queden reflejadas las victorias obtenidas de combatir a Daesh, hace que no se tenga la información suficiente para apoyar este movimiento y que no se dé a conocer. Es necesario que los países occidentales se posicionen contra la barbarie, ya no sólo de Daesh, sino de todas aquellas fuerzas del régimen sirio y de países que lo apoyan al estar atentando directamente contra cualquier derecho humano.

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