El país vecino está llamado a aprovechar ante las economías europeas sus ventajas competitivas en el nuevo proceso de acortamiento de las cadenas de valor

Las nuevas oportunidades para Marruecos en la era post-coronavirus

photo_camera PHOTO/AFP - Terminal I del puerto de Tánger Med, en la ciudad septentrional de Tánger

Los cambios que está experimentando la economía mundial y el escenario que se dibuja abren nuevas oportunidades para Marruecos. “La pandemia ha demostrado las vulnerabilidades de las largas cadenas de valor. Va a haber un desplazamiento desde las zonas más alejadas a las perimetrales. La industria europea piensa ya en cadenas mucho más cortas y fiables. Y Marruecos, por su situación geográfica y estabilidad, va a ser uno de los lugares más beneficiados del proceso”, asegura a Atalayar Andrés Martínez, responsable del Departamento de Comercio Bilateral y Mercados Públicos de la Oficina Económica y Comercial de España en Rabat. Así lo creen analistas y la propia administración marroquí. 

La economía marroquí conocerá dificultades y cambios en su composición. Pero hay grandes oportunidades que aprovechar”, anunciaba el ministro de Industria marroquí, Moulay Hafid Elalamy, el pasado día 30 de abril en una comisión parlamentaria. “Las oportunidades que se le abren en estos momentos a Marruecos no fueron posibles durante los últimos 50 años”, aseveraba. El ministro, que asegura que desde su departamento ya se trabaja en la era post-COVID-19 y se buscan nuevos mercados, ponía un ejemplo claro: las empresas internacionales que solían producir en China o importar del gigante asiático comienzan a pensar en la diversificación de sus suministradores, se hacía eco el diario local L’Économiste. 

Un espaldarazo fundamental para los intereses marroquíes en este nuevo escenario llegó a finales del mes pasado, cuando el Consejo de la Unión Europea dio su aprobación a las reformas del régimen de las empresas y de las zonas francas de Marruecos. Un paso firme para la salida definitiva del país vecino de la lista gris de paraísos fiscales de la UE, prevista para octubre de este año. Según una nota del Ministerio marroquí de Economía fechada el pasado día 5 de mayo, el dictamen europeo “confirma el avance creíble y sereno de las reformas llevadas a cabo por Marruecos en materia fiscal y la eficacia de la cooperación y negociación con la UE y sus instituciones”.

El Ministro de Industria y Economía de Marruecos, Moulay Hafid Elalamy

En el nuevo escenario, España, por proximidad y por el conocimiento y experiencia de nuestras empresas, está llamada a jugar un papel destacado en Marruecos en la nueva era post-coronavirus. “La relación bilateral se va a beneficiar de estos cambios, pues ya se trata de una cadena de valor muy corta, que Marruecos complementa con sus ventajas salariales y una logística excelente, además de con su estabilidad”, anticipa el citado analista de la Ofecomes de Rabat Andrés Martínez. 

En este sentido se expresan en el último número de la revista de economía ICE el exconsejero jefe de la Ofecomes de Rabat Luis Óscar Moreno y la analista Ana Fernández de Bobadilla en el artículo ‘Retos y oportunidades de la cadena de valor europea ante el nuevo orden económico internacional’: “Tras el acuerdo de liberalización de bienes industriales y agrícolas, que entró en vigor en 2012, los intercambios económicos entre ambos países se duplicaron gracias a la inserción de una misma cadena de valor productiva. El Acuerdo de Libre Comercio propició la creación de un vínculo económico entre España y Marruecos basado en la complementariedad e interdependencia, que es especialmente relevante en el sector de la automoción”. 

“Este nuevo modelo, prosiguen los autores, se basa en la participación ‘aguas arriba’ de España en la cadena de valor, es decir, España se ha especializado en la exportación de bienes intermedios para la producción de las exportaciones marroquíes. Por su parte, Marruecos, que participa ‘aguas abajo’ en la cadena de valor, se ha especializado en la exportación a España de bienes terminados”. Esto es: cada vez hay más contenido español en las exportaciones marroquíes. Una realidad que tiene manifestaciones claras en dos sectores: el citado de la automoción -que ya ha comenzado a retomar, por cierto, la actividad en el país vecino- y el agroalimentario. “El hecho de que, en el caso del agroalimentario, los mismos empresarios españoles comercialicen los productos marroquíes refuerza sus posiciones negociadoras frente a los compradores”, explica Martínez a Atalayar. 

Ideas, en fin, que Moreno y Fernández de Bobadilla habían anticipado ya en un trabajo publicado en septiembre de 2019 con el título ‘El futuro de la relación España-Marruecos: hacia una cadena de valor euromediterránea’: “Esta cadena de valor bilateral [hispano-marroquí] se enmarca en el contexto económico y comercial actual, dominado por el proteccionismo y las tensiones geopolíticas. Así, las cadenas globales de valor, nacidas del fenómeno de la globalización y de la deslocalización de las multinacionales europeas y norteamericanas, estarían actualmente en plena metamorfosis. El nuevo paradigma económico y comercial, que algunos denominan como ‘slowbalisation’ o ‘globalización ralentizada’, estaría provocando el acortamiento de las cadenas de valor, convirtiéndose estas cada vez más en cadenas regionales de valor”.

“En este contexto, concluían los citados autores, Marruecos podría convertirse en una pujante frontera de producción Sur complementaria a la que ya existe entre Europa del Este con la Europa Occidental, siempre y cuando se intensifique la integración con la Unión Europea, a través de la firma de un acuerdo de libre comercio amplio y profundo. Esto, sin duda, reforzaría el papel de España como vector complementario para el desarrollo de la cadena regional de valor UE-Marruecos, estableciendo un nuevo eje bilateral de integración”.

Por otra parte, en un trabajo titulado ‘Crise sanitaire COVID-19: des lueurs d’espoir au bout du tunnel’ (‘Crisis de salud de COVID-19: destellos de esperanza al final del túnel’ en español), Attijari Global Research -centro de investigación del Attijariwafa, uno de los principales bancos de Marruecos-, se atreve a avanzar los sectores que saldrán fortalecidos de la crisis sanitaria: las telecomunicaciones, las actividades agroalimentarias, la distribución moderna y los metales preciosos. A juicio de la entidad financiera, las telecomunicaciones se beneficiarán por el aumento del uso de la telefonía móvil y la necesidad de que los operadores se adapten a la demanda y mantengan la calidad, según recogía el medio digital Le360. 

Un empleado en una línea de montaje de coches

Por lo que hace referencia a las actividades agroalimentarias, la oferta y demanda no variarán en los próximos tiempos y el sector ocupa a una gran parte de la población del país. Ello supone, para los especialistas de Attijari Global Research, que van a surgir nuevas oportunidades de exportación como consecuencia de la crisis y de la importancia de la seguridad sanitaria de productos alimenticios para las grandes economías, en la línea de lo explicado a lo largo de todo este texto. 

Además, desde la entidad financiera marroquí se estima que la distribución moderna aumentará su tasa de penetración en el mercado marroquí hasta el 38%. Los niveles récord registrados durante la crisis auguran más cambios en los hábitos de consumo, recoge la nota del citado digital. El documento recuerda la importancia de la unión de este sector con el de las telecomunicaciones. Por último, el análisis de Attijariwafa apunta al de los metales preciosos como uno de los sectores que destacarán en la nueva etapa por la influencia de las políticas monetarias de las autoridades, las inquietudes sobre la solvencia de los distintos Estados y la presión de la oferta minera a causa de los cierres de minas polimetálicas dadas por no rentables. 

En fin, un ejemplo claro, brotado de la propia pandemia, de las nuevas oportunidades comerciales e inversoras que se le abren a la economía marroquí es el de las mascarillas sanitarias. Con Europa desesperada por conseguir mascarillas, la industria marroquí –con 23 fábricas dedicadas en estos momentos a su producción- ha sido capaz de volcarse en unas pocas semanas y hacerlas en cantidades suficientes como para comenzar a exportar. Marruecos, que fabrica diez millones diarios de mascarillas según sus autoridades, ya prepara las primeras ventas a Francia (aunque no han trascendido más países, desde el Ministerio de Industria se habla de varios compradores). Una cuestión que enorgullece a la sociedad y autoridades de Marruecos y se hace omnipresente en los medios de comunicación del país vecino en las últimas semanas. Orgullo para un momento, no olvidemos, de parálisis económica generalizada en la coyuntura marroquí y de negros nubarrones macro y microeconómicos en el horizonte. 

España sigue firme como primer cliente marroquí

Entretanto, España sigue consolidando su posición como principal socio comercial de Marruecos. Nuestro país es para el vecino del sur tanto su primer mercado proveedor como su primer cliente. Para España, el mercado marroquí es el octavo del mundo, el primero de África y el segundo fuera de la Unión Europea. Una realidad que se forjó en 2012 al desbancar nuestro país a Francia y cada vez está más asentada. 

En el período enero-febrero -último del que se tienen datos oficiales-, el conjunto de las exportaciones españolas a Marruecos alcanzó un total de 1.473 millones de euros y experimentó un crecimiento interanual del 8,69%, según datos del ICEX España Comercio e Inversiones. En cuanto a las importaciones españolas procedentes de Marruecos, totalizaron en los dos primeros meses de 2020 1.298 millones de euros, marcando un crecimiento del 11,59% interanual. La tasa de cobertura sigue tendiendo al equilibrio y se sitúa ahora en el 113,5%. Una tendencia que demuestra la creciente complementariedad e integración de las dos economías. 

Los trabajadores produciendo batas y otros equipos de protección

Por partidas, las más importantes exportaciones españolas según su valor son los componentes de automoción (14,4% del total), los combustibles y lubricantes (11,9%), los tejidos para la confección (9,8%) y el material eléctrico (5,8%). En cuanto a las importaciones procedentes de Marruecos, los primeros cuatro puestos los ocupan los materiales eléctricos (29,5%), la confección (17,9%), los moluscos y crustáceos (7,9%) y los componentes de automoción (7,7%). 

En el conjunto de las ventas procedentes de la UE a Marruecos, España se sitúa además a la cabeza con un 36,3% del total de las exportaciones comunitarias, según datos ofrecidos por la Oficina Económica y Comercial de España en Rabat. Le siguen Francia, con un 23,1%, Alemania, con un 9,0%, e Italia, con un 7,2%.

Con todo, las previsiones apuntan a que las próximas cifras oficiales de comercio bilateral entre España y Marruecos -las correspondientes a marzo- recogerán ya el frenazo comercial derivado de la crisis sanitaria. Una tendencia que se verá agravada en las estadísticas de los meses siguientes a pesar de que el tráfico de mercancías ha podido operar, de manera general, con normalidad. 

La reunión sobre la aduana de Melilla, suspendida ‘sine die’

A pesar de los buenos datos del comercio bilateral y de la integración cada vez más profunda de las dos economías, sigue habiendo materias de fricción entre Madrid y Rabat. Una de ellas es el futuro de la aduana de Melilla, enmarcada en la problemática cuestión de las relaciones comerciales del país vecino con las dos ciudades autónomas españolas. El pasado día 5 de mayo trascendía que las autoridades españolas y marroquíes debieron haber celebrado a lo largo del pasado mes de marzo una reunión para hablar de la aduana de Beni Enzar, junto a la ciudad autónoma de Melilla, que Rabat cerró unilateralmente en julio de 2018. Pero la situación sanitaria, recogió Melilla Hoy a partir de información de Europa Press, hizo que Marruecos decidiera suspender ‘sine die’ la cita, según explicaron desde el Gobierno español en una respuesta a una pregunta parlamentaria. 

Una vista general muestra la frontera entre Marruecos y el enclave norteafricano de España

El frustrado encuentro iba a reunir a la directora del Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales española y al director de la Aduana marroquí. Ambos se habían reunido ya el 13 de septiembre de 2018 en Rabat y el grupo de trabajo creado para intentar hallar una solución ha hecho lo propio desde entonces en las ciudades de Málaga y Tánger. Sin embargo, aquel grupo sigue intentando “encontrar una solución global y duradera” que interese a ambos países para “optimizar el despacho comercial de mercancías por vía terrestre”, se hizo eco el citado diario melillense. 

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