El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, ha mantenido una conversación telefónica con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman

Las tensiones en el Golfo y Yemen, en el foco del diálogo entre Arabia Saudí y Estados Unidos

AP. - El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, y el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, durante una reunión en octubre de 2018 en Riad, Arabia Saudí.

En una llamada telefónica, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo y el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, han abordado las tensiones en el Golfo, que se han recrudecido tras una serie de eventos que han afectado, sobre todo, al estrecho de Ormuz, por donde circula el 30% del petróleo mundial. Por ello, y de acuerdo con la secretaria de Estado, Morgan Ortagus, las dos personalidades han manifestado su compromiso con la “necesidad de una seguridad marítima más fuerte para promover la libertad de navegación”. Esta conversación ha sido la continuación de la reunión que ambos mantuvieron el pasado 24 de junio en territorio saudí, donde el tema por excelencia que se trató fueron los acontecimientos acecidos en el estrecho de Ormuz y la implicación de Irán en ellos. 

En su cuenta de Twitter, Pompeo le ha agradecido a Mohamed bin Salman “su fuerte apoyo y compromiso en los numerosos desafíos regionales”. El reto por excelencia que debe afrontar la región y, la comunidad internacional en su conjunto, es, según el secretario y el príncipe heredero, “la actividad desestabilizadora del régimen iraní”, cuya implicación en algunos de los incidentes que han amenazado el estrecho de Ormuz en los últimos cuatro meses ha sido fehaciente.

Entre ellos, cabe destacar el derribo de un avión no tripulado estadounidense el pasado 20 de junio o, más recientemente, la captura del buque británico Stena Impero desde el pasado 19 de julio. Relativo a este último caso, cabe resaltar que Irán emitió ante la Organización Marítima Internacional (OMI) una nota asegurando que el Stena Impero violó el Derecho del Mar al navegar en una dirección incorrecta, lo que provocó que chocara con un pesquero iraní, además de poner en peligro a los demás barcos que circulaban por el estrecho en aquel momento. 

Lanchas rápidas de la Guardia Revolucionaria de Irán rodean el petrolero de bandera británica Stena Impero el domingo 21 de julio de 2019 en el puerto iraní de Bandar Abbas, después de haber sido confiscado en el Estrecho de Hormuz dos días antes.

Por ello, garantizar la seguridad marítima se ha convertido en un requisito indispensable para asegurar la estabilidad de la economía y, en concreto, del mercado del petróleo. Así, este martes, el secretario de Energía de Estados Unidos, Rick Perry, recibió en Washington al ministro saudí de Energía, Industria y Recursos Minerales, Khalid Al Falih. Durante el encuentro, ambos acordaron “trabajar juntos para garantizar que los mercados mundiales de petróleo sigan bien abastecidos, para compensar las interrupciones para desestabilizarlos, especialmente a la luz de los esfuerzos agresivos de Irán”. Como el presidente de la Asociación Internacional de Propietarios de Petroleros Independientes (INTERTANKO, por sus siglas en inglés), Paolo d’Amico, alertó, “si las aguas [del estrecho de Ormuz] se vuelven inseguras, el suministro a todo el mundo occidental podría estar en riesgo”. 

En este sentido, Estados Unidos anunció, ya en el mes de junio, el programa ‘Centinela’ (‘Sentinel’), a través del cual buscaría “reclutar a sus socios para ayudar a mejorar la seguridad de los barcos que cruzan el estrecho de Ormuz”. Hasta el momento, Reino Unido ha sido el único país europeo en sumarse al programa estadounidense, con el envío de dos fragatas a la zona, abandonando la postura inicial adoptada por sus otros socios comunitarios. Alemania, por su parte, ya comunicó que “en este momento, no ve una participación en una misión encabezada por Estados Unidos”, al igual que Francia, que también ha rechazado, de momento, unirse a ‘Centinela’.

Fuera de la esfera europea, la misión estadounidense previsiblemente contará con el apoyo saudí y emiratí y, también, de Israel. Según expone el medio local Ynet, el país liderado por Benjamin Netanyahu proporcionará inteligencia y otro tipo de asistencia no especificada, aunque no enviarán buques de guerra a la zona. Asimismo, cabe destacar que Australia está “considerando seriamente” participar en ‘Centinela’, sobre todo, después de la visita de Mike Pompeo al país oceánico la semana pasada. 

Reunión de las delegaciones de Arabia Saudí y Estados Unidos en Washington, el 6 de agosto de 2019.
La escalada de violencia en Yemen 

Otro de los temas que se han tratado en la conversación entre las dos personalidades ha sido el recrudecimiento de la violencia en Yemen, ilustrada por los últimos atentados cometidos en el país por Daesh, Al Qaeda y las milicias hutíes contra soldados y civiles. Tanto Pompeo como Bin Salman han mostrado su apoyo al enviado especial del secretario general de Naciones Unidas para Yemen, el británico Martin Griffiths.

Cabe recordar que el funcionario de la ONU ha estado inmerso en numerosas polémicas en los últimos meses. Una de las últimas estalló en el mes de mayo, cuando el presidente yemení Abd Rabbuh Mansur al-Hadi envió una carta al secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, en la que manifestaba su descontento con la labor de Griffiths, al que también acusaba de haber tomado parte en el conflicto, posicionándose a favor de los hutíes. Ahora, la relación entre el mandatario y el enviado especial se ha refortalecido, “dejando atrás un período de desconfianza en la capacidad de la ONU para ser un intermediario imparcial en el conflicto”, como recoge el diario emiratí The National. 

Soldados yemeníes caminan tras el atentado en el desfile militar de Aden, Yemen.

La violencia en Yemen a manos de los grupos terroristas yihadistas y de la rebelión hutí también ha comenzado a salpicar a los vecinos regionales. The National, en su editorial de este miércoles, expone cómo, según un propio informe de la ONU, los rebeldes hutíes estaban presionando, con éxito, a las agencias de ayuda para que contrataran personal de sus propias filas. Alerta, del mismo modo, de numerosos casos de corrupción que han saboteado la labor de Naciones Unidas en Yemen. Por ello, ahora es el momento de que “la ONU demuestre a los yemeníes que aún se puede confiar” en la institución. “El personal de las organizaciones globales debe cumplir con los altos estándares que establecen para los demás”, reza el editorial.

“La ONU también tiene la responsabilidad de mantener la transparencia y la rendición de cuentas en las investigaciones en curso, lo que será crucial para mostrar al pueblo de Yemen que todavía pueden contar con esas instituciones para lograr la paz y el alivio”, concluye el texto. 
 

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