Libia tiene el potencial para convertirse en una respuesta natural y lógica a unas demandas energéticas europeas muy difíciles de cubrir por otros suministradores más caros y más lejanos

Libia, una oportunidad energética para Europa y para España

photo_camera PHOTO/AFP - Refinería de petróleo en la ciudad norteña de Libia de Ras Lanuf

Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace

Es evidente que el orden energético mundial está experimentado cambios profundos en los últimos tiempos y que la guerra en Ucrania está redefiniendo los flujos de los hidrocarburos y la forma que tienen los Estados y las organizaciones supranacionales de garantizar la seguridad energética de las sociedades y de los ciudadanos. Pocas regiones como el norte de África y potencias energéticas como Libia se están viendo afectadas tan profundamente por unos cambios en la geopolítica de la energía, que están produciendo un profundo impacto en los equilibrios regionales y en las balanzas de poder entre países productores y consumidores. La situación en Ucrania y la estrategia rusa de utilizar sus exportaciones de petróleo y gas a Europa como una herramienta de su política expansiva, junto con las sanciones que se le han impuesto han revalorizado la importancia de Libia como un actor energético y como una alternativa importante a los suministros procedentes de Rusia. En este sentido, Libia tiene el potencial para convertirse en una respuesta natural y lógica a unas demandas energéticas europeas muy difíciles de cubrir por otros suministradores más caros y más lejanos.

Introducción: sin petróleo Libia no existe

El acuerdo de alto el fuego firmado el 23 de octubre de 2020 por las dos facciones principales en el conflicto libio, el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) —con sede en Trípoli y respaldado por las Naciones Unidas— y el Ejército Nacional Libio (NLA) del general Khalifa Haftar —con sede en Bengasi—, cuyo resultado ha sido la elección de un Gobierno unificado encabezado por el primer ministro libio Abdul Hamid Dbeibeh, ha potenciado las ventajas de Libia con respecto a otros competidores regionales o globales para convertirse en una gran potencia energética y en un poderoso suministrador de recursos a Europa.

Muchas son las razones que lo avalan. En primer lugar, Libia cuenta con las mayores reservas de petróleo de África, las cuartas mayores reservas de gas del continente y, además, es uno de los principales suministradores mundiales de petróleos ligero y dulce
—bajos en azufre—, muy codiciados en Europa1. Sus reservas probadas de petróleo son considerables y pueden cifrarse en más de 48.000 millones de barriles (2016): aproximadamente el 2,9 por ciento del total mundial, con una relación de reservas/reemplazo de 153 años, lo que convierte al país en el mayor depósito de petróleo de África2. En cuanto al gas, su situación puede compararse con la del petróleo, con unas reservas estimadas de 1.549 trillones de metros cúbicos (2014)3.

Por otro lado, gran parte del territorio libio sigue estando virgen. Hasta la fecha, solo la cuenca de Sirte, junto al mar Mediterráneo, ha sido ampliamente explotada, mientras que las cuencas de Murzuq, Ghadames, Kufra, Cirenaica y el golfo de Sirte, en alta mar, cuentan con importantes reservas de gas natural y han sido relativamente poco exploradas. Su gran potencial tanto petrolero como gasístico hace muy atractivas estas localizaciones para las grandes compañías petroleras internacionales. Especialmente la cuenca de Ghadames, que se ha convertido en un importante exportador de gas a Europa.

Además, Libia tiene otras importantes ventajas en comparación con otros países proveedores globales. El petróleo libio es relativamente fácil de extraer a precios que, en zonas desérticas, pueden estar en torno a los 2 dólares4, lo que lo hace extremadamente competitivo en los mercados internacionales. Asimismo, la instalación de la infraestructura necesaria para la producción y exportación ha sido históricamente sencilla y ha permitido que el interior, rico en petróleo, esté conectado a varias terminales de exportación en la costa más poblada. La extensa red de oleoductos con que cuenta Libia y la carencia de obstáculos geográficos que dificulten la exploración y el desarrollo facilitan la expansión de la producción y convierten en atractiva la inversión.

A excepción de cierta producción en alta mar en la plataforma pelágica, el crudo que se obtiene en Libia es bajo en azufre, «dulce», y de excelente calidad. Esta gran calidad y, consiguientemente, la influencia directa del país en el rango superior del complejo mercado del petróleo crudo hacen que sus suministros sean muy apreciados internacionalmente.

Finalmente, el petróleo de Libia se encuentra geográficamente próximo a los grandes centros de consumo en Europa y ello hace que los tiempos de navegación a sus puertos, que absorben la mayor parte de las exportaciones de crudo libio, oscilen entre dos días (Cerdeña) y once días (Róterdam) —en alcanzar los destinos asiáticos se emplea cerca de un mes—5. Esto convierte a Europa en el mercado natural de Libia. Dicha ventaja proporcionada por la geografía resulta especialmente valiosa en tiempos de guerra en el Viejo Continente, en los que el mercado ruso está prácticamente cerrado.

En lo que respecta al gas natural, sus vicisitudes han seguido un camino parecido a las del petróleo. Con unas reservas probadas de 54,6 trillones de pies cúbicos, la producción y exportación de gas se ha venido desarrollando desde el 2003: el año del inicio del denominado Proyecto de Gas de Libia Occidental, que supuso la construcción del gasoducto Greenstream, de 370 millas, entre Mellitah, en el oeste de Libia, y Gela, en Sicilia 6.

Con el gas natural licuado (LNG) ocurre algo parecido. Libia fue pionera junto con Argelia y los Estados Unidos (Alaska) en la exportación, principalmente a España. No obstante, durante la Revolución, la única planta construida de LNG en la localidad de Marsa-Al- Brega, propiedad de la Compañía Nacional de Petróleo (NOC) y operada por la Compañía de Petróleos de Sirte, fue seriamente dañada a principios de 2011 y las exportaciones quedaron interrumpidas. En cualquier caso, la producción nunca ha superado un tercio de su capacidad máxima, principalmente debido a limitaciones técnicas7.

Pero los beneficios de que Libia se convierta en un suministrador energético preferente y fiable no solo atañen a Europa, sino que son recíprocos. Europa es el mercado de Libia, un país cuya existencia no se concibe sin hidrocarburos y para el cual, sin petróleo y gas, no hay trabajo, ni sueldos, ni comida. Es más, ni siquiera habría guerra. Los ingresos de los hidrocarburos representan el 97 por ciento del PIB, el 97 por ciento de las exportaciones y el 99 por ciento de los ingresos del Gobierno8, una proporción más alta que en cualquier otro país árabe exportador de petróleo. Al mismo tiempo, el petróleo paga las importaciones de alimentos, que suponen el 20 por ciento del total9; los salarios del sector público, que acoge a más del 80 por ciento de la fuerza laboral10, y también financia la lucha por el poder entre grupos rivales desde 201111. Como afirmó en noviembre de 2018 ante el Consejo de Seguridad de la ONU Ghassan Salamé, enviado de la ONU a Libia, el conflicto en el país es, en gran parte, «un conflicto por los recursos»12.

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La estabilidad que proporciona el control legítimo de los recursos energéticos constituye uno de los principales desafíos a los que se tiene que enfrentar el Gobierno libio para convertirse en una gran potencia energética en el norte de África y uno de los grandes proveedores de Europa. De hecho, la actual situación de relativa estabilidad interna se ha traducido en una importante recuperación de la producción, que excede en estos momentos los 1.200 millones de barriles diarios, un nivel no visto desde octubre de 2020, antes del último periodo de operaciones militares13. Gracias a ello, las arcas libias recaudarán unos ingresos estimados entre 35 y 37 mil millones de dólares este año, los más altos desde 201314.

Guerra e hidrocarburos: las lecciones aprendidas

A pesar de las grandes ventajas que ofrece Libia por la calidad de su petróleo, la facilidad de la extracción y la proximidad con los mercados consumidores en Europa, su producción y exportaciones de hidrocarburos se han visto fuertemente afectadas por la situación de conflicto de los últimos años, a lo largo de los cuales han sufrido diversos altibajos en función de la evolución de la situación militar. Los once años transcurridos desde la caída de Gadafi permiten extraer algunas lecciones sobre el comportamiento de los hidrocarburos libios.

En primer lugar, la amenaza yihadista, que comenzó en los primeros meses de 2015 y se extendió con gran violencia, ha complicado en algunos periodos la situación en el sector energético, pero no ha sido capaz de paralizar completamente la producción o la exportación.

Así, en febrero de 2015, un grupo que proclamaba su lealtad al Dáesh atacó el campo petrolífero de Mabruk, operado por una joint venture entre la compañía nacional NOC y Total15: mataron a doce trabajadores e hicieron prisioneros a otros siete, al tiempo que dañaron deliberadamente la instalación. Diez días después estas instalaciones fueron asaltadas de nuevo junto al yacimiento petrolífero de Bahi, operado por otra joint venture, entre NOC y Oasis16. Al día siguiente un oleoducto operado por AGOCO que conectaba el campo de Sarir con la terminal de Marsa Hariga fue bombardeado; la explosión obligó a su cierre temporal.

Un par de meses más tarde, en marzo de 2015, el Dáesh asaltó y dañó varios yacimientos en la zona de Al Ghani, lo que obligó al Gobierno de Tobruk a parar la producción en once campos petrolíferos en la cuenca central de Sidra. Once guardias de seguridad fueron asesinados.

Todos estos incidentes muestran una estrategia de los grupos yihadistas distinta a la utilizada por las diferentes milicias, para las que la presión sobre el sector de los hidrocarburos constituye una forma de satisfacer reivindicaciones políticas. En Libia, los ataques yihadistas no buscaban capturar o controlar las infraestructuras petrolíferas o gasísticas, sino destruirlas17.

No obstante, esta estrategia no tuvo el éxito que esperaban sus autores y quedó fuertemente desacreditada desde el momento en que el Dáesh fue desalojado por el Gobierno de Trípoli de la ciudad portuaria de Sirte18. El 18 de septiembre de 2016, una coalición de milicias, procedentes principalmente de la ciudad costera de Misrata, lanzó la operación Al Bunyan al Marsous («Fundación Sólida»)19, dirigida a desalojar al Dáesh de la costa del golfo de Sidra. Con importante apoyo occidental, principalmente aéreo norteamericano, tomaron Sirte, último enclave de la resistencia del Dáesh, el 6 de diciembre de 2016, tras una ofensiva de varios meses. No obstante, el coste humano fue muy alto (700 muertos entre los asaltantes y 2.500 entre los yihadistas)20 y los resultados ambiguos, pues los objetivos se lograron gracias a la movilización de las milicias y no a la acción de un ejército nacional integrado. Ahora bien, la destrucción del Dáesh en la Libia central puso de manifiesto la incapacidad que tenían los grupos yihadistas para destruir o paralizar permanentemente el sector energético en el país.

La segunda lección aprendida se refiere a la extraordinaria resiliencia del mercado libio respecto a los avatares de la guerra. Así, mientras las fuerzas militares del Gobierno de Trípoli se desgastaban a finales de 2016 en la lucha contra los yihadistas del Dáesh, el Ejército Nacional Libio del general Hafter aprovechaba para apoderarse de gran parte del golfo de Sidra derrotando a las milicias de Al Jadran. Hafter pasó a controlar casi toda la Cirenaica en el este, donde se producían dos tercios del total del petróleo. La producción en la región se mantuvo con la protección de las instalaciones críticas de Es Sider y Ras Lanuf, en manos de la tribu de Magharba. Esta tribu, que hasta entonces había formado parte de las milicias del señor de la guerra y antiguo jefe de la guardia de seguridad de las instalaciones, Jadran, cambió su lealtad sin mayor miramiento21.

Tampoco afectó significativamente a la producción la toma en mayo de 2017, con ayuda de la Fuerza Aérea egipcia, de las bases de Hun y Wadran, en la región central de Juffra. Los acontecimientos cerraron el paso a los accesos al suroeste del país. Este ciclo de éxitos militares contra los grupos yihadistas, que había durado tres años22, se cerró a principios de julio de 2017, cuando las fuerzas del LNA acabaron con las últimas bolsas de resistencia de las milicias del Consejo de la Sura de Bengasi y el general Hafter se convirtió en árbitro de la situación23.

Paradójicamente, durante esta fase de intensos combates, la capacidad de la NOC, la compañía petrolífera libia, mejoró, pues se logró un precio más alto del crudo. Aunque los retrasos en las entregas por interrupciones no planificadas de la producción y el mantenimiento habían deprimido el precio en relación con el de otros crudos similares, este se recuperó rápidamente a medida que los clientes internacionales ganaron confianza en la capacidad de la NOC para cumplir con los contratos de suministro a pesar de la guerra.
A principios de 2017 se reanudó parte de la actividad de las terminales petrolíferas del golfo de Sirte, interrumpida por los enfrentamientos. Mientras tanto, las compañías Wintershall y Gazprom reiniciaban la producción desde el campo As-Sarah, en la cuenca de Sirte. Igualmente, la actividad de perforación en el país aumentó con la puesta en marcha de nuevas plataformas, al tiempo que la compañía italiana ENI inauguraba nuevos pozos en alta mar en su desarrollo de Bahr Essalam24.

Es más, un año después, de junio a octubre de 2018, se produjo una espectacular recuperación de la producción, que casi se duplicó coincidiendo con una coyuntura global favorable: el barril alcanzaba los 85 dólares en el mercado en octubre de ese año25. Al tiempo que la producción ascendía a un millón de barriles diarios en el primer semestre de 2018 por primera vez desde 2013, los ingresos petroleros casi se triplicaban: frente a los 4.800 millones de dólares de 2017, en 2018 se recaudaron 14.000 millones de dólares26.

Otra lección aprendida de estos años de guerra es que en Libia cualquier interrupción no puede prolongarse indefinidamente, dado que todas las partes dependen de las rentas petrolíferas para subsistir. Así, en enero 2020, la mayor parte de la producción de petróleo de Libia quedó suspendida por un bloqueo a las exportaciones en el golfo de Sirte llevado a cabo por fuerzas del general Hafter. El resultado se tradujo en una reducción de la producción en más de 1 millón de bbl/d —aproximadamente el 1 por ciento de la demanda mundial— para situarse en menos de 200.000 bbl/d27.

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Las consecuencias económicas de la paralización de la producción y la exportación de petróleo fueron aparentemente enormes. Tan solo en los dieciocho primeros días de enero, la economía del país perdió más de 5.000 millones de dólares debido a la interrupción del suministro de los campos orientales de la media luna petrolera, lo que se añadía a los más de 100.000 millones de dólares perdidos desde el 2016. Con la reserva del Banco Central reducida al nivel más bajo de su historia, el país parecía abocado a afrontar serios problemas para cumplir con los requisitos de pago de los salarios de los empleados del Gobierno y cubrir los gastos básicos en alimentación, salud y educación28.

Sin embargo, tan solo unos meses más tarde, el 18 septiembre de 2020 el general Hafter anunciaba el fin del bloqueo. Unos días después, el 23 de octubre, el Gobierno y la Cámara de Representantes, protagonistas del enfrentamiento, sellaron un acuerdo de cese del fuego «nacional y permanente» con efecto inmediato, gracias a la mediación de la ONU29.

Las consecuencias de la mejora de la situación se hicieron notar casi de inmediato. La producción se recuperó rápidamente hasta alcanzar alrededor de 1.200.000 bbl/d en diciembre de 202030, coincidiendo con el reinicio de la actividad en el campo petrolero de Sarir (200.000 bbl/d). También retomaron su actividad las terminales petroleras de Hariga, Brega y Zueitina, así como el campo petrolero de Sharara (300.000 bbl/d), el más grande de Libia. Este último se abrió en octubre de 2020 por un «acuerdo de caballeros» entre la NOC y la milicia conocida como Guardia de Instalaciones Petrolíferas. También reabrieron el cercano campo petrolífero El Feel, con una capacidad de 70.000 bbl/d, y la terminal petrolera de Zawiya, que normalmente exporta crudo desde Sharara31.

La lección aprendida indica que de cara al futuro, de mantenerse la tregua, la producción de petróleo crudo en Libia, que actualmente alcanza los 1.200.000 bbl/d, podría incrementarse hasta los 2.000.000 bbl/d a lo largo de los próximos doce meses de acuerdo con diversos modelos econométricos32. Pero ello dependerá, en última instancia, de que se respeten los términos del alto el fuego, incluyendo la salida de todos los combatientes y mercenarios extranjeros de Libia.

También será necesaria una gigantesca operación de asistencia financiera exterior, dado que se precisarán unos diez años para que la producción de petróleo alcance los 3 millones de barriles por día. Las estimaciones de los gastos de reconstrucción se sitúan en un abanico entre los 200 y los 480.000 millones de dólares para un periodo de diez años33.

Otra lección adicional vendría dada por la dificultad que tiene Libia para unirse al gasoducto transahariano, también conocido como NIGAL, que transfiere gas de Nigeria a Europa. A Libia le favorecería una modificación del trazado del gasoducto para que pasase por Níger y su territorio antes de desembocar en su destino final, Europa. Sin embargo, esta ruta iría en desacuerdo con la pactada por Argelia, Nigeria y Níger, que el 28 de julio de 2022 firmaron un acuerdo para iniciar oficialmente el proyecto del gasoducto, de 4000 kilómetros de longitud, para transferir gas, a través de Níger, de Nigeria a la costa argelina y luego a Europa.

Las posibilidades de que Libia forme parte del proyecto del oleoducto NIGAL son escasas, dada su situación de inseguridad, lo que sigue suponiendo un obstáculo, pese al interés de los europeos en mitad de la actual crisis energética.

El proyecto tampoco estaría bien visto por Marruecos: el 16 de septiembre de 2022 firmó un memorando de entendimiento con Nigeria y los países de África Occidental para construir un gasoducto de 5.660 kilómetros de longitud, alternativo al argelino, que transferiría gas a Europa a pesar de su difícil trazado —atravesaría quince países de África occidental antes de llegar a suelo europeo—34.

Todos quieren el petróleo de Libia

Pero quizá el aspecto más relevante desde la perspectiva de la seguridad energética sea la importancia que confieren a los recursos libios los países europeos y potencias como Turquía o Rusia, convertidas en actores extrarregionales que intervienen en el conflicto por delegación, en la competición cada vez más abierta por el control de la riqueza energética de Libia.

En el caso francés, el presidente Emmanuel Macron ha manifestado su interés por jugar un papel decisivo en la resolución del conflicto y en el reparto posterior de los recursos, como habría puesto de relieve la invitación que hizo al general Hafter a visitar París en julio de 2018. El propósito habría sido condicionar al hombre fuerte del Gobierno de la Cámara de Representantes de Tobruk, en el este de Libia, y que por aquel entonces, en plena ofensiva sobre la capital, Trípoli, parecía el vencedor en el conflicto. La invitación concedía a Hafter una legitimidad política que ansiaba y de la que carecía en esos momentos. La decisión supuso un duro revés para la política seguida hasta entonces tanto por Italia como por el conjunto de la Unión Europea, alineada con el Gobierno rival de Trípoli, liderado en 2018 por Al Sarraj, propuesto por la ONU en 2016. Francia recuperaba así el protagonismo que había perdido en detrimento de Italia, que hasta entonces venía marcando la política libia y «no quería a Hafter ni en pintura»35.

Aunque la apuesta por Hafter no parece haber resultado como se esperaba, en el campo energético Francia no ha salido mal parada. La empresa francesa Total, a través de su filial Total Energies, tiene previsto un plan de inversiones de 2.000 millones de dólares para aumentar la capacidad de producción de los campos petroleros North Gialo y NC-
98. Al mismo tiempo, Total Energies se ha asociado con la compañía de exploración y producción estadounidense ConocoPhillips para adquirir una participación del 8,16 por ciento de American Hess Corporation en las seis concesiones petroleras de Waha, ubicadas en la cuenca de Sirte, en el este de Libia. El acuerdo comercial aumentará la participación de la empresa francesa en las concesiones desde el actual 16,3 por ciento hasta el 20,4 por ciento, consolidándose así la huella energética de Francia en Libia.

Asimismo, Total Energies y ConocoPhillips están revisando actualmente los planes para desarrollar el North Gialo (6J Area) y el NC-98 —con un presupuesto estimado de 3.500 millones de dólares— y otros proyectos gasísticos millonarios en la cuenca de Ghadames con el fin de suministrar gas al mercado nacional e internacional en los próximos cinco años. A estos proyectos con fuerte presencia francesa se añadirían otros conjuntos entre ENI de Italia, Total de Francia y Repsol, compañías petroleras internacionales que han contribuido con más de mil millones de dólares anuales para explotar los recursos de Libia36.

En paralelo, la holandesa Royal Dutch Shell ha anunciado sus planes no solo para volver a desarrollar campos antiguos —como el bloque NC-174 en la cuenca de Murzuq—, sino también nuevos campos en alta mar, en la cuenca de Cirenaica, y en tierra, en las cuencas de Ghadames y Sirte. Los planes de inversión de Shell señalan su reingreso a Libia después de una ausencia de una década, tras la primera guerra civil de 201137.

Italia tiene muchas razones para ser un socio vital de Libia. Para comenzar, ambos países comparten lazos históricos, que se remontan a 1911, cuando Italia ocupó Tripolitania y Cirenaica, dos regiones que más tarde se conocieron como Libia. A lo largo de las décadas, las relaciones entre Italia y Libia han sufrido altibajos, pero la presencia italiana siempre se ha mantenido, incluso durante los peores momentos de la guerra civil.

Además, Italia se ha convertido en el principal socio comercial de Libia, con un volumen de 6.370 millones de euros durante el periodo comprendido entre enero y finales de julio de 2022 —la siguen China, con 2.950 millones de euros, y España, con 2.440 millones de euros—. Los intercambios comerciales entre Italia y Libia aumentaron un 83,68 por ciento en los primeros siete meses de 2022. Las exportaciones italianas a Libia, con ventas de 1.110 millones de euros, crecieron un 71,24 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2021. Asimismo, las importaciones a Italia desde Libia se incrementaron en un 86,53 por ciento, hasta alcanzar un valor de 5.270 millones de euros38. Italia tiene muchas bazas para convertirse en el vencedor del juego económico que está teniendo lugar hoy en día en Libia y en el que la energía ocupa una posición dominante.

La empresa italiana ENI se encuentra en Libia desde la década de 1950. Participada en una cuota inferior al 2 por ciento por fondos de inversión libios, ha mantenido durante estos años posteriores a la caída de Gadafi una posición contraria a la de Francia, apoyando al Gobierno de Trípoli. La clave para Italia reside en el Greenstream, un gasoducto de 520 kilómetros de longitud y la capacidad de transportar hasta 10.000 millones de metros cúbicos de gas anualmente (10 BCM) que atraviesa el mar Mediterráneo, a través de Sicilia, hasta la península italiana. Este gasoducto está operado por la compañía nacional italiana ENI en conjunción con la empresa nacional libia NOC y su funcionamiento en dirección a Italia comenzó en octubre de 2004. El gasoducto forma parte del proyecto Western Libyan Gas y comprende la estación de compresión de Mellitah, en la costa libia, el gasoducto en sí y el terminal de recepción en la isla italiana de Sicilia. A ello habría que añadir el hecho de que ENI importa desde las instalaciones de producción y tratamiento de hidrocarburos en Libia el 23,3 por ciento del petróleo que consume Italia.

Aunque el flujo gasístico quedó interrumpido ocho meses durante la fase inicial de la guerra en 2011, su recuperación llegó en 2012. Sin embargo, nunca se volvió a los niveles anteriores a las hostilidades. Antes de la guerra de Ucrania, este gasoducto infrautilizado solo se empleó para exportar 3.230 millones de metros cúbicos de gas en 2021, frente a los 4.460 millones de metros cúbicos de 2020. Así pues, la guerra lo ha revalorizado y actualmente se transportan hasta Italia 8.500 millones de metros cúbicos de gas natural al año (8,5 BCM), lo que representaría el 8 por ciento de las necesidades gasísticas del país europeo en 201939.

En los últimos tiempos se ha venido hablando de la construcción de un nuevo gasoducto, paralelo al Greenstream, pero es muy poco probable que vea la luz, dado el impacto marginal que Libia tiene en las cuotas de importación de gas de Italia, a pesar de su gran capacidad de exportación (el 65 por ciento del gas producido en el oeste de Libia, en la frontera con Túnez, va a la red nacional libia y el 35 por ciento al Greenstream). Para que el nuevo gasoducto se construyera, Libia tendría que descubrir nuevos campos de gas, que son lo que el gigante energético ENI está buscando con sus exploraciones en tierra y alta mar. En este sentido, Libia ha llegado recientemente a un acuerdo con ENI y BP para que comiencen a perforar y producir gas en el Mediterráneo en un campo similar al de Zohr, en Egipto, pero más grande40.

En el caso de Rusia, la intervención tiene un carácter más oportunista y geopolítico que puramente energético y hay que entenderla en el marco de la guerra de Ucrania, con el enfrentamiento con las potencias occidentales y la creación de zonas de influencia en el bajo vientre de la OTAN del centro-sur del Mediterráneo como telón de fondo. Su oportunista punto de partida tuvo lugar en 2019, cuando el general Hafter lanzó una campaña para capturar Trípoli, respaldada por drones armados y sistemas de misiles suministrados por los Emiratos Árabes Unidos. Seis meses después las fuerzas de Hafter permanecían estancadas en las afueras de Trípoli, lo que, en un movimiento que sorprendió a Occidente, incitó a Moscú a intervenir inclinando la balanza a favor del general. Rusia envió hasta 2.000 combatientes —principalmente mercenarios del grupo privado Wagner, vinculado al Kremlin— para favorecer su avance41. El refuerzo de francotiradores expertos, la artillería guiada y un apoyo aéreo mejor coordinado permitieron al LNA, a principios de enero de 2020, avanzar en múltiples frentes alrededor de Trípoli y capturar la estratégica ciudad costera de Sirte.

Aunque no se logró la toma de la capital, Trípoli, ni el fin de la guerra con la victoria del general Hafter, Rusia se convirtió desde entonces en un actor imprescindible en el escenario libio, también en el energético. No obstante, su posición final dependerá del resultado de la guerra en Ucrania. Hoy en día los contratistas de seguridad rusos y los mercenarios alineados con Rusia estacionados en Libia protegen los activos energéticos críticos operados por compañías petroleras rusas como Gazprom y Rosneft. En los planes de Moscú estaría también exportar petróleo libio a Europa de conformidad con las disposiciones pertinentes de un memorando de entendimiento firmado entre la importante empresa rusa Rosneft y la libia NOC: el documento prevé la venta de petróleo crudo libio a terceros mercados y la firma de acuerdos energéticos adicionales, lo que permitiría a Rusia mantener su posición como proveedor de energía a Europa.

En unos momentos en los que las instalaciones energéticas de la cuenca de Sirte, el epicentro del conflicto civil, están controladas por el ejército de Hafter y el grupo mercenario ruso Wagner, el objetivo estratégico de Moscú sería obtener una instalación naval permanente en la costa libia de 1.900 kilómetros que le sirviera como puerta hacia África y como amenaza ante la posibilidad de un despliegue mediterráneo de la OTAN.

La visión de Turquía es tanto geopolítica como estrictamente energética. Dispuesta a
«darle la lección que se merece»42 al general Hafter, Turquía desplegó en enero de 2020 sus propios drones en apoyo al Gobierno de Trípoli (GNA), así como entre 400 y 1200 mercenarios sirios43. En junio, las tropas del GNA respaldadas por Turquía obligaron a los combatientes de Hafter y sus aliados rusos a levantar el cerco y retirarse cientos de kilómetros desde Trípoli hasta Sirte, en la costa mediterránea, lo que restableció el equilibrio entre ambas partes.

Para Turquía, el apoyo condicional se integra en una estrategia más amplia de control de los recursos en la que el despliegue de tropas está supeditado al acuerdo de demarcación de fronteras marítimas firmado en diciembre de 2019 con el Gobierno de Trípoli. Este acuerdo fija la frontera entre sus zonas económicas exclusivas en una linde a cien kilómetros del sur de la isla griega de Creta, algo que tiene implicaciones muy relevantes en cuanto a la búsqueda y el control de los hidrocarburos en el Mediterráneo oriental.      El      propósito      de      este      acuerdo      en      términos      geopolíticos —rechazado por los Gobiernos de Grecia, Chipre y Egipto, además de por la Unión Europea, al entender que infringe los derechos soberanos de Estados terceros—44 es bloquear cualquier oleoducto que atraviese el Mediterráneo en el que no participe Turquía45. Con ello se niega a Grecia el derecho sobre la zona económica exclusiva que reclama ateniéndose a lo establecido en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982 (UNCLOS), un tratado que Turquía no reconoce46.

Además, el posterior memorando de entendimiento firmado entre el actual Gobierno de Unidad Nacional —salido del Foro de Diálogo Político Libio liderado por la ONU en 2021— y Turquía es considerado ilegal en opinión de los ministros de Relaciones Exteriores de Egipto, Sameh Shoukry, y Grecia, Nikos Dendias, ya que el actual Gobierno libio «no tiene el mandato de firmar acuerdos internacionales o memorandos de entendimiento»47. Su implementación tendría importantes repercusiones económicas, dado que se trata de una zona en la que, según el ministro libio de Petróleo y Gas, Mohammed Aoun, se encuentra el 40 por ciento de los sitios donde es probable que se descubra petróleo48.

Pero la apuesta energética de Turquía en Libia es tan alta como arriesgada. El ex jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Navales turcas, el almirante Cihat Yaci, considerado el arquitecto del acuerdo con los representantes de la región oriental de Libia, sostiene que el área objetivo del memorando de entendimiento, al norte de la jurisdicción marítima libia y que alcanza los 40.000 kilómetros cuadrados, incluiría los depósitos de hidrocarburos más ricos del mundo, con un valor estimado de 30.000 millones de dólares en gas natural49.

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El resultado es un enfrentamiento de carácter geopolítico entre Turquía, Libia (CNG) e Italia, por una parte, y, por otra, Chipre, Grecia, Egipto e Israel, así como los Emiratos Árabes Unidos y Francia. A ello se suma la competición económica por el acceso a los recursos energéticos de las áreas marítimas cuestionadas al norte de Libia y el sur de Grecia y Turquía. Aunque se estimaba que no era rentable perforar cualquier explotación minera significativa a profundidades mayores de 2400 metros —ni siquiera cuando el petróleo estaba a 90 dólares—, el incremento sufrido por los precios como consecuencia de la guerra de Ucrania empieza a hacerlo apetecible.

En lo que respecta a Egipto, cuyo interés en Libia está principalmente ligado a la seguridad de las fronteras, el presidente Abdel Fattah al Sissi ha amenazado con intervenir militarmente en el país vecino si las fuerzas respaldadas por Turquía capturan Sirte, un puerto estratégico en la costa central de Libia y puerta de entrada a importantes terminales petroleras o la base aérea interior de Juffra. Los egipcios consideran ambos intereses vitales una «línea roja»50.

Libia como oportunidad energética para España

Las relaciones de España con Libia se remontan a 1961, durante el reinado del rey Idris, y estuvieron muy mediatizadas durante los cuarenta y dos años del régimen del coronel Gadafi por su política de financiación del terrorismo internacional y su programa de armas de destrucción masiva. España apoyó el embargo internacional a Libia, si bien a partir de 2004 inició una tímida apertura a medida que el país fue normalizando sus relaciones con la comunidad internacional.

En 2011, España fue uno de los primeros países en posicionarse a favor de la Revolución del 17 de febrero, arguyendo la responsabilidad de proteger a la población civil incluso mediante el uso de la fuerza y de proporcionarle asistencia humanitaria. Aunque España no participó en las operaciones de ataque aéreo a las fuerzas de Gadafi por parte de la OTAN, si apoyó logísticamente y con medios militares limitados a aquellos países que lo hicieron. En el terreno político, España reconoció en marzo de 2011 al Consejo Nacional de Transición como gobierno provisional, desplazó un mes después un enviado especial a Bengasi y formó parte del Grupo de Amigos de Libia.

Desde el inicio de la transición política en Libia, España ha procurado relanzar las relaciones bilaterales mostrando su disposición favorable al proceso de reconciliación. España apoyó las negociaciones impulsadas por la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia, celebradas en Ginebra en 2014 y en Sjirat, Marruecos, en 2015. En diciembre de 2015 estas llevaron a la firma del denominado Acuerdo Político Libio y a la formación de un Consejo Presidencial y un Gobierno de Acuerdo Nacional, reconocidos por la comunidad internacional.

Pero el interés de Libia para España no se limita al ámbito de la cooperación en materia de gobernanza democrática, sino que tiene un fuerte componente económico. España es uno de los más importantes socios comerciales de Libia: en 2019 fue su segundo cliente después de Italia (Italia, 18,1 %; España, 14,16 %; China, 16,1 %; Alemania, 15 %, y Francia, 5,5 %) y su quinto proveedor (China, 15,2 %; Turquía, 12,9 %; EAU, 10,2 %; Italia, 8,7 %, y España, 6,2 %).

Al igual que ocurre con Argelia, en la estrategia económica española hacia Libia la energía juega un papel muy importante, fundamentalmente el sector del petróleo, dadas su calidad, la facilidad y bajos precios de extracción y la proximidad con el mercado español. En el 2007, Repsol descubrió dentro del territorio libio el mayor yacimiento de crudo en su historia, cuya producción alcanzó los 450.000 barriles diarios51. El inconveniente es que la producción y las exportaciones de hidrocarburos de Libia se han visto fuertemente afectadas por el conflicto de los últimos años y han sufrido diversos altibajos en función de la evolución de la situación militar.

En cuanto al gas natural licuado (LNG), no existe posibilidad de suministrarlo por gasoducto a la península ibérica. No obstante, Libia, junto con Argelia, fue pionera en la exportación de gas licuado a España.

En el marco de los intereses energéticos españoles, la compañía Repsol juega un papel muy destacado en Libia. Con 11 millones de barriles de petróleo extraídos, 77 millones de barriles equivalentes de petróleo de reservas totales y unas concesiones que abarcan 4.698 kilómetros cuadrados, Repsol es uno de los principales productores extranjeros de petróleo en el territorio, donde desarrolla su actividad a través de la filial Repsol Exploration Murzuq, S. A. (REMSA)52.

El campo de Al Sharara, ubicado en el desierto de Murzuq, fue descubierto en 1980 y es propiedad de Repsol. Cuenta con unas reservas probadas totales de 3.000 millones de barriles y puede producir hasta 340.000 bbl/d, lo que lo sitúa entre uno de los más importantes de Libia53. Con aproximadamente el 12 por ciento de la producción petrolera y el 60 por ciento de sus reservas probadas54 de crudo, puede decirse que la buena marcha de Repsol en Libia es a España lo que la General Motors fue —en sus buenos tiempos— a los Estados Unidos.

En cualquier caso, para España, Libia es especialmente relevante al considerar las perspectivas de la producción de petróleo por tres razones. La primera es que la producción real libia está más estrechamente vinculada a los precios internacionales del petróleo que la de otros exportadores, lo que la hace especialmente vulnerable a choques económicos y a variaciones externas de los precios. Esta mayor vulnerabilidad al entorno energético tiene la capacidad de afectar potencialmente a los suministros españoles y, por tanto, a sus intereses en el país. La segunda es que la situación de conflicto civil interno, agravada por la presencia de actores externos, hace que las perspectivas para España de mayores suministros dependan de un crecimiento superior de la producción. Ahora bien, lograrlo exige un acuerdo entre los contendientes sobre la mejor manera de gestionar los recursos actuales y potenciales de Libia. Consecuentemente, la tercera razón implica un acuerdo entre las partes libias y los socios internacionales y el fin del conflicto, lo que supondría un enorme incentivo para el sector energético de una Libia situada entre los países con mayores reservas de petróleo en el mundo y que, en un entorno de paz, podría prosperar rápidamente. La actitud positiva de España en el proceso de paz y su no intervención militar en el conflicto permitirían potenciar su atractivo como cliente energético e incentivarían la participación de las empresas españolas en la reconstrucción del sector.

Conclusiones

La recuperación del sector energético libio parece consolidarse y la competición por los inmensos recursos energéticos del país no ha hecho más que empezar. Hay enormes reservas aún por explotar y enormes oportunidades de inversión en las zonas centro y sur del país y, por supuesto, en la parte del Mediterráneo off-shore, la más disputada con Estados como Egipto, Chipre o Grecia. Libia, como ha reconocido el presidente de la Corporación Nacional de Petróleo (NOC), Mustafá Sanallah, tiene el potencial de desarrollar recursos de hidrocarburos y proporcionar a Europa suministros abundantes y seguros de petróleo y gas natural.

Por ello, en estos momentos de conflicto en Ucrania, resultan esenciales el consenso europeo sobre la importancia de la estabilidad de Libia y la convicción casi completa de la necesidad de dotar de tintes neutrales el suministro de petróleo y gas, liberándolo de cualquier vínculo con los actuales enfrentamientos locales e internacionales. En este sentido, resulta poco probable que, salvo tensiones inesperadas relacionadas con el conflicto entre las partes, el sector petrolero se vea afectado durante los próximos tiempos por la crisis ruso-ucraniana de una manera que pueda conducir nuevamente a la suspensión de la producción.

Los aumentos de la producción dependerán, en todo caso, de la recuperación de la cuenca de Sirte, rica en recursos, y de los campos que abastecen a las cruciales terminales de exportación de Ras Lanuf y Es Sider en el creciente negocio petrolero de Libia. Ello exigirá la reparación de las infraestructuras seriamente dañadas en los años de guerra civil.

En cualquier caso, habría que acabar antes con la espiral de violencia, algo difícil de conseguir sin que se marchen los más de 20.000 integrantes de fuerzas extranjeras y mercenarios que ayudan a las facciones en guerra, tanto al Gobierno de Unidad Nacional de Trípoli, respaldado por la ONU, como al hombre fuerte en el este del país, Khalifa Haftar.

A favor de la estabilización política y la recuperación del sector energético estarían el cansancio de la población, el agotamiento de las partes después de once años de guerra civil, el renovado interés europeo por los recursos libios que motiva la guerra de Ucrania y el cierre del mercado ruso. A ello habría que añadir las inmensas reservas todavía sin explotar de Libia, donde en los últimos meses se han descubierto veintinueve ubicaciones de petróleo y doce de gas.

El escenario energético más desfavorable para los europeos sería la cooperación estrecha entre Rusia y Turquía siguiendo el patrón de Siria, prácticamente partida en distintas esferas de influencia entre ambos. Una Libia dividida expulsaría a los europeos y permitiría a Turquía controlar una gran parte del gas en alta mar, interrumpir el flujo de energía hacia Europa sin obstáculos y, consecuentemente, gestionar una parte significativa de las reservas de energía del país. Al mismo tiempo, Rusia podría utilizar su presencia en el golfo de Sirte y su influencia sobre el Ejército Nacional Libio del general Hafter para impedir las actividades energéticas que realizan las compañías europeas e incluso para asomarse al Mediterráneo siguiendo una estrategia de confrontación más ambiciosa. En cualquier caso, esta posibilidad está condicionada por el curso de la guerra en Ucrania.

En el caso de España, un país para el que la diversificación de los suministros energéticos constituye una prioridad, Libia ofrece múltiples oportunidades de cooperación que van más allá de los hidrocarburos y se extienden a sectores como las infraestructuras y la construcción, la salud o las energías renovables: una Libia en paz necesitará de todo. Pero toda dirección favorable a los intereses españoles está supeditada a que se consolide la estabilización política y mejoren las condiciones de seguridad, requisitos imprescindibles para que la cooperación fructifique.

España podría ayudar a reforzar el nuevo Estado libio y sus instituciones a evitar que prosperen la criminalidad, el terrorismo y el tráfico de personas que tan negativamente repercuten en la seguridad regional y en la seguridad energética. Igualmente, España tiene mucho que aportar, dadas su experiencia y la capacidad de sus empresas en sectores clave para la transformación y diversificación económica de Libia. La no intervención española en el conflicto y el interés que despierta el potencial de los hidrocarburos para la seguridad de nuestros abastecimientos energéticos acentúan la importancia de Libia en los próximos años como proveedor estratégico para España. De aprovecharse estas oportunidades, el beneficio sería mutuo no solo desde la perspectiva energética sino también en cuanto a la estabilidad en el Mediterráneo, precisamente una de las principales prioridades de seguridad españolas.

En definitiva, muchos son los riesgos que sigue presentando Libia en estos momentos, pero también son muchas las oportunidades para el continente europeo, necesitado de fuentes energía que le permitan compensar las pérdidas en Rusia. De aquí el interés de Europa por evitar un colapso de la seguridad libia y otra ronda de conflicto civil que afecte negativamente el desarrollo y la explotación de sus recursos energéticos.

La solución pasaría, más que por cuestionar la legitimidad del Gobierno de Unidad Nacional, por celebrar lo antes posible unas elecciones presidenciales, proceso pospuesto desde diciembre de 2021. Un gobierno estable y unido que goce de la adecuada legitimidad, atienda las reivindicaciones políticas de las tres regiones históricas de Libia y fije un sistema equitativo de reparto de los beneficios del crudo de acuerdo con la Constitución de 1951 facilitaría la mejora de la seguridad, al tiempo que disiparía las dudas de las empresas extranjeras para que se decidieran a trabajar en Libia y atraería inversiones internacionales sustanciales, tan necesarias para la recuperación del sector energético.

Evidentemente, el tiempo es esencial para evitar una crisis constitucional que socave la legitimidad del sistema político, cree nuevas oportunidades para reanudar el conflicto o proporcione pretextos a las potencias extranjeras para que mantengan su presencia militar en Libia. Ahora, con el fin de las hostilidades, se ha abierto una ventana de oportunidad para que Libia escape del círculo vicioso de inestabilidad e incertidumbre que impide la realización de todo su potencial energético. No cabe duda de que la comunidad internacional y España también deberían desempeñar un papel constructivo en este escenario, lo que permitiría aprovechar mejor las enormes oportunidades que ofrece Libia. Conseguirlo va precisamente en la dirección de los intereses de Europa y de España.

Ignacio Fuente Cobo*
Analista Principal IEEE

Referencias:

1 Libia ha demostrado poseer unas reservas de petróleo crudo de 48 mil millones de barriles desde enero 2013, la dotación más grande en África, que constituye el 38 por ciento del total del continente, y la novena cantidad más grande a escala mundial. Aproximadamente el 80 por ciento de las reservas de Libia están localizadas en el golfo de Sirte.

2 WORLDOMETER. «Libya Oil». Disponible en: https://www.worldometers.info/oil/libya-oil/

3 CIA. «Natural Gas: Proved Reserves (cu m)», The World Factbook. 2015. Disponible en: https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/fields/2253.html.

4 MACALISTER, Terry. «Why Libya's 'sweet' crude oil is not enough to tempt BP or Shell», The Guardian. 26 de agosto de 2012. Disponible en: https://www.theguardian.com/business/2012/aug/26/libya-sweet- crude-oil-bp-shell

5 APICORP. «Libyan oil: Prospects for stability and growth», Energy Research, vol. 3, n.o 14. Noviembre de 2018. Disponible en: https://www.apicorp.org/Research/EnergyReseach/2018/APICORP_Energy_Research_V03_N14_2018.p df

6 BELLOTTO, Alberto y VITA, Lorenzo. «Che cos’è il gasdotto Greenstream», InsideOver.26 de diciembre de 2018. Disponible en: https://insideover.ilgiornale.it/schede/politica/cosa-e-greenstream.html

7 La planta no dispone de la tecnología para separar algunos gases líquidos de los licuados, lo que limita el número de terminales receptoras capaces de procesar estos últimos.

8 THE HERITAGE FOUNDATION. «2015 Index of Economic Freedom». Enero de 2015. Disponible en: http://www.heritage.org/index/

9 FAOSTAT. Disponible en: https://www.fao.org/faostat/en/#country/124

10 THE WORLD BANK. MENA Quarterly Economic Brief. Enero de 2014, p. 18.

11 STEPHEN, Chris. «Partition of Libya looms as fight for oil sparks vicious new divide», The Observer. 16 de marzo de 2014. Disponible en: http://www.theguardian.com/world/2014/mar/16/libya-partition-looms- fight-oil-tanker.

12 APICORP. Op. cit.

13 ALHARATHY, Safa. «Libya’s daily crude output exceeds 1,200 million barrels», The Libya Observer. 17 de noviembre de 2022. Disponible en: https://www.libyaobserver.ly/inbrief/libyas-daily-crude-output- exceeds-1200-million-barrels#nav

14 ZAPTIA, Sami. «Libya concludes agreement with Eni and BP to start drilling for gas in Mediterranean», Libya Herald. 31 de octubre de 2020. Disponible en: https://www.libyaherald.com/2022/10/libya-concludes- agreement-with-eni-and-bp-to-start-drilling-for-gas-in-mediterranean/

15 PORTER, Geoff D. «Terrorist targeting of the Libyan oil and gas sector». Combating Terrorism Center at West Point, 27 de febrero de 2015. Disponible en: https://www.ctc.usma.edu/posts/terrorist-targeting-of- the-libyan-oil-and-gas-sector.

16 Oasis es un consorcio de las compañías norteamericanas Hess, Marathon y ConocoPhillips.

17 MARKEY, Patrick y ELUMAMI, Ahmed. «Islamic State risk for Libya's troubled oil sector». Reuters, 28 de octubre de 2015. Disponible en: http://www.reuters.com/article/2015/10/28/us-libya-energy- idUSKCN0SM0HW20151028#bjDeHlAhyGhqcL8t.97

18 AMARA, Hani. «Libyan Forces Clear Last Islamic State Holdout in Sirte». Reuters, 6 de diciembre de 2016. Disponible en: http://www.reuters.com/article/us-libya-security-sirte-idUSKBN13V15R.

19 LIBYAN GAZETTE. «Libyan Troops Clash with ISIS Militants Leaving 6 Dead and 17 Injured». 17 de mayo de 2016. Disponible en: https://www.libyangazette.net/2016/05/17/libyan-troops-clash-with-isis- militants-leaving-6-dead-and-17-injured/

20 BOBIN, Frédéric. «Un an après l’accord de Skhirat, la dérive de la Libye paraît inexorable», Le Monde. 17 de diciembre de 2016. Disponible en: http://www.lemonde.fr/idees/article/2016/12/17/un-an-apres-l- accord-de-skhirat-la-derive-de-la-libye-parait-inexorable_5050664_3232.html#3WF7pThxk19KpvE1.99.

21 SALEH, Hebsa. «Libya suffers “catastrophic damage” to key oil port facility», Financial Times. 18 de junio de 2018. Disponible en: https://www.ft.com/content/6e447aa8-72c8-11e8-aa31-31da4279a601

22 AL-WARFALLI , Ayman. «Libya’s Eastern Commander Declares Victory in Battle for Benghazi». Reuters,
5    de    junio    de    2017.    Disponible    en: https://www.reuters.com/article/us-libya-security-benghazi- idUSKBN19Q2SK.

23 ESTELLE PEREZ, Emily y YOUNG PARK, Min. «Fighting Forces in Libya: July 2017», Critical Threats.
28 de julio de 2017. Disponible en: https://www.criticalthreats.org/analysis/fighting-forces-in-libya-july- 2017.

24 APICORP. Op. cit.

25 SHEPPARD, David. «Total chief executive says no shortage of supplies in oil market», Financial Times.
9    de    octubre    de    2018.    Disponible    en:    https://www.ft.com/content/25b5d742-cbeb-11e8-b276- b9069bde0956

26 FINGAR, Courtney. «Libya enters fourth year of near investment blackout», Financial Times. 13 de junio de 2018. Disponible en: https://www.ft.com/stream/ac87d2ba-8337-3fc2-9b73-20ef73672905

27 SHEPPARD, David. «Opec eyes further oil supply cuts to counter coronavirus rout», Financial Times. 27 de enero de 2020. Disponible en: https://www.ft.com/content/cc0de784-40fb-11ea-bdb5-169ba7be433d

28 AYDEMIR, Mucahit. «Libya oil production comes to halt, affects economy». Anadoulu Agency, 1 de enero de 2020. Disponible en: https://www.aa.com.tr/en/middle-east/libya-oil-production-comes-to-halt-affects- economy-/1860775

29 CONSEJO EUROPEO / CONSEJO DE LA UNIÓN EUROPEA. «Declaración del Alto Representante en nombre de la UE sobre el anuncio de un acuerdo de alto el fuego en Libia». 25 de octubre de 2020. Disponible en: https://www.consilium.europa.eu/es/press/press-releases/2020/10/25/declaration-by-the- high-representative-on-behalf-of-the-eu-on-the-announcement-of-a-ceasefire-agreement-in-libya/#

30 AP NEWS. «Libya’s oil production recovers past 1M barrel a day». 7 de noviembre de 2020. Disponible en:    https://apnews.com/article/turkey-africa-libya-middle-east-tripoli- a21bb93b6e866af684588ef5e9786a63

31 EL WARDANY, Salma. «Libya’s Oil Crescent Gets Back to Work as Sarir Field Opens», Bloomberg. 30 de septiembre de 2020. Disponible enhttps://www.bloomberg.com/news/articles/2020-09-30/libya-s-oil- crescent-gets-back-to-business-as-sarir-field-opens

32    TRADING    ECONOMICS.    «Libya    crude    oil    production».    Disponible    en: https://tradingeconomics.com/libya/crude-oil-production

33 GAUB, Florence y LUENGO-CABRERA, José. «Libya: Crude Implosion». European Union Institute for Security Studies, 27 de febrero de 2015. Disponible en: https://www.iss.europa.eu/content/libya-crude- implosion

34 ASSAD, Abdulkader. «Libya could join NIGAL gas pipeline project that extends from Nigeria to Europe», The Libyan Observer. 27 de septiembre de 2022. Disponible en: https://www.libyaobserver.ly/economy/libya-could-join-nigal-gas-pipeline-project-extends-nigeria-europe

35 MARTÍN, Javier. «El conflicto en Libia: una guerra silenciosa entre Macron y Salvini», El Confidencial. 8 de abril de 2019. Disponible en: https://www.elconfidencial.com/mundo/2019-04-08/el-conflicto-en-libia-la- guerra-silenciosa-entre-macron-y-salvini_1930010/

36 LIBYA, Mohammed. «Sanallah: Libya is the appropriate place to invest in natural gas», The Libya Observer. 15 de mayo de 2022. Disponible en: https://www.libyaobserver.ly/economy/sanallah-libya- appropriate-place-invest-natural-gas

37 BOUSSO, Ron. «Shell espera regresar a libia con inversiones en petróleo, gas y energía solar», La Nación. 30 de noviembre de 2021. Disponible en: https://www.lanacion.com.ar/agencias/shell-espera- regresar-a-libia-con-inversiones-en-petroleo-gas-y-energia-solar-nid30112021/

38 ASSAD, Abdulkader. «Italy tops list of Libyan trading partners with 6.37 billion euros», The Libya Observer. 18 de octubre de 2022. Disponible en: https://www.libyaobserver.ly/economy/italy-tops-list- libyan-trading-partners-637-billion-euros

39 MEZRAN, Karim y PAVIA, Alissa. «Italia encontró su camino de regreso a Libia». Atlantic Council, 16 de abril de 2021.

40 ZAPTIA, Sami. Op. cit.

41 TRT. «AFRICOM: “2.000 mercenarios Wagner están luchando por Haftar en Libia”». 16 de junio de 2020. Disponible en: https://www.trt.net.tr/espanol/mundo/2020/06/16/africom-2-000-mercenarios-wagner-estan- luchando-por-haftar-en-libia-1437197

42 LA VANGUARDIA. «Erdogan acusa a Hafter de limpieza étnica y amenaza con “darle una lección”». 14 de    enero    de    2020.    Disponible    en: https://www.lavanguardia.com/internacional/20200114/472897346708/erdogan-acusa-a-hafter-de- limpieza-etnica-y-amenaza-con-darle-una-leccion.html
 

43 KIRKPATRICK, David D. y WALSH, Declan. «As Libya Descends Into Chaos, Foreign Powers Look for a Way Out», The New York Times. 18 de enero de 2020. Disponible en: https://www.nytimes.com/2020/01/18/world/middleeast/libya-war-hifter-russia.html

44 LA VANGUARDIA. «Líderes UE ven ilegal pacto marítimo turco-libio que afecta a Grecia y Chipre». 13 de    diciembre    de    2019.    Disponible    en: https://www.lavanguardia.com/politica/20191213/472197684810/lideres-ue-ven-ilegal-pacto-maritimo- turco-libio-que-afecta-a-grecia-y-chipre.html

45 PITEL, Laura y SHEPPARD, David. «Turkey fuels regional power game over Mediterranean gas reserves», Financial Times. 19 de julio de 2020. Disponible en: https://www.ft.com/content/69a222d4- b37c-4e7e-86dc-4f96b226416d

46 El artículo 57 de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar sitúa la máxima anchura de una EEZ en 200 millas náuticas (370 kilómetros) a partir de la costa que sirve para calcular las aguas territoriales. Solo si se acepta la pretensión de Turquía de que las islas e islotes griegos, muchos de ellos situados cerca de las costas turcas, no pueden usarse para definir una EEZ, sería posible de una manera práctica conformar la EEZ turca.

47 ASSAD, Abdulkader. «Egypt, Greece reject Libya-Turkey MoUs», The Libya Observer. 9 de octubre de 2022. Disponible en: Egypt, Greece reject Libya-Turkey MoUs | The Libya Observer

48 ASSAD, Abdulkader. «Oil and Gas Minister: 40% of potential oil sites are in Turkey's demarcated area», The Libya Observer. 21 de septiembre de 2022. Disponible en: Oil and Gas Minister: 40% of potential oil sites are in Turkey's demarcated area | The Libya Observer

49 ALHARATHY, Safa. «Architect of Libyan-Turkish maritime MoU estimates a value of $30 trillion of gas in Libyan area», The Libya Observer. 6 de octubre de 2022. Disponible en: Architect of Libyan-Turkish maritime MoU estimates a value of $30 trillion of gas in Libyan area | The Libya Observer

50 SALEH, Heba. «Egypt threatens military action in Libya if Turkish-backed forces seize Sirte», Financial Times. 21 de junio de 2020. Disponible en: https://www.ft.com/content/e6aa87b0-5e0b-477f-9b89- 693f31c63919

51 EMBAJADA DE LIBIA EN ESPAÑA. «Las relaciones entre Libia y España». Disponible en: http://www.embajadadelibia.com/embajada/

52 REPSOL. «Repsol en Libia». Disponible en: https://www.repsol.com/es/conocenos/repsol-en-el- mundo/africa/libia/index.cshtml#:~:text=Repsol%20en%20Libia%20Libia%20constituye%20la%20sexta% 20potencia,con%20T%C3%BAnez%2C%20Argelia%2C%20N%C3%ADger%2C%20Chad%2C%20Sud
%C3%A1n%20y%20Egipto.

53 MUÑOZ, J. «Repsol se plantea el regreso a Libia ante la esperada nueva estabilidad política», Capital Madrid. 6 de agosto de 2021. Disponible en: https://www.capitalmadrid.com/2021/8/6/60242/repsol-se- plantea-el-regreso-a-libia-ante-la-esperada-nueva-estabilidad-politica.html

54 VOZ PÓPULI. «Repsol sale de Libia sin fecha de retorno ante la amenaza islamista y el proyecto corre peligro».    29    de    agosto    de    2014.    Disponible    en: https://www.vozpopuli.com/economia_y_finanzas/empresas/repsol-libia-islamismo-produccion- petroleo_0_728927138.html

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