El poder militar ha mostrado su total apoyo a la nueva Constitución argelina, que somete al Ejército a la soberanía popular

Los “lobbies” contra el Ejército que amenazan la estabilidad de Argelia

REUTERS/LOUAFI LARBI - Soldados argelinos hacen guardia en la planta de gas de Tiguentourine en In Amenas, a 1.600 km al sudeste de Argel, el 31 de enero de 2013

El presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, denunció esta semana que diversos “grupos de presión” están atacando al Ejército Popular Nacional (ANP) con “campañas desesperadas”. En un discurso pronunciado en la sede del Ministerio de Defensa, el mandatario aseguró que estos “lobbies”, procedentes de “los envidiosos enemigos de Argelia que se esconden y se disfrazan”, “todavía están atrapados en un pasado que se ha apoderado para siempre”. “No es sorprendente que persistan en sus campañas histéricas para atacar su moral, porque son incapaces de aprender las lecciones del pasado. De lo contrario, habrían aprendido que estas campañas contra el ANL con sus diversificados artificios y trucos, solo fortalecerán el apoyo de nuestro pueblo en torno a su Ejército y harán que su vínculo sea todavía más irrompible”, señaló el presidente.

Tebboune también aseveró que desde la Presidencia están “aquí para enfrentarlos” y que no permitirán que se corrompa “el compromiso con el bendito Hirak [el movimiento de protestas] para construir una nueva República”, puesto que se debe continuar en “la era de la esperanza y la restauración de confianza en sí mismo”.

La denuncia del mandatario argelino se ha producido apenas medio mes después de que saliera adelante una nueva Constitución en el país, a instancias del propio Tebboune. La carta magna, la quinta desde la independencia del país en 1962, contempla la consagración del poder civil “como el único legítimo representante del pueblo por encima del poder militar, que abusaba de su legitimidad otorgada por siete años de guerra anticolonial, y del respeto de poderes del Estado, para ostentar el verdadero poder en Argelia”, según explica el analista Pedro Canales en Atalayar.

El presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune

Así, con el nuevo texto, los militares quedan sometidos al poder civil. Además, se crea el puesto de vicepresidente del país -un cargo para blindar la función del jefe del Estado- con el objetivo, también, de “evitar cualquier pronunciamiento militar o de golpe blando contra el presidente”, expone el experto.

Por ello, no es casualidad que los “lobbies” a los que se refirió Tebboune esta semana estén tratando de intensificar sus acciones contra el Ejército, para intentar recuperar la influencia que ya están perdiendo con la adopción de la nueva Constitución. Además, se han quedado sin apoyos dentro de las propias filas, puesto que los líderes militares han defendido la estrategia adoptada por el poder político del país. “El apoyo inagotable del jefe del gabinete de la ANP, el general mayor Said Changriha, al proceso iniciado por el presidente, traduce toda la cohesión que existe entre las dos instituciones, presidencial y militar. Se entiende que ambos trabajan para el mismo objetivo, a saber, salvar la República y frustrar los intentos de atacar su estabilidad y su seguridad”, declara el analista Dijo Boucetta en el medio local L’Expression. En definitiva, ahora se trata de “un ejército republicano al servicio del pueblo”, de acuerdo con este experto.

Tradicionalmente, las Fuerzas Armadas habían conseguido penetrar en todas las capas de la sociedad en Argelia, incluida la política y los negocios, convirtiéndose en muchas ocasiones en “palancas de la corrupción, del nepotismo y del debilitamiento progresivo del estamento militar”, como indica Canales.

Los argelinos marchan durante una manifestación antigubernamental en la capital, Argel, el 5 de abril de 2019

Además, el que fuera el hombre fuerte del Ejército de Argelia, el general Ahmed Gaïd Salah, hasta su muerte el pasado mes de diciembre, había dejado claro que sería él el comandante de la transición tras el desalojo de Abdelaziz Bouteflika del poder en abril de 2019. Aunque el militar también había asegurado que su intención era convocar elecciones presidenciales lo antes posible, el movimiento de protesta Hirak mostró su desconfianza hacia las proclamas de Salah, a quien lo acusaba de estar en el mismo bando que las cuatro “B”, Bouteflika, Bensalah, Bedoui y Belaiz, estos tres últimos presidente del Consejo de la Nación y posteriormente presidente interino, primer ministro y presidente del Consejo Constitucional, respectivamente, que dirigían un régimen corrompido por una estructura de poder autoritaria y oligárquica.

El medio local L’Expression también recoge que la intervención de Tebboune se ha producido en un “contexto de seguridad regional abundante”, pues coincide con los “ataques incesantes y repetidos de los Makhzen hacia Argelia”. Cabe señalar, en este punto, que por ‘Makhzen’ se entiende el estado profundo marroquí y la forma de gestión del rey y la élite circundante en la vida política del país, aunque es un término complejo de definir con exactitud. “El Makhzen entiende la causa: Argelia es un enemigo permanente y, por lo tanto, debemos prepararnos para luchar contra él en cualquier momento”, expone Brahim Takheroubt en dicha publicación. De hecho, el pasado 14 de mayo, el cónsul marroquí en la ciudad argelina de Oran declaró abiertamente que “Argelia es un estado enemigo”, lo que ya provocó el incremento de las tensiones entre las dos administraciones.

Por ello, el presidente argelino también podría haber hecho referencia a Rabat a la hora de hablar de los “lobbies” que ejercen presión contra el Ejército. Así, la “guerra fría” en el Magreb, que ya era una realidad con la carrera armamentística entre los dos países, podría escalar próximamente. 

Un hombre argelino sostiene un cartel contra las “3B” (Abdelakder Bensalah, Tayeb Belaiz y Noureddine Bedoui), durante una protesta en la ciudad costera septentrional de Orán, el 9 de abril de 2019
Liberación de líderes del Hirak

El presidente, que ha tendido su mano tanto al pueblo como al Ejército, está estudiando ahora la liberación de dos líderes del movimiento Hirak, Karim Tabbou y Samir Benlarbi, detenidos por su participación en las protestas, en otro gesto que busca satisfacer las demandas de los argelinos sobre un estado renovado y abierto. 

“El mandatario Tebboune me aseguró que aseguraría su prerrogativa constitucional para que Tabbou y Benlarbi recuperen su libertad… Es un compromiso solemne por su parte”, declaró el jefe del partido opositor Jil Jadid, Soufiane Djilali, en AFP. Del mismo modo, el portavoz de la Presidencia de la República, Belaïd Mohand-Oussaïd, confirmó las intenciones de Tebboune en el diario Liberté: “El presidente estudiará esta solicitud de conformidad con la ley y en el marco del estricto respeto a la independencia del poder judicial”, señaló el funcionario.

Un manifestante argelino marcha con un cartel que pide la liberación del político Karim Tabbou, el 27 de septiembre de 2019

De acuerdo con el Comité Nacional para la Liberación de Detenidos del país, actualmente se encuentran en prisión unas 60 personas por cargos relacionados con su implicación en el Hirak. 
 

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