La Unsmil pone el foco en la campaña para recuperar el oeste del país, apoyada por Turquía y sus mercenarios

Los crímenes de los milicianos del Gobierno libio, en la mira de Naciones Unidas

photo_camera AFP/MAHMUD TURKIA - Los combatientes leales al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) en la ciudad costera de Sabratha el 13 de abril de 2020, después de la toma de dos ciudades costeras entre Trípoli y la frontera con Túnez

Naciones Unidas llama la atención sobre los crímenes cometidos por Turquía y sus aliados en el oeste de Libia. La misión de la organización internacional para el país norteafricano (Unsmil, por sus siglas en inglés) ha condenado una serie de acciones perpetradas por milicianos del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) de Fayez Sarraj. Del mismo modo, ha señalado a las tropas del Ejército Nacional Libio (LNA) del mariscal rebelde Jalifa Haftar por sus bombardeos indiscriminados sobre distintos barrios de Trípoli.

En un comunicado oficial, la Unsmil se muestra alarmada por la “intensificación de los combates” del último día, lo que pone en riesgo la vida de muchos civiles y puede suponer una nueva ola de desplazamientos internos de población.

La nota de prensa de la misión oficial se concentra, sobre todo, en los acontecimientos ocurridos recientemente en el extremo occidental de la costa libia, en los alrededores de la localidad de Surman. Allí, las fuerzas del GNA aprovecharon la toma de la ciudad para liberar más de 400 presos que estaban asociados a grupos terroristas, en particular a la rama de Daesh en el país norteafricano.

La Unsmil condena, además, las prácticas de pillaje, saqueo y asesinato perpetradas por los milicianos, que quemaron múltiples propiedades públicas y privadas a medida que iban recuperando extensiones del territorio. La misión asegura que está monitorizando todas estas actividades y advierte de que, de probarse tales hechos, podrían constituir “graves violaciones de derecho internacional humanitario”.

Cabe recordar que las unidades de combate del GNA están integradas, en su mayoría, por mercenarios procedentes de la guerra en Siria. Muchos de ellos son terroristas que han militado en Daesh o en el Frente al-Nusra y han sido trasladados al norte de África por Turquía, que también ha desplegado sus propios militares en la línea de frente. Se considera muy probable que los UAV (drones) proporcionados por Ankara hayan sido un factor decisivo en posibilitar la reciente campaña de Trípoli.

Los supuestos crímenes perpetrados por miembros del GNA habían sido denunciados previamente por representantes del Parlamento establecido por el LNA de Jalifa Haftar en la ciudad de Tobruk, al este del país. El político y escritor libio Izz al-Din Aqil, presidente del Partido Republicano de Coalición, ha hecho referencia a la presencia de traficantes de personas buscados internacionalmente en las localidades de Sabratha y Surman.

Aqil, en declaraciones al diario emiratí Al-Ain, acusa al Gobierno turco de Recep Tayyip Erdogan de patrocinar la llegada de estos traficantes de migrantes, como Abdul Rahman Milad y Ahmed al-Dabbashi, a la costa libia.

El diplomático argelino Ramtane Lamamra
Las partes descartan un alto el fuego

En la línea defendida recientemente por el secretario general António Guterres, la Unsmil ha llamado a las dos partes en conflicto a comprometerse a un alto el fuego permanente, al menos mientras dure la pandemia global por el coronavirus. No obstante, la misión se encuentra ahora en una posición muy complicada, puesto que Ramtane Lamamra, exministro de Asuntos Exteriores de Argelia, ha renunciado a encabezarla después de la renuncia del libanés Ghassan Salamé.

Lo más probable, por tanto, es que no se alcance un acuerdo de tregua entre las partes. Recientemente, Ahmed al-Mismari, uno de los portavoces oficiales del LNA, afirmó que sus Fuerzas Armadas estaban en “guerra total” contra Turquía. En su discurso, Al-Mismari hizo hincapié en la situación de debilidad que atraviesan actualmente los contingentes turcos: “Los mercenarios sirios en Libia están experimentando grandes pérdidas, y la inteligencia turca está preparada para publicar cualquier bulo con tal de distraer la atención de sus cuantiosas bajas”. En efecto, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés) viene informando de que ya son más de 190 los mercenarios desplegados por Turquía muertos en combate en Libia.

No obstante, tampoco parece que la escalada vaya a ir a menos por la parte de Erdogan. A lo largo de la última semana, la Guardia Costera griega ha estado monitorizando varios barcos que habían partido de la costa turca con destino al norte de África. Se cree que llevan a bordo cargamentos de armas, municiones y equipamiento logístico.

Buque de la Guardia Costera griega

Uno de ellos es el ‘Grace A’, un carguero con pabellón camerunés que partió del puerto turco de Mersin, situado al sur del país. Perteneciente a una compañía con base en Líbano, fue ubicado por última vez cerca de las costas de Chipre, según informa el diario griego Kathimerini. Se sospecha que su destino final sea el puerto egipcio de Alejandría, según informes de los servicios de inteligencia helenos. Desde allí, se trataría de introducir el envío de contrabando en territorio libio, lo que constituiría una violación del embargo de armas que pesa sobre el país.

Además, testigos presenciales aseguran haber presenciado, en las últimas horas, la llegada de un nutrido cargamento de equipamiento militar turco en el puerto de Khoms, bajo control del GNA.

Libia se encuentra en estado de guerra civil prácticamente desde la caída del dictador Muamar Gadafi en 2011. Desde hace aproximadamente un año, la tensión se ha recrudecido debido a la campaña emprendida por el LNA de Haftar para recuperar todo el territorio de manos del GNA de Fayez Sarraj. Desde entonces, el teatro libio se ha convertido en una plasmación de intereses internacionales, con Turquía jugando un papel muy destacado que se enmarca en su política internacional expansionista. 

Más en Política