Se han registrado violaciones del alto el fuego y del embargo de armas. Turquía sigue presionando y la Unión Europea se sume en una crisis de inacción

Los logros de la Conferencia de Berlín colapsan en Libia

photo_camera PHOTO/AFP - Imagen de archivo de los combates en Libia

El portavoz del Ejército de Liberación Nacional libio (LNA, por sus siglas en inglés), Ahmed Mismari, ha confirmado la reanudación de los enfrentamientos en el país norteafricano con el siguiente mensaje: “Se están librando batallas en todas las líneas del frente”. Esto se produce tan solo nueve días después de que se celebrara la Conferencia de Berlín, en la que las potencias internacionales acordaron la implementación de un alto el fuego y el respeto al embargo de armas establecido por la ONU en el año 2011.

De hecho, este sábado, 17 combatientes libios murieron como consecuencia de los intensos combates que se produjeron en la ciudad-estado de Misrata. Del total de bajas, siete pertenecían al Gobierno de Unidad Nacional (GNA, por sus siglas en inglés), liderado por el primer ministro Fayez Sarraj y auspiciado por la ONU, mientras que las diez restantes integraban las filas del LNA. Una día antes, tenía lugar la violación más flagrante del alto el fuego, con la muerte de un ciudadano marroquí tras un ataque a la base aérea de Mitiga, el único aeropuerto operativo en las inmediaciones de la capital.

Cabe recordar, en este punto, desde que el LNA lanzara la ofensiva sobre Trípoli en el pasado mes de abril, más de 1.500 personas han muerto -entre ellas, 300 civiles- y más de 140.000 se han convertido en desplazados. 

Junto con la reapertura del conflicto, también se han registrado nuevas violaciones de la medida restrictiva de Naciones Unidas. Un comunicado de la Misión de Apoyo en Libia (UNSMIL) denunciaba, el pasado 25 de enero, que, en los últimos diez días, se habían “observado numerosos vuelos de carga y otros aterrizando en aeropuertos libios en las partes occidental y oriental del país, proporcionando a las facciones armas avanzadas, vehículos blindados, asesores y combatientes”. “La frágil tregua [alcanzada en la capital alemana] está ahora amenazada por la transferencia continua de combatientes extranjeros, armas, municiones y sistemas avanzados a los bandos por parte de los Estados miembros, incluidos varios que participaron en la Conferencia de Berlín”, advirtieron en la nota.

En este sentido, cabe destacar que la ONU ha hecho público un informe este lunes en el que se responsabiliza a la aviación “perteneciente a otro Estado que apoyaba las fuerzas de Haftar” como responsable del bombardeo a un centro de detención ubicado en la ciudad libia de Tajura el pasado mes de julio, en el que murieron 53 migrantes. Aunque la investigación no cita a ningún país en concreto, es sabido que el LNA está secundado por Emiratos Árabes Unidos (EAU), Egipto, Rusia, Arabia Saudí, Jordania y Francia, así como por mercenarios rusos, sudaneses y chadianos. Para la alta comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, de confirmarse plenamente la autoría, esto “podría constituir un crimen de guerra”, en violación clara del Derecho Internacional Humanitario, que prohíbe usar a la población civil como blanco.

Otra de las principales consecuencias de la injerencia de las potencias extranjeras en el tablero libio se está dejando notar sobre el petróleo. Libia, que cuenta con las mayores reservas de oro negro del continente africano, está sufriendo “un desastre y una pesadilla”, al enfrentar el noveno día con los dos principales campos petrolíferos del país -Sharara y Al Fil- cerrados por iniciativa del LNA, cuyos efectivos bloquearon un oleoducto. Así lo ha advertido este martes el jefe de la Compañía Nacional de Petróleo (NOC, por sus siglas en inglés), Mustafa Sanalla, quien además es visto por los analistas como una de las pocas voces neutrales en el conflicto.

Mustafa Sanalla, jefe de la Compañía Nacional de Petróleo (NOC, por sus siglas en inglés)

La producción de petróleo ya ha caído de 1,2 millones de barriles por día (bpd) a 260.000. “Pronto, se desplomará hasta los 70.000 bpd, y el impacto acumulativo sería una pérdida de 440 millones de dólares. Será imposible pagar 1,3 millones de salarios del sector público en el este y oeste de Libia, lo que nos forzará a buscar préstamos en el mercado internacional”, ha concretado el dirigente.

“La comunidad internacional tiene que entender que si tolera o incluso recompensa a quienes violan la ley en Libia, será cómplice en el final del Estado de derecho en nuestro país. Y esto significa más corrupción, más crimen, más injusticia y más pobreza”, ha declarado. Las potencias mundiales “parecen felices cuando logran un acuerdo de una amplia gama de países con declaraciones internacionales que exigen el alto el fuego y acuerdos políticos. Pero saben que muchos de esos países firmarán cualquier cosa y luego continuarán suministrando armas a los combatientes de guerra y verterán veneno en las redes sociales con sus sofisticadas campañas de desinformación, socavando las mismas soluciones que han apoyado oficialmente”, ha indicado.

Por eso, “no solo necesitamos palabras, sino también acciones de los miembros del consejo de seguridad de la ONU, particularmente de Reino Unido, Estados Unidos y Francia, quienes se enorgullecen de su apoyo al Estado de derecho. Necesitamos que denuncien la hipocresía de esos países, o de aquellos dentro de sus gobiernos, que prefieren perseguir sus propios intereses nacionales a expensas del pueblo libio”, ha agregado.

“Sabemos que hay una guerra de poder en Libia, pero corresponde a las superpotencias solucionar esto. Cuando las superpotencias dicen ‘para’, todo se detiene”, ha concluido Sanalla. 

En esta misma línea, se ha manifestado el gobernador del Banco Central de Libia, Al-Sadiq Al-Kabir, quien ha asegurado que los cierres de los campos petrolíferos son como “una bala en la cabeza”, en una entrevista concedida a Bloomberg. “El petróleo representa el 93% de los ingresos estatales, que se destinan en una gran parte a los salarios públicos […] Por eso, esperamos que haya apoyo de la comunidad internacional para reanudar la producción y la exportación del petróleo, de una manera más rápida”, ha declarado el gobernador. 

Imagen de archivo del yacimiento petrolífero de Sharara, Libia
Turquía sigue presionando en aras de sus intereses

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y el presidente estadounidense, Donald Trump, mantuvieron este lunes una conversación telefónica en la que ambos mandatarios mostraron su acuerdo en la necesidad “de eliminar la interferencia extranjera y mantener el alto el fuego en Libia”, según informó el subsecretario de prensa de la Casa Blanca, Judd Deere, en su cuenta de Twitter.

Antes de la llamada, el dirigente turco, en declaraciones a la agencia estatal Anadolu, había cargado duramente contra el comandante del LNA. “Haftar, que le dio la espalda a las cumbres de Moscú y Berlín, está violando el alto el fuego en Libia. Si se quiere establecer la paz allí, debe ser detenido”, aseguró Erdogan, al mismo tiempo que advirtió de que, como “Haftar y sus fuerzas están jugando un juego sucio y los estamos observando”, continuarán “haciendo lo que sea necesario” para detenerlos. 

Ankara ha adquirido un papel determinante en el conflicto libio en los últimos tiempos, sobre todo, a raíz del envío tanto de mercenarios como de tropas de su Ejército para combatir al LNA. Ahora, el presidente ha asegurado que “la hoja de ruta para resolver la crisis de Libia ha sido determinada”, según ha recogido el medio Daily Sabah. “El GNA reconocido por la ONU ha acatado todas las decisiones tomadas hasta el momento, mientras que el golpista general Haftar, quien huyó de las conversaciones de tregua en Moscú y Berlín, continúa violando el alto el fuego”, agregó Erdogan.

“Haftar es actualmente el propietario del desierto de Libia: tiene control sobre las áreas desérticas, pero aún es débil en las regiones donde está la población […] Por eso, el tema más importante es Sirte [conquistada por el LNA a principios de enero]. Si se retiran, se habrá conseguido mucho. También están interesados en Misrata, pero no han logrado el resultado que querían”, detalló, en referencia al despliegue de efectivos del LNA en las inmediaciones de esta ciudad este domingo, por el momento, fallido. 

: Donald Trump y Recep Tayyip Erdogan, después de la foto de familia para dirigirse a la sesión plenaria de la cumbre de la OTAN el 4 de diciembre de 2019
La Unión Europea, en crisis de inacción

A la Unión Europea parece habérsele olvidado que Libia está a tan solo 600 kilómetros de su territorio, en concreto, de Italia. Únicamente separados por el mar Mediterráneo, las autoridades de Bruselas parecen no ser conscientes de que, a esa escasa distancia, todo lo que suceda en el país norteafricano tiene implicaciones directas sobre la órbita comunitaria y, para ello, la prueba de la crisis migratoria. 

El recién designado como alto representante de la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Josep Borrell, se ha limitado a declarar que los últimos sucesos en Libia son “muy preocupantes” y a exhortar al resto de Estados miembros a estar “más unidos y más fuertes” para “evitar volver a dejar vacíos en su vecindarios que puedan ocupar otras potencias”. El exministro español de Asuntos Exteriores ha reiterado que “la UE debe hacer todo lo que esté en su poder”, aunque sin concretar un plan concreto, en una rueda de prensa junto al ministro alemán de Exteriores, Heiko Mass, nacional del único país europeo que ha liderado acciones específicas para intentar buscar una solución al conflicto.

Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Política Exterior y de Seguridad Común, y Heiko Maas, ministro alemán de Asuntos Exteriores, durante una reunión bilateral en Berlín, el 27 de enero de 2020

De hecho, Alemania ha pedido explícitamente a la ONU, como único órgano con esa capacidad, que apruebe una resolución a través de la cual se sancione a cualquier país que rompa el embargo de armas a Libia. “El Consejo de Seguridad debería acordar que esto no quedaría sin consecuencias”, porque “todos los que nos sentamos a la mesa en Berlín y aceptamos las conclusiones, tenemos que asumir la responsabilidad de eso”, señaló el ministro alemán. 
 

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