La pandemia global agrava la situación de las personas que trabajan en las obras de construcción de los estadios, ya de por sí precarias

Los trabajadores de Qatar 2022, expuestos al coronavirus en campamentos superpoblados

photo_camera Logo del Mundial de Qatar 2022

Qatar es uno de los países de la península Arábiga que más está sufriendo la expansión del coronavirus. Hasta la fecha, el número de casos diagnosticados en su territorio asciende a 562. El país ha tenido que cancelar algunos eventos importantes, como, por ejemplo, el Gran Premio de motociclismo que estaba previsto, en principio, para principios de este mes de marzo.

No obstante, las medidas de prevención no han alcanzado a todos los sectores. El fútbol es uno de ellos. El próximo año, está previsto que Qatar acoja la próxima edición del Mundial de la FIFA. A lo largo de estos años, el país ha movilizado una ingente cantidad de recursos, en el plano económico, logístico y humano, para construir los estadios que deberán acoger los partidos.

Y no parece que la actual pandemia del COVID-19 vaya a desviar a los dirigentes del país de su objetivo: Qatar parece dispuesto a celebrar el Mundial en 2022 sí o sí.

Según ha informado el medio emiratí Al-Ain, las obras, por el momento, han sido detenidas después de que se hayan registrado diversos positivos entre los trabajadores de la construcción empleados en los estadios. Gran parte de la zona industrial de Doha se haya acordonada, bajo custodia policial. 

¿Cuál es el problema? Según Al-Ain, cientos de trabajadores han quedado confinados dentro de los recintos industriales, en una especie de campamentos superpoblados. A muchos de ellos se les ha obligado a firmar un permiso no remunerado, de modo que el Estado solamente les cubre el alojamiento y la manutención.

No obstante, se encuentran en una situación que deja mucho que desear. Allí, las condiciones de vida distan mucho de ser dignas. En ocasiones, ocho o diez obreros malviven en una sola habitación sin electricidad y, lo que es más grave, sin acceso a agua corriente. 

El hacinamiento de los trabajadores en los campamentos constituye, por tanto, un entorno francamente propicio para la expansión del patógeno. Las autoridades del país, por el momento, no les han proporcionado asistencia médica. No se han construido centros de emergencia para atender a aquellos que presentan síntomas, como llevan días pidiendo varias organizaciones internacionales. Entidades en defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional han emitido igualmente duras críticas hacia el Gobierno de Doha.

La pandemia global agrava la situación de una mano de obra que ya se encontraba en un estado de desprotección flagrante, especialmente, en el caso de los trabajadores extranjeros. Según datos de un informe al que tuvo acceso el diario británico The Guardian, hasta mediados del mes de marzo habían muerto 34 trabajadores en las obras para el Mundial. 

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