La oposición y gran parte de la comunidad internacional hablan de fraude electoral en la victoria por la mínima del presidente boliviano

Máxima tensión en Bolivia tras la victoria de Evo Morales

photo_camera REUTERS/UESLI MARCELINO - Una partidaria del candidato presidencial boliviano Carlos Mesa protesta en La Paz, Bolivia, el 21 de octubre de 2019

Escalada de tensión y protestas y jornadas de paros en Bolivia tras la confirmación de la victoria electoral por la mínima del presidente Evo Morales, quien logró evitar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. El principal líder opositor y derrotado en los comicios, el expresidente Carlos Mesa, ha denunciado fraude electoral en el tramo final del recuento de los votos. 

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) confirmó la reelección del presidente Morales con un escasísimo margen tras un recuento electoral en el que hasta el final del escrutinio no se dilucidó si se renovaba el mandato actual o se iba a una segunda vuelta con un resultado incierto y en el aire.

El segundo candidato más votado, Carlos Mesa, señaló que el Gobierno ha consumado un “fraude” al evitar la segunda vuelta electoral. Ante esto, el dirigente centrista instó a los opositores a lanzarse a la calle para protestar por esta situación, llegando a denunciar incluso que Evo Morales ha ejecutado un “golpe de Estado” en toda regla. 

El máximo órgano decisorio electoral publicó los resultados tras escrutarse el 100% de los sufragios y estos señalaron como vencedor a Evo Morales, candidato por el partido Movimiento al Socialismo (MAS), con el 47,08% de los votos emitidos, frente al 36,51% de Mesa, representante de la alianza Comunidad Ciudadana.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, saluda a sus seguidores en el palacio presidencial de La Paz, Bolivia, después de una primera ronda de elecciones presidenciales, el domingo 20 de octubre de 2019

La diferencia del 10,57% le sirve a Morales para ganar en primera vuelta, aunque con un exiguo 0,57% de margen, la menor diferencia que ha cosechado tras haber ganado sucesivamente todas las elecciones desde 2005 (cuando salió Carlos Mesa del poder) hasta con un 64% de los sufragios.

La ley electoral boliviana exige el 50% de los votos más uno o el 40% con 10 puntos de ventaja sobre el segundo para ganar en primera vuelta, pero cuando no se alcanzan estos porcentajes, se va a segunda ronda entre los dos más votados.

“Ganamos con más del 10%, es constitucional”, aseveró Evo Morales poco después de que el TSE ratificase los datos electorales tras el recuento total de los votos definitivo al final de la jornada del jueves. Este triunfo electoral posibilita a Morales a seguir cinco años más en el cargo, con lo que completaría 18 años al frente de la Presidencia de Bolivia. 

El candidato presidencial de la oposición boliviana, Carlos Mesa, durante una conferencia de prensa en un hotel de La Paz, Bolivia, el lunes 21 de octubre de 2019. Mesa denunció irregularidades en las elecciones del domingo

En parte del seno de la comunidad internacional se pone en duda este desenlace que ha llevado a la victoria a Morales. De esta forma, la Unión Europea (UE), Estados Unidos y varios países de América Latina han solicitado la celebración de una segunda vuelta electoral ante las sospechas de fraude. Mientras, instituciones supranacionales como la Organización de Naciones Únidas (ONU) o la Organización de Estados Americanos (OEA) han instado a que se lleve a cabo una auditoría. 

Por su parte, la presidenta del máximo órgano electoral, María Eugenia Choque, comparecía ante los medios por primera vez desde el miércoles, para garantizar que están abiertos a esta auditoría que reclaman organismos como la ONU y la OEA.

Y es que las sospechas radican en que la noche del domingo el recuento electoral quedó sorprendentemente en suspenso cuando todo apuntaba a una nueva ronda de votaciones entre Morales y Mesa, que podría haber puesto en peligro la permanencia en el sillón presidencial del líder cocalero de izquierdas. El proceso de escrutinio duró finalmente cuatro días, y en el mismo se dio la inquietante circunstancia de la dimisión por el camino de Antonio Costas, vicepresidente del TSE, por la “desatinada decisión de suspender la publicación de los resultados” en la misma fecha del domingo. 

Entre los países más contrarios a este final acaecido están EEUU, Colombia, Brasil y Argentina; aquellos que han sido más duros contra la Administración Morales y contra otros socios de izquierdas de este, como la Venezuela de Nicolás Maduro o la Cuba castrista. Estos cuatro países emitieron un comunicado conjunto en el que exigían una segunda vuelta electoral, incluso antes de que el TSE se pronunciase, ya que se daba por hecho desde este polo político el amaño electoral ante los extraños episodios ocurridos.  

En este escenario, las protestas callejeras comenzaron ya el mismo domingo y a estas se ha sumado una huelga general indefinida que ha cumplido su cuarto día ya. Los choques registrados han dejado daños importantes y heridos tras duros choques con la Policía boliviana. 

Los partidarios del candidato presidencial de la oposición boliviana al partido Comunidad Ciudadana, el expresidente Carlos Mesa, y del presidente y candidato Evo Morales, son separados por las fuerzas de seguridad cuando se reúnen frente al hotel donde el Tribunal Supremo Electoral tiene su sede para contar los votos electorales, en La Paz, el 21 de octubre de 2019

Los paros y disturbios se han venido sucediendo en las principales ciudades de Bolivia, como La Paz, sede de Gobierno y del Parlamento boliviano; Sucre, capital constitucional del país; y Santa Cruz, la mayor urbe y su capital financiera.

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