La Comisión Europea se pone de perfil ante el choque de interés entre Francia y el eje hispano-alemán

Macron no cede ante las presiones y mantiene el bloqueo sobre el MidCat

photo_camera REUTERS/LUDOVIC MARIN - El presidente de Francia, Emmanuel Macron, se dirige a los medios de comunicación tras una conferencia con el canciller de Alemania, Olaf Scholz, sobre la crisis energética a través de una videoconferencia, en el Palacio del Elíseo en París, Francia, el 5 de septiembre de 2022

Macron invocó a De Gaulle. El presidente francés repitió la famosa frase del general en la que llamaba a no agitarse y “saltar como cabritos pirenaicos” minutos después de tirar por tierra el proyecto del MidCat, en un contexto en que Europa necesita mejorar sus conexiones energéticas para afrontar la crisis de suministro del próximo invierno. El inquilino del Elíseo, sin embargo, se mostró abierto a cambiar de postura si “España, Alemania u otro país” ponen sobre la mesa razones sólidas a favor del plan. Hoy por hoy, se antoja complicado que Macron dé su brazo a torcer. No en esta materia. 

El alemán Olaf Scholz no pudo convencerle. El discutido canciller, cuesta abajo y sin frenos en las encuestas tras los polémicos episodios acaecidos en su Gobierno —funcionarios a sueldo del Kremlin e irregularidades en su paso por la alcaldía de Hamburgo— y, sobre todo, por su incapacidad para domeñar la actual crisis, conversó en la tarde del lunes por videoconferencia con el presidente francés para persuadirle de la necesidad de poner en funcionamiento cuanto antes el gasoducto del MidCat, que conectaría la península Ibérica con el Viejo Continente a través de los Pirineos. El respaldo de Francia es clave para el desarrollo de la infraestructura. 

El socialdemócrata cerró filas la semana pasada con Sánchez en esta cuestión. Scholz convocó por primera vez a un presidente del Gobierno de España al Consejo de Ministros alemán, retirado en el Palacio de Meseberg, a las afueras de Berlín, donde el Ejecutivo teutón se conjuró ante lo que se esperan meses convulsos. La industria alemana, dependiente del gas ruso, corre el riesgo de verse paralizada por completo. 

Macron Scholz

Desde allí, Sánchez y Scholz sellaron su alianza para crear una Europa de la energía, para mejorar las interconexiones con el objetivo de nutrir de suministro a un continente en horas bajas. El eje hispano-alemán quedaba reforzado para presionar en Bruselas. 

El ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, hombre fuerte del Gobierno y miembro de la vieja guardia de Macron, dijo estar dispuesto a estudiar la propuesta del MidCat porque así lo pedían sus “amigos” alemán y español. Una semana después, el propio presidente francés intervino para rebajar las expectativas. “Es falso, factualmente falso” que el gasoducto solucione la crisis de suministro, remató Macron. Pero no se limitó a extender su negativa, sino que desgranó los motivos que le han llevado a bloquear, al menos de forma momentánea, el proyecto. 

El presidente francés arguyó en primer lugar que se deberían llevar a cabo reformas costosas para adaptar y poner en marcha la infraestructura, en especial si se pretende transportar hidrógeno. En definitiva, demasiadas inversiones y demasiado tiempo de espera. Podría tardar ocho o nueve meses en estar operativo del lado español, como reconoció la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, aunque lo más seguro es que se dilate más tiempo, y apenas hay margen de maniobra. Además, las obras se toparían con la fuerte oposición de los colectivos ecologistas, que, según Macron, “no carece de fundamento”. 

Scholz Sánchez

El presidente francés recordó que ya existen otros dos gasoductos que conectan España y Francia, los de Irún y Larrau, que cruzan el Pirineo navarro y que, de acuerdo con la versión del Elíseo, están “infrautilizados”. Vienen operando al máximo de sus capacidades desde principios de año; si bien es cierto que estas son limitadas, más aún ante la necesidad de suplir el suministro de gas ruso. 

En la rueda de prensa posterior a su diálogo con Scholz, el líder galo dedujo que antes de exportar, España debía importar más gas, presumiblemente “desde el sur”. Macron hacía alusión a Argelia, principal proveedor energético del Magreb, con quien España mantiene una crisis bilateral propiciada por el giro del Ejecutivo de Sánchez sobre el contencioso del Sáhara Occidental en favor de la propuesta de autonomía marroquí. 

A pesar de los amagos de acercamiento, Argel mantiene las distancias diplomáticas y comerciales con Madrid, pero cumple a rajatabla los contratos energéticos. El gas sigue fluyendo a través del Medgaz, aunque en menores cantidades que antes, ya que además España ha sustituido a Argelia por Estados Unidos como principal proveedor gasístico en los últimos meses. El Gobierno español, sin embargo, trabaja para limar asperezas con la plana mayor del régimen argelino. 

MidCat

Macron, que realizó una visita de Estado al país norteafricano la semana pasada para refundar las turbulentas relaciones franco-argelinas, pidió en última instancia más interconexiones eléctricas y no gasísticas a escala europea. No obstante, detrás de esta negativa se esboza cierto interés de Francia por contener el peso estratégico de España, potencia regasificadora, para mantener su rol de exportador energético. Se trataría de evitar dar herramientas a un potencial competidor directo. Aunque las perspectivas de financiación y rentabilidad no son del todo halagüeñas. 

No es la primera vez que queda enterrado el proyecto del MidCat. En 2019, los elevados costes hicieron detener la construcción a la altura de la localidad gerundense de Hostalric. En esta ocasión, se esperaba que Bruselas tomase la iniciativa tras el alineamiento del eje Madrid-Berlín, y no solo eso, sino que diera además un paso adelante para asumir la financiación del proyecto, que prácticamente beneficiaría a todos los Estados miembros y contribuiría a reducir la dependencia energética de Rusia, según las primeras proyecciones. Sin embargo, la Comisión Europea ha evitado posicionarse sobre la cuestión. 

El portavoz de Energía del Ejecutivo comunitario, Tim McPhie, ha declarado en una rueda de prensa en Bruselas que, por el momento, “no pueden dar una posición específica” a la espera de “más evaluaciones de los países implicados y los promotores del proyecto”. McPhie ha recordado además que, en 2019, Madrid y París congelaron el proyecto por falta de madurez.

Von der Leyen Macron
Apretarse el cinturón 

La intervención de Macron buscaba, en realidad, concienciar a los franceses del delicado horizonte energético que se presenta de cara al invierno. “Nos estamos preparando para que no haya cortes de gas ni de electricidad, eso es lo que estamos haciendo”, trasladó el líder galo, que apeló a la solidaridad y a la sobriedad para salir del atolladero. Sus discursos de las últimas semanas, especialmente desde el inicio del nuevo curso político, van encaminadas en esta dirección. El tono es severo, grave. 

Y es que Francia teme más interrupciones en el suministro de gas, un suministro que Rusia utiliza como “arma de guerra”, según el Elíseo. De hecho, el Kremlin reconoció el lunes que los cortes van a ser persistentes hasta que la Unión Europea no levante las sanciones impuestas a la economía rusa tras la invasión de Ucrania. Por de pronto, el Nord Stream I está paralizado. En este escenario, Macron apuesta por actuar en el seno de los Veintisiete, en bloque, para crear un “mecanismo de contribución europea”. 

El presidente francés vaticinó hace escasos días “el final de la abundancia”, un nuevo periodo que obliga a apretarse el cinturón. El mensaje hizo aumentar los temores, especialmente entre los sectores de la oposición, de que el Gobierno se esté planteando impulsar un paquete de fuertes recortes, las denominadas medidas de austeridad, para afrontar los próximos meses en un contexto económico marcado por la galopante inflación y el precio disparado de la energía. 

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