El príncipe heredero y gobernante ‘de facto’ de Arabia Saudí cierra su gira por Europa en Francia ante las críticas de las organizaciones en defensa de los derechos humanos

Macron repara la imagen de Mohamed bin Salman con una “cena de trabajo” en el Elíseo

Bandar Aljaloud/Palacio Real saudí vía AP - Tras Grecia, el príncipe heredero saudí se trasladará a Francia, donde se reunirá con el presidente galo, Emmanuel Macron

El choque de puños en Yeda con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, era la fotografía que ambicionaba desde hace meses el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman. Sumido en el ostracismo y arrastrando la etiqueta de “paria internacional” desde 2018, el gobernante ‘de facto’ del Reino wahabí buscaba a toda costa dejar atrás el ‘caso Khassoghi’ y reparar su imagen ante una escena occidental que rehuía de su contacto. No ha sido sencillo para MBS. Ha necesitado una guerra en Europa y el estallido de una crisis energética para recuperar posiciones. 

El dirigente saudí celebra su primera gira por Europa en cuatro años tras recibir hace dos semanas en Arabia Saudí a Biden. El miércoles visitó Atenas, donde mantuvo un encuentro con el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, que se saldó con la firma de un memorando de entendimiento que comprende numerosos acuerdos comerciales en materia energética, en las áreas de energías renovables, petróleo, gas, petroquímica, así como otro tipo de tecnologías para reducir los efectos del cambio climático, según la agencia de noticias saudí SPA. 

En la vuelta de su gira por África, el presidente francés Emmanuel Macron ha convocado a MBS en la noche del jueves en el Elíseo para una “cena de trabajo”. No es la primera vez que ambos se ven las caras desde 2018. El mandatario galo se desplazó en diciembre hasta Riad para mantener un encuentro con el príncipe heredero saudí. Fue el primer líder occidental en visitarle tras el asesinato del periodista crítico Jamal Khassoghi, columnista del diario The Washington Post, descuartizado en el consulado saudí de Estambul a petición expresa de Bin Salman, según la información de inteligencia revelada por la CIA. 

En la agenda extraoficial de los líderes figuran diversos temas de interés. En primer lugar, se estudiarán las vías para paliar la crisis energética que se cierne sobre Europa. Los recurrentes cortes de gas ruso, herramienta de presión del Kremlin, abocan al continente a definir una nueva estrategia de contención y buscar socios más fiables. Arabia Saudí, ‘El Reino del Desierto’, cuenta con abundantes reservas de crudo que podrían servir como alternativa a la energía de Rusia. Pero su fiabilidad está aún en entredicho por su nulo respeto por los derechos humanos, como amplificó el asesinato de Khassoghi. 

“Hay que ser vigilante en materia de derechos humanos y libertades, y ese será un mensaje que el presidente transmitirá a Bin Salman esta noche, pero Arabia Saudí es un socio, tenemos problemas geopolíticos de aprovisionamiento y creo que es importante tener este tipo de intercambios sin renunciar a nuestros objetivos y valores, especialmente sobre el respeto de los derechos humanos”, trasladó ante las críticas la primera ministra Élisabeth Borne, justificando la ‘realpolitik’ de doble rasero puesta en marcha por Macron, paladín de los valores democráticos ante Putin pero socio al mismo tiempo de MBS. 

Mitsotakis MBS

La oposición gala ha cargado en masa contra el presidente. También lo ha hecho la sociedad civil y las plataformas en defensa de los derechos humanos. El más ácido ha sido Yannick Jadot, candidato de Los Verdes en las últimas elecciones presidenciales, quien se preguntaba en Twitter si en el menú de la cena se servirá “el cuerpo desmembrado del periodista Khashoggi”. “¿Caos climático? ¿Paz y derechos humanos? ¿Día de sobregiro? ¡No! ¡Petróleo y armas! Todo lo contrario de lo que debería hacerse”, remató el eurodiputado. 

Las organizaciones Democracia para el Mundo Árabe Ahora (DAWN), Open Society Justice Initiative (OSJI) y TRIAL International han anunciado este jueves haber presentado una denuncia ante la Fiscalía francesa exigiendo la apertura de una investigación contra el príncipe heredero saudí por el atroz asesinato de Jamal Khassoghi y, además, por su implicación en la guerra de Yemen, precisamente otro de los puntos de los que discutirán el inquilino del Elíseo y el líder wahabí, ya que Francia es uno de los principales proveedores armamentísticos del régimen de Riad. 

Otro de los temas que estará encima de la mesa será la reactivación del acuerdo nuclear con Irán, firmado en 2015 bajo la Administración Obama pero violado en 2018 tras la retirada unilateral de Estados Unidos por decisión del expresidente Donald Trump. Arabia Saudí no formó parte de las negociaciones en Viena; Francia, sí. Sin embargo, uno y otro tienen intereses distintos. ‘A priori’, a Riad no le interesa que fructifique el acuerdo, alineándose con Israel. Macron aboga por reanudar un pacto que pende de un hilo, pero que garantizaría la parálisis del programa nuclear persa. 

A lo largo de su estancia en el Elíseo, Macron se ha erigido como el interlocutor principal de los “parias”. No ha tenido reparos en dialogar con MBS, como no los tuvo semanas antes de la invasión rusa de Ucrania en desplazarse hasta el Kremlin para encontrarse cara a cara con Putin. Está dispuesto a hablar con todos, o al menos con casi todos. En este caso, el presidente francés tiene gustos en común con el líder saudí. Ambos comparten afición por la digitalización y las nuevas tecnologías, uno visitó a Mark Zuckerberg en Sillicon Valley y otro quiere convertir Francia en una ‘start up nation’. La conversación podría empezar por ahí. 

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