En el reino marroquí, donde las energías verdes simbolizan cerca del 40%, las autoridades apuestan por un amplio plan de descarbonización industrial

Marruecos descarbonizará su economía de acuerdo con las comisiones climáticas africanas

photo_camera PHOTO/REUTERS/THAIER AL-SUDANI - Sede de la COP27

Las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando, y los impactos del calentamiento global sobre las poblaciones y el medio ambiente son cada vez más obvios. Las inundaciones que afectaron a un tercio del territorio de Pakistán en agosto y el verano más caluroso y seco de Europa en 500 años, por mencionar dos extremos, han vuelto a poner de manifiesto la urgencia de una acción mundial conjunta. No obstante, cumplir las premisas y cooperar se ha vuelto más difícil en un contexto marcado por la guerra en Ucrania, la crisis energética y las tensiones entre Estados Unidos y China, los dos principales emisores de CO2 del mundo. 

Marruecos, desde 2017, ha implementado un plan nacional de descarbonización para sus industrias. El objetivo es sujetar las emisiones de dióxido de carbono mediante el uso de más fuentes de energía renovables como la solar, la eólica y la hidráulica. El 2017 también fue el año en que el CEO de Maghreb Industries, Hakim Marrakchi, trasladó su fábrica de chicles del centro de Casablanca al área industrial del aeropuerto y optó por una estrategia baja en carbono. Maghreb Industries ha reducido su consumo de combustibles fósiles en un 20% y planea ampliar aún más su planta de energía solar para proporcionar procesos industriales para la producción de chicle.

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En Sharm El Sheikh, en el marco de la cumbre egipcia de la COP27, se discutió la implementación del Acuerdo Climático de París y cómo se cumplirán los objetivos de reducción de emisiones. También se debatieron las normas del mecanismo que permite a los países alcanzar sus objetivos financiando proyectos de protección del clima en el extranjero.  El año pasado, los Estados se comprometieron a mejorar su ambición climática y a aumentar sus “Contribuciones de Determinación Nacional” (CDN) cada año, en lugar de cada cinco años como se planeó originalmente. Sin embargo, sólo 23 de los casi 200 países han presentado objetivos de reducción actualizados para 2030 antes de la fecha límite de la ONU. 

La princesa Lalla Hasnaa de Marruecos, embajadora de Buena Voluntad del Consejo Climático de la Cuenca del Congo y la Fundación Cuenca Azul del Congo en Sharm el-Sheikh, Egipto, enfatizó el fuerte compromiso del reino marroquí de apoyar las actividades de los tres Consejos Climáticos Africanos. "Como socio fundador y, sobre todo, como un fuerte campeón de África en la región, el reino de Marruecos está decidido a contribuir al logro de los objetivos establecidos en la primera Cumbre de Brazzaville y las acciones concretas recomendadas a partir de entonces", dijo. 

En este sentido, la princesa destacó el firme compromiso de Marruecos de apoyar la fusión de los otros dos comités climáticos africanos al más alto nivel. En este sentido, Lalla Hasnaa ha recordado que la región de la cuenca del Congo es el segundo mayor sumidero de carbono del mundo y ha subrayado que su “conservación es un gran desafío global y es responsabilidad de todos los actores protegerla”.

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Las autoridades marroquíes encargaron a Assia Benhida, Partner & Market Leader Maghreb en PricewaterhouseCoopers (PwC), que apoyara su estrategia de descarbonización y transición energética y trabajó con la consultora PwC para preparar una lista de sectores prioritarios. “Uno de los sectores prioritarios es todo lo relacionado con la industria de la construcción, cemento, etc. También hay industrias artesanales que necesitan pasar del área "gris" a la "verde", especialmente la industria del cuero porque el negocio agrícola es una importante fuente de empleo”. 

Como señala Assia Benhida, el desafío para la industria marroquí es tanto el clima como la competencia. De hecho, a partir de 2025, Europa impondrá un impuesto al carbono sobre las importaciones insuficientemente libres de carbono, donde Marruecos no tiene la intención de perder a sus productores frente a competidores más ecológicos. El objetivo es formular un nuevo objetivo de financiación para el periodo posterior a 2025, donde todos los países que estén en condiciones de hacerlo deben dar su apoyo. 

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