Tras haber anunciado lo contrario, Rabat decide no exportar su stock de mascarillas ‘made in Morocco’, que se producen ya a razón de 5 millones de unidades al día

Marruecos: mascarillas para la diplomacia del coronavirus

AFP/ FADEL SENNA - El ministro de Industria marroquí Moulay Hafid Elalamy habla con empleados de una fábrica de mascarillas protectoras en Casablanca

A raíz de que las autoridades marroquíes decretaran desde el pasado día 7 de abril la obligatoriedad de su uso para salir a la calle, las mascarillas se han convertido en el tema estrella de la opinión pública y publicada en Marruecos en las últimas jornadas. Hasta la fecha, según el titular de Industria y Comercio, Moulay Hafid Elalamy, han sido distribuidos entre los comercios 13 millones de mascarillas 100% ‘made in Morocco’. El país vecino, que tiene 35 millones de habitantes a los que proteger, se ha destacado por la dureza de las medidas de contención adoptadas -entre ellas el estado de emergencia sanitaria, en vigor en principio hasta el día 20 de abril- cuando la epidemia del coronavirus aún se encontraba en una fase temprana. La gestión de la crisis está siendo objeto de elogio dentro y fuera de las fronteras magrebíes. 

Centro de Marruecos vacío

Marruecos, aseguró este lunes el ministro, “ha superado la producción diaria de 3,2 millones de mascarillas y desde el martes alcanzará los 5 millones al día”. El deseo de las autoridades marroquíes es llegar a los 80 millones de unidades. Las mascarillas son uno de los pocos elementos efectivos para prevenir la pandemia de la COVID-19. Y se han convertido en un cotizado objeto de deseo. Después de haber anunciado que una parte del ‘stock’ nacional sería vendido fuera, Rabat no quiere ahora deshacerse de una sola de esas piezas.  

Hemos decidido dotar a los ciudadanos con estas mascarillas de protección poniéndolas a la venta en más de 60.000 comercios de proximidad”, explicó el titular de Industria y Comercio marroquí en declaraciones recogidas por el digital local Le360. El ministro admitió que los packs de 50 y 100 mascarillas ya no se venden con objeto de evitar la contaminación de las mismas. El Gobierno las comercializará ahora en paquetes de 10 unidades.  

Las mascarillas -subvencionadas por el Estado a través del Fondo solidario especial dedicado a paliar las consecuencias de la pandemia, que recibe contribuciones privadas y públicas desde el día 15 de marzo y ha superado ampliamente los 3.000 millones de euros- se venden en las tiendas de ultramarinos de barrio y grandes centros comerciales a precio fijo: 80 céntimos de dírham por unidad, el equivalente a 7 céntimos de euro. No llevar una mascarilla al salir a la calle está castigado con multas y hasta con penas de cárcel merced al decreto del estado de emergencia sanitaria en vigor. 
Según datos de la revista local TelQuel, al menos siete empresas marroquíes se han beneficiado del certificado de conformidad expedido por el Instituto Marroquí de Normalización. Entre ellas, la compañía SoftTech, que anunció el mes pasado que ofrecería 10 millones de mascarillas al Gobierno, Micagricol o IKS. 

Trabajadores fábrica de mascarillas

Por otra parte, tras reunirse con representantes del ámbito farmacéutico, este lunes el ministro de Industria destacaba que el sector tiene la responsabilidad de “acompañar a los ciudadanos en este período de crisis”, en palabras recogidas por la agencia estatal MAP. El presidente del Consejo nacional de la Orden de los farmacéuticos, Hamza Guedira, avanzaba este lunes que las farmacias comenzarán a vender también las mascarillas subvencionadas de uso general. El ministro de Industria recordó que hasta ahora las farmacias solo comercializan las mascarillas médicas, cuyo precio es superior al de las que están siendo distribuidas en comercios de proximidad y grandes superficies.  

El Gobierno da marcha atrás: las mascarillas no se exportan 

Después de haberse afirmado lo contrario el martes de la semana pasada, las autoridades del país vecino dieron marcha atrás el viernes y las mascarillas de producción nacional destinadas al gran público no se exportarán a pesar de la creciente demanda exterior, incluida la procedente de España. “Exportaremos muy pronto a Europa y países vecinos”, aseveraba el ministro en una entrevista con la cadena Al Oula el 6 de abril antes de dar marcha atrás. El delegado de la agencia Efe en Rabat, Javier Otazu, aseguraba el mismo día que se negociaban ya envíos sanitarios de Marruecos a España.  

La decisión anunciada por Elalamy -el miembro más activo del Gabinete durante las últimas jornadas de crisis, con un primer ministro El Othmani manteniendo un perfil bajo- se produjo dos días después de que se diera a conocer que España suspendía el suministro a Marruecos de ciertos medicamentos genéricos en el marco de la pandemia. Desde la Agencia Española del Medicamento, en una información avanzada por El Mundo y recogida por varios medios marroquíes, se esgrimía la “escasez” de fármacos para suspender contratos de venta en vigor. Entre los medicamentos demandados por Marruecos que, según esta información, no serán distribuidos al país vecino, la cloroquina, que los centros sanitarios marroquíes prescriben de manera generalizada desde hace semanas para los enfermos por coronavirus. España actuaría con Marruecos de forma similar a la de Turquía con nuestro país.  

La Embajada de España en Rabat salía posteriormente al paso negando que se hubiera producido una incautación de los medicamentos. “La noticia en cuestión se refería a tres partidas concretas de medicamentos destinados a Marruecos que han sido todas ellas autorizadas por la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) para su exportación” al país vecino. “En España, como en otros países, en casos de aumento de la necesidad de medicamentos, la AEMPS puede revisar y retener de forma provisional partidas de exportación para analizar si cumplen con los requisitos previstos”.  

Lo cierto es que el mismo Viernes Santo los reyes Mohamed VI y Felipe VI, respectivos jefes de Estado de Marruecos y España, mantuvieron una conversación telefónica en la que, según se informó desde la Casa del Rey, hablaron de la necesidad de que la comunidad internacional dé una respuesta conjunta a la pandemia del coronavirus. Con todo, no trascendió que los monarcas abordaran la cuestión de las mascarillas.  

Mohamed VI y Felipe VI

Y de España a Francia, otro país fundamental para la economía y diplomacia marroquí. La oposición gala, especialmente desde sectores nacionalistas, ha utilizado en las últimas jornadas las mascarillas para criticar al presidente Emmanuel Macron al elogiar la manera en que Marruecos se ha volcado en la producción local del material sanitario. El jefe de Estado francés admitía en la noche de este lunes al anunciar que la prolongación del confinamiento que las mascarillas escasean en su país. Las redes sociales se inundan estos días de memes y comparativas entre la gestión del material sanitario que están haciendo las autoridades marroquíes y francesas. 

Debate abierto sobre la calidad de las mascarillas 

Y es que, en tiempos de confinamiento, las redes sociales se han afianzado como espacio de debate en Marruecos y en las últimas jornadas circulan en Marruecos videos destinados a demostrar la aparente baja calidad de muchas de las mascarillas producidas en el país magrebí. Con todo, las autoridades locales se esfuerzan en defender que el material que se está produciendo a contrarreloj cuenta con todas las garantías sanitarias.  

Para garantizar que las mascarillas cumplen con las características técnicas adecuadas, el Ministerio de Industria prepara un decreto que las defina y que, según el director de comunicación del citado departamento gubernamental en entrevista con el semanario marroquí TelQuel, será una realidad en los próximos días.  

Mientras tanto, el estado de la pandemia de la COVID-19 en Marruecos sigue siendo un enigma a tenor de la escasez de test de detección que se han practicado. Ateniéndonos a las cifras oficiales, al cierre de este texto Marruecos declaraba 1.763 casos y 126 decesos.  

El peor año del siglo para la economía marroquí 

Lo cierto es que la alianza de la crisis del coronavirus y el mal año hídrico -en un país muy dependiente de la producción agrícola- apuntan a que el actual será un ejercicio económico especialmente malo para Marruecos. A juicio del jefe del organismo estadístico oficial marroquí Alto Comisariado del Plan (HCP, en sus siglas francesas) Ahmed Lahlimi, en entrevista con la agencia Efe, el actual será el peor año en lo que va de siglo.  

El máximo responsable de la institución cree que el Estado ha sabido encarar esta situación excepcional mediante la movilización de los recursos internos e iniciativas sociales promovidas por el rey Mohamed VI y secundadas por el Gobierno. 

A juicio de Lahlimi, la crisis tiene un carácter multidimensional porque ningún sector saldrá indemne: además de la agricultura y el turismo (que representan un 20% del PIB), la pandemia tendrá consecuencias también sobre otros sectores primarios y secundarios (artesanía o industria agroalimentaria, por ejemplo). Se verán también perjudicadas las exportaciones de automoción, fosfatos y textil, que constituyen junto al turismo y las remesas de los emigrantes la principal fuente de divisas del país. 

Rey de Marruecos con mascarilla

“Padecemos la crisis del sector del automóvil, que representa más del 20% de nuestras exportaciones; los fosfatos continúan aguantando, pero sufren los efectos del descenso de volúmenes y de los precios, mientras que el textil está en la misma situación. Es como una cadena de impactos”, subrayó en la entrevista con la periodista de Efe Fatima Zohra Bouaziz. 

En sus últimas proyecciones, el HCP indicó que la economía marroquí se contraerá hasta un -1,8% en el segundo trimestre de este año, con unas pérdidas estimadas de 10.900 millones de dírhams (970 millones de euros) en este mismo período. Ante todos estos impactos, Lahlimi cree que las tasas de crecimiento “serán seguramente negativas” en Marruecos, también porque el país no puede escapar a la coyuntura difícil que vive su entorno regional, particularmente en la Unión Europea, con quien el país magrebí mantiene el 70% de sus intercambios económicos. 

La temida recesión retrotraerá a Marruecos a los años noventa, cuando vivió tres años de crecimiento negativo que culminaron en 1995 con un desplome del 6,5% del PIB nacional por efecto de la sequía, en una economía que era (y sigue siendo, aunque en menor medida) muy dependiente de la agricultura. 

De no haberse producido la crisis sanitaria actual, según datos del HCP recogidos en su última nota sobre la coyuntura trimestral, la economía marroquí debería haber crecido un 1,9% interanual en el primer trimestre del año. Lahlimi se mostró además favorable a recurrir al endeudamiento interno o externo cuando sea necesario para financiar las inversiones, pero no los gastos de funcionamiento, aunque esto suponga aumentar el déficit público. 

En este sentido, se mostró crítico con las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) de no superar determinados techos de crecimiento. “No hay que mitificar algunos indicadores. El 2 o 3% de déficit es un mito y un crecimiento que tenga que ser del 6 % es otro. El crecimiento no depende del nivel sino más bien del contenido. ¿Creará empleo e ingresos? ¿No hay desigualdades sociales en este crecimiento? Esto es lo más importante”, concluyó el jefe del Alto Comisariado del Plan en la citada entrevista.

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