El escritor presentó en la librería Burma de Madrid su quinta novela “El latido de Al-Magreb”, de M.A.R. Ediciones, una obra que habla de la diversidad, de las diferencias y de la importancia de ponernos en el lugar del otro

Martín Carbajal: “Las diferencias no suponen un punto de separación, sino de ganas de comprender al otro”

PHOTO/ATALAYAR/GUILLERMO LÓPEZ - Pablo Martín Carbajal

Pablo Martín Carbajal nos lleva de nuevo al continente africano, en esta ocasión a Mauritania y Marruecos. A través de sus protagonistas, dos hermanos canarios que trabajan en la empresa familiar, y que no mantienen muy buenas relaciones, el autor nos adentra en estos países para mostrarnos “el latido” de sus gentes, su historia, su cultura, su religión, su diversidad… Momentos antes de la presentación de su quinta novela, “El latido de Al-Magreb”, Martín Carbajal conversó con Atalayar de la importancia de ser capaces de ponernos en el lugar del otro para respetarnos y entendernos; de su enamoramiento del continente africano, al que lleva yendo más de 20 años; del conflicto del Sáhara, sobre el que tiene una mirada pesimista; de la poética de los títulos de sus novelas; de las casualidades y el destino; y de su escritura y sus proyectos, como la publicación de la segunda parte de su primera obra: “Tú eres azul cobalto”.

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Está en Madrid presentando su última novela, “El latido de Al-Magreb”. ¿Cuál es ese latido?

Me gustaría trasladar la realidad de la región, pero una realidad integral, hablando de historia, de política, de religión, de cultura, de sociedad… Hay un intento de conocer al otro, cómo piensa el que es diferente, ver las diferencias existentes entre nosotros y ellos para ser capaces de ponernos en su lugar y ellos en el nuestro con el fin de respetarnos y comprendernos. La novela respira todo esto que acabo de decir y espero que ese sea el latido, un latido que lleve a conocer la región y a quererla como yo la quiero. 

Mauritania, Marruecos, se adentra también en el Sáhara… ¿Cuál es la opinión del autor, no de los personajes, de este conflicto que dura ya 40 años?

En la novela no se muestra la opinión del autor, sino de los personajes, pero es cierto que hay gente que asimila al personaje principal con el autor.  Hay un momento en la conversación en la que se ven los dos puntos de vista: el más prosaharaui y el más promarroquí. Los personajes saharauis le preguntan que qué opina del conflicto, y él da su opinión. No responde el autor, pero es cierto que me he planteado si era o no la mía.

Entonces, su opinión es…

Tal y como está planteado el tema, mi opinión es que parece un conflicto sin solución, por muchos intentos que hay de las dos partes, parece que no hay posibilidad de llegar a un acuerdo. La novela está ambientada en los años 2015 y 2016, por tanto, los últimos acontecimientos ocurridos en España relacionados con el Sáhara no aparecen.

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Volvamos a su escritura. Como gran conocedor de África, ¿cuál es la mirada que se percibe en la calle, no la de los políticos o periodistas, sino la de la gente de a pie, como los hermanos de su novela?

Pues la mirada que yo me he encontrado, y llevo más de veinte años yendo tanto a Marruecos como a Mauritania, y la sensación que percibo cuando quedo con mis amigos y amigas de Casablanca, Rabat… y cenamos o comemos y hablamos de temas más personales, es que no hay tantas diferencias. Es un hecho que las hay, porque son culturas distintas, pero lo que se ve es normalidad. Percibo personas conscientes de esa diversidad, pero con el afán por conocer al otro, el respeto y el entendimiento. Y esa es la mirada que yo quiero ofrecer en “El latido del Magreb” y también en mi anterior novela, “Tal vez Dakar”, donde aparecen las culturas negras. Las diferencias no suponen un punto de separación, sino de curiosidad, de ganas de comprender al otro. 

Sus personajes principales, con sus crisis existenciales, nos llevarán a otras culturas, costumbres, religiones, formas de ver la vida… ¿Cree que lecturas como la suya ayudan a entender la diversidad?

Sí, sí, yo creo que ese es el objetivo: entender al otro.  Creo que incluso en el último capítulo se produce una conversación clave que trata sobre la capacidad de las personas de distintas religiones de ponerse en el lugar del otro y ser capaces de entenderse. En la novela se hace el esfuerzo de entender incluso la diversidad del islam en un país como Marruecos, que mayoritariamente es suní, más moderado, pero donde existen otras muchas interpretaciones del islam, hasta la más radical. Hay una gran diversidad y lo que piensan algunos no representan a todos los musulmanes, ni mucho menos. Hay que hacer hincapié en eso.

Ha citado su anterior novela “Tal vez Dakar”. Volvamos al continente africano. ¿Es cierto que engancha, que enamora?

Sí, bueno…  Hay gente a la que engancha y a la que no. En la novela, a uno de los hermanos, África engancha; la otra persona, en principio, siente rechazo. Yo creo que engancha, a mí me ha enganchado…  y tiene que ver con la capacidad de superación de los africanos, a pesar de las dificultades en las que viven, a pesar de la pobreza, porque destaca ese sentimiento de superación, esa alegría que aparentemente muestran, aunque después haya muchas cosas detrás. En África, hay muchas realidades. La sensación es que van a por todas, que no tienen miedo a perder cosas, porque tampoco tienen mucho. Te engancha la cohesión social, las redes de solidaridad africanas, que, además, funcionan a nivel familiar. Son muchos los argumentos que hacen que te enamores del continente, como la búsqueda de la identidad. Estaban colonizados, no existían como tales y, de repente, en los años 50 y 60 tuvieron que convertirse en nuevos países. Me parece un proceso muy interesante, por ejemplo, el surgimiento del nacionalismo marroquí; las dudas que tenía Mauritania de constituirse como país cuando eran solamente unas tribus nómadas sin ningún tipo de organización política; el caso de Senegal, todos los movimientos de la negritud, de la defensa de los derechos y la cultura de los negros; o la revolución saharaui. Ahí tenemos cuatro luchas por buscar un lugar en el mundo. Me parece apasionante. El viajero normal esto no lo ves, yo lo descubrí cuando empecé a leer sobre África. Entonces, dejas esa primera mirada más exótica o superficial y empiezas a comprender.

pablo-martin-carbajal-latido-magreb-marruecos-sahara-mauritaniaEl hecho de haber sido director general de Relaciones con África del Gobierno de Canarias y de observar desde las islas, ¿le ha hecho sentir una realidad que otros no?

La verdad es que ya venía sensibilizado porque había trabajado, viajado bastante y vivido en otros países. Había dado la vuelta al mundo con mochila… Estaba sensibilizado, tenía la necesidad de conocer otros países, otras culturas. Aunque sí, es cierto que el hecho de ser director general me ayudó a intensificar más este sentimiento.

¿Tuvo más peso su experiencia en la ONG?

La mirada de la cooperación sí me ha enriquecido. La experiencia en la ONG, en Armenia, fue enorme. Porque en la cooperación, vas con la idea de ayudar en lo que puedas, y esa mirada de la cooperación no la tiene cualquier persona, un empresario o un político, si no lo ha vivido. El tiempo que pasé en Armenia y en Bruselas fue clave.

Y también hay una lectura importante: Robert Kaplan, que es un gran analista geopolítico. Cuando leía a Kaplan, quería hacer lo mismo que hacía él, intentar analizar los países desde el punto de vista geopolítico, desde el punto de vista del entendimiento de la sociedad. Kaplan y África, Armenia, Georgia, la extinta Yugoslavia… Esas lecturas cuajaron en mí. Todo esto está también en la base de mis novelas. 

Pues nos vamos a la primera: “Tú eres azul cobalto”, donde la pintora mexicana Frida Kahlo es esencial, y a su autor, ¿en qué ha cambiado Pablo Martín Carbajal?

He escrito cinco novelas que divido en dos periodos distintos. Uno, más intimista, de relaciones personales, donde el personaje se analiza asimismo y que englobaría a mis tres primeras obras. Y otro, más de viaje y aventura, de historia geopolítica. Dos series de novelas completamente distintas. Lo que sí es cierto es que ese intimismo de los personajes de la primera fase no desaparece en la segunda. ¿En qué ha cambiado el escritor? Quizás en que ahora es más experimentado en el oficio de escribir, pero no ha cambiado su mirada. Ahora estoy volviendo a esa primera fase intimista, porque creo que hay muchas cosas que contar. 

“Tú eres azul cobalto”, “La ciudad de las miradas”, “La felicidad amarga”, “Tal vez Dakar”, “El latido de Al-Magreb”. Son títulos muy poéticos…

Sí, eso me dicen. Estoy muy contento con mis títulos. El primero salió de un libro de Marta Zamora, estudiosa de Frida Kahlo, que describía los sentimientos de los colores para Frida. Ese título me marcó un poco porque gustó mucho. Busco en los títulos esa inspiración, que sugieran algo. El más difícil ha sido este último, “El latido de Al-Magreb”, los demás fueron saliendo más o menos. 

¿Por qué este último ha sido el más difícil?

Porque yo quería en el título una palabra de ubicación geográfica y en un primer momento Magreb no se me ocurrió. Estaba Mauritania, Sáhara y Marruecos, que para mí son cosas distintas. Buscaba la palabra que englobara a los tres. Pensé muchos títulos posibles, pero no se me ocurrió Magreb, porque además engloba a otros como Argelia, Túnez. Hasta que descubrí la historia de Al-Magreb al-Aqsa, que es la parte más occidental del Magreb, la parte atlántica. Pensé poner el nombre entero, pero finalmente opté por “El latido de Al-Magreb”.

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En su blog nos cuenta que nació el Día de Libro y se plantea si fue o no casualidad. Me voy otra vez a México. El escritor Andrés Henestrosa decía que nada es por casualidad, que todo está escrito. ¿Lo cree?

Sí, (ríe). Lo creo o quiero creerlo que no nací el día del libro por casualidad y que estaba escrito de alguna manera. Nunca me he atrevido a afirmarlo con esta contundencia, pero sí, me gusta, me encanta haber nacido ese día. Lo celebro con muchísima ilusión, por el cumpleaños y por la literatura. Tiene que ser algo del destino, en alguna novela me pregunto si realmente existe.

Para terminar, ha mostrado el deseo de que su sexta novela salga a la luz en un año o dos. ¿Segunda parte de “Tú eres azul cobalto” o cierra la trilogía sobre África? 

La segunda parte de “Tú eres azul cobalto”, está prácticamente terminada, me faltan dos capítulos. En mi primera novela acudí a la técnica del dato escondido que lo aprendí en el libro “Cartas a un joven novelista” de Vargas Llosa. Mencionas un dato, pero no lo descubres. Decidí usarlo como ejercicio literario, estaba empezando, y me funcionó muy bien, porque en grupos de lectura, los lectores, principalmente las lectoras, me preguntaban que qué pasaba con la tía Mila y planteaban cosas que iba anotando. Me lo han preguntado durante más de diez años. Fue muy curioso. Durante la pandemia y el confinamiento reflexioné sobre este personaje y encontré su historia.

Y del tercer libro de esa trilogía de África, ¿nos adelanta algo? 

Quiero que sea una trilogía muy vinculada a la situación geográfica de Canarias. El canal con África tiene Marruecos, Sáhara, Mauritania, Senegal y Cabo Verde. Y Cabo Verde no lo he tocado, pero implica algo más: las islas de Macaronesia… Podría ir por ahí. Aunque también hay ciudades americanas que fueron fundadas por canarios como San Antonio de Texas, Montevideo…y todo esto me gusta. Está la idea, pero aún no hay nada más, lo que sí quiero es que Canarias entienda su contexto geográfico. Ni siquiera sé si la escribiré alguna vez. Ahora, la Tía Mila y otra más de la parte intimista.

¿Otra más? Cuente.

No, no (ríe), no puedo, ya sería demasiado.

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