El grueso de las niñas y niños que se utilizan como soldados en África no están en manos de las Fuerzas Armadas, sino de los grupos armados que luchan contra los gobiernos

Muchos usan niñas y niños como soldados y a nadie parece importarle

El pasado 18 de agosto, el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana (UA) tuvo una sesión especial sobre menores afectados por conflictos armados, en la que aprobó un documento que detalla 22 medidas para terminar con el uso de niñas y niños como soldados en el continente. Se trata de una más de las múltiples resoluciones que distintos organismos internacionales o regionales adoptan con el objetivo de poner fin a esta lacra. Año tras año se repiten los llamamientos y las proclamaciones solemnes sobre el tema. Sin embargo, concluidos los encuentros y apagadas las luces de las salas de reuniones, parece que todo el mundo olvida las buenas intenciones. Los grupos armados, y algunos ejércitos nacionales, siguen reclutando menores para engrosar sus filas y ser utilizados en los campos de batalla.

Por su parte, el Departamento de Estado estadounidense publicó en julio su informe anual sobre la trata de personas. En él se incluye una lista de gobiernos que han sido identificados por usar o reclutar niños soldados, o apoyar a grupos armados que lo hacen. La buena noticia es que, si la comparamos con años anteriores, se ha pasado de 15 en 2021 a 12 en 2022 (Afganistán, Myanmar, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Irán, Mali, Rusia, Somalia, Sudán del Sur, Siria, Venezuela y Yemen).

La Federación rusa entra por primera vez en este elenco. Se ha verificado que las fuerzas dirigidas por Rusia han empleado niños en funciones de combate y apoyo en Ucrania. Las fuerzas dirigidas o respaldadas por el Gobierno ruso, incluido el Grupo Wagner, también habría reclutado y usado menores soldados en algunos de los países que operan. Está demostrado que lo hacen en Libia y República Centroafricana, se sospecha que en Mali y otras partes también.

La República Centroafricana llevaba siete años ausente de esta lista. Sin embargo, la escalada de violencia vivida tras las elecciones de 2020 ha aumentado el reclutamiento de menores como soldados. Además, las Fuerzas Armadas de África Central continúa prestando apoyo al Grupo Wagner que recluta y utiliza a niños en sus filas.

Otros de los países que aparecen en la lista llevan años en ella, sin que parezca que haya ninguna intención por parte de los gobiernos y mandos militares de poner fin a esta situación.

Sin embargo, el grueso de las niñas y niños que se utilizan como soldados en África no están en manos de las Fuerzas Armadas, sino de los grupos armados que, normalmente, luchan contra los gobiernos. Y ahí, es mucho más difícil calcular el número de menores que se encuentran atrapados en entre sus filas. El hecho de que se refugien en selvas y lugares bastante inaccesibles, su clandestinidad y factores similares hacen muy difícil entrar en sus campamentos y calcular el verdadero volumen de estos menores. Por eso, resulta prácticamente imposible conocer el número exacto de niñas y niños que están siendo empleados como soldados en el mundo en este momento.

Es por eso por lo que podemos afirmar que miles de niñas y niños, algunos de tan solo ocho años, están sirviendo como soldados en todo el mundo. Son empleados en el frente, en misiones suicidas o actúan como espías, mensajeros o vigías, entre otras muchas funciones. Además, las niñas, que participan en las acciones bélicas al igual que los niños, representan, como mínimo, el 40% de los menores soldados. Pero suelen invisibilizarse porque, normalmente, cuesta verlas como tales, y por eso, muchas veces se las considera como solo esclavas sexuales. Otra de las funciones a las que suelen ser forzadas al regresar de los campos de batalla.

La mayoría de estos menores son secuestrados, amenazados, coaccionados o manipulados para unirse a los combatientes. Otros se ven impulsados por la pobreza y obligados a generar ingresos por sus familias. También los hay que lo hacen para poder sobrevivir o para proteger a sus comunidades.  En ninguno de estos casos su entrada en filas puede considerarse un alistamiento voluntario, se han visto forzados a tomar esa decisión ante la falta de una alternativa. Independientemente de la forma cómo se hayan unido, hay que recordar que el uso de niñas y niños como soldados es una grave violación de los derechos del niño y del derecho internacional humanitario.

Algunas organizaciones trabajan para erradicar esta lacra y dar un futuro lejos de la violencia y la explotación a estos menores. Pero sus esfuerzos se topan siempre con la falta de voluntad política de gobiernos y empresas que se benefician del negocio de la guerra y que necesitan de estas niñas y niñas para que el engranaje que les hace ganar influencia geopolítica y dinero siga funcionando.

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