Hamdullah Mukhlis era miembro de la red Haqqani y de las fuerzas Badri 313. Por otra parte, este atentado es un episodio violento más dentro de la confrontación que mantienen los talibanes y el IS-K

Muere un alto cargo talibán en un ataque contra un hospital militar en Kabul

REUTERS/ZOHRA BENSEMRA - Talibanes montan guardia mientras su compañero revisa el bolso de una mujer en el exterior del hospital militar tras las explosiones y disparos de ayer en Kabul, Afganistán 3 de noviembre de 2021

El terrorismo ataca de nuevo Afganistán. Tras los atentados contra dos mezquitas chiíes en Kunduz y Kandahar hace apenas unas semanas, un hospital militar de Kabul se ha convertido en el objetivo del IS-K (Estado Islámico de Khorasan). Un terrorista suicida detonó explosivos cerca del centro sanitario Sardar Mohammad Dawood Khan y, posteriormente, varios hombres armados entraron en el edificio. Este atentado ha provocado la muerte de más de 20 personas y ha dejado más de 50 heridos, según informan fuentes afganas. Por otra parte, Reuters señala que dos helicópteros de las fuerzas armadas de los talibanes sobrevolaron el hospital durante el asalto. “Esta sería una de las primeras veces que los talibanes utilizan aviones capturados del anterior gobierno respaldado por Occidente durante una operación”, destaca la agencia de noticias. A medida que los talibanes conquistaban ciudades afganas, su arsenal militar aumentaba. Los insurgentes obtuvieron armas, vehículos y helicópteros estadounidenses que habían sido entregados a las fuerzas nacionales afganas.

“Escuché una gran explosión que venía del primer puesto de control. Nos dijeron que fuéramos a habitaciones seguras. También escuché disparos”, declaró un médico del hospital, a AFP. “Los atacantes fueron de habitación en habitación”, añadió. Varios testigos hablaron también de otra explosión 30 minutos después de reportar la primera. En las horas posteriores al atentado, un grupo vinculado al IS-K se atribuyó la autoría del ataque.

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Entre los fallecidos a causa de la explosión se encuentra Maulvi Hamdullah Mukhlis, un importante miembro talibán que además pertenecía a la red Haqqani y a las fuerzas especiales Badri 313. La red Haqqani es un grupo que nació en la década de 1980 con el objetivo de luchar contra la invasión soviética. Por este motivo, la organización recibió financiación estadounidense. Posteriormente, la red pasó a considerarse terrorista por Washington después de atacar a las fuerzas nacionales afganas y a las tropas de la coalición internacional. En la actualidad, esta red tiene un peso importante en el Gobierno afgano. Sirajuddin Haqqani, hijo del fundador, es ministro del Interior, mientras que su tío, Khalil Haqqani, se encarga del Ministerio de Refugiados. Ambos, además de formar parte del Ejecutivo talibán, se encuentran en la lista estadounidense de personas más buscadas.

Por otra parte, las fuerzas especiales Badri 313 es una unidad de militares más eficaces de los talibanes comunes. Este batallón se encargó, por ejemplo, de la seguridad alrededor del aeropuerto de Kabul a finales de agosto. Asimismo, está estrechamente relacionado con la red Haqqani.

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Mukhlis contaba con una gran influencia dentro de los talibanes. Fue uno de los primeros altos comandantes que entraron en la oficina de Ashraf Ghani después de tomar el palacio presidencial de Kabul.  “Los terroristas del IS han logrado matar a su primer objetivo más importante. Mukhlis era el líder más carismático de los talibanes. Esto debe haber sacudido a los líderes talibanes”, escribió Bilal Sarwari, periodista afgano, en su cuenta de Twitter.

Sarwari ha subrayado que debemos “observar de cerca los acontecimientos en los próximos días, semanas y meses”. “¿Este es el comienzo de un nuevo orden en Afganistán? ¿Afectará esto a la moral de los talibanes? ¿Este ataque elevará la moral del IS-K y provocará más ataques contra los líderes talibanes?”, agrega.

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Pugna entre talibanes y el IS-K

Desde que las tropas extranjeras abandonaron Afganistán, el IS-K se ha convertido en el gran enemigo del Emirato Islámico. Los ataques del Daesh han experimentado un notable aumento desde que los talibanes tomaron Kabul. Estos atentados han estado dirigidos tanto a miembros talibanes como a civiles. Entre los episodios violentos protagonizados por el IS-K cabe destacar las explosiones en el aeropuerto de Kabul a finales de agosto que causaron la muerte de más de 80 personas, incluidos 13 marines estadounidenses, los últimos en morir en Afganistán. Por otra parte, los terroristas han focalizado su odio contra los chiíes afganos, una comunidad oprimida también por los talibanes.

Según explican expertos, el IS-K se ha visto reforzado ante la falta de unidades antiterroristas. También se vio beneficiado después de que los talibanes decidieran liberar a muchos combatientes de las cárceles de todo el país. Muchos de los insurgentes puestos en libertad eran miembros del Daesh. “La muerte, la destrucción y el desplazamiento probablemente afectará a decenas de miles de afganos en los próximos meses y años si no se controla al IS-K”, advierte Andrew Mines, investigador sobre extremismo en la Universidad George Washington al medio afgano Radio Azadi. Son precisamente los civiles afganos a los que más afecta esta cruenta guerra entre talibanes y IS-K. En todos los atentados ha habido ciudadanos afganos entre las víctimas. “Todos los días mueren dos o tres personas” informa un residente de Nangarhar, un bastión del IS-K, a la emisora afgana. “Como ciudadano afgano, estoy realmente cansado de esta guerra y sus explosiones. ¿Cuánto tiempo tenemos que soportar esta miseria?”, declara otro afgano según recoge la BBC.

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Asimismo, analistas alertan del posible vacío de poder de los talibanes en algunas regiones, algo que aprovecharía el IS-K para expandir su influencia. “Si el país es inestable, deslegitimiza a los talibanes y podría brindarle al IS-K oportunidades para gobernar en áreas donde los talibanes están disminuidos”, plantea Jacob Zenn, de la Fundación Jamestown. “Irónicamente, el Daesh podría intentar una estrategia contra los talibanes que estos habían utilizado contra Estados Unidos”, añade.

No obstante, Amir Khan Muttaqi, ministro de Relaciones Exteriores, ha afirmado que el nuevo Gobierno está “controlando el problema” que supone el IS-K. Las fuerzas de los talibanes han llevado a cabo ataques contra células terroristas. A principios de octubre, por ejemplo, organizaron varias redadas al norte de Kabul. 

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