La activista iraní intervino en el programa “De cara al mundo” de Onda Madrid para hablar de la repercusión en Irán de las protestas por la muerte de Mahsa Amini

Nilúfar Saberi: “Queremos que la teocracia iraní deje de gobernar en el país”

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En la última entrega de “De cara al mundo”, el programa de Atalayar en Onda Madrid, contamos con la intervención de Nilúfar Saberi, activista iraní, que habló sobre una inminente caída del régimen de los ayatolás tras las protestas en Irán por la muerte de Mahsa Amini, una dictadura teocrática que parece tocar fondo después de 43 años en el poder.  

¿Pueden las protestas por la muerte de Mahsa Amini hacer que el régimen de los ayatolás pueda caer? 

Sin duda. Las protestas ya no son como tales, es una revolución. Protestas ha habido muchísimas durante estos 43 años, pero ya ha llegado a su madurez para convertirse en una revolución donde por fin vamos a poner fin a una teocracia islamista. Nuestro deseo es reemplazarla por una democracia. 

Nilúfar Saberi está estos días comunicando su historia y queremos saber quién es. Usted salió de Irán con 14 años, ¿por qué? 

Soy una exiliada más de los millones de iraníes que hemos tenido que salir y dejar nuestra casa con lo puesto. Somos afortunados los que hemos podido salir con la familia íntegra porque muchísimos fueron ejecutados al principio de la Revolución. 

Estamos hablando de 1980, nada más llegar Jomeini al poder. 

En mi caso sí. Yo salí de Irán en 1980. Mi padre era artista, se dedicaba a la magia, algo impensable en Irán. Se prohibió esta actividad en el país. Para más inri, mi padre habías actuado en fiestas del Sha, con lo que se le puso el apodo de “el mago del Sha”, y eso fue suficiente para que estuviera perseguido, incluso vio la horca y bajo soborno a los guardias, pudo escapar. Según llegó a casa dijo: “Nos vamos”.  

¿Cómo salieron de allí? 

Salimos afortunadamente en avión. No tuvimos que atravesar montañas, como lo han hecho miles y miles de iraníes. 

Con el caso de su padre, peligraba su vida y la de toda la familia, ¿verdad? 

Todo lo que son salas de espectáculo, arte, cantantes, bailarines, escritores y todo lo que aquí nos resulta normal, en el Irán de la teocracia se tiene por decadencia occidental y contra los valores islámicos. Respecto al tema del Sha, cualquiera que tenga que ver mínimamente con él, aunque no fuera de manera política con el régimen del Sha, era perseguido en los tiempos de la Revolución. 

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Ustedes llegan a España y ¿cómo salen adelante? 

Fue terrible. Echas la mirada atrás y te impresiona la capacidad de adaptación del ser humano para sobrevivir en circunstancias difíciles. Nosotros llegamos sin idioma, sin amigos, con muy poco dinero, sólo con el metálico que había en casa. Primero estuvimos en un hotel, luego pasamos a unos apartahoteles, luego a una habitación compartida. Éramos mis padres, mi hermana pequeña y yo. 

De allí ya poco a poco contactamos con Naciones Unidas, con la Cruz Roja, nos asignaron una cantidad mensual que no llegaba para alquilar una casa, pero enseguida empezamos a trabajar todos, aún con el poco idioma. Mi padre vendía tabaco por la calle, mi madre cuidaba a personas dependientes y limpiaba casas, yo cuidaba niños, y con eso conseguimos alquilar una casa en el barrio madrileño de La Elipa. Los vecinos nos ayudaron muchísimo. Fueron una familia a lo grande. A parte de las ayudas materiales, comida, ropa, colegios, está el cariño con que nos abrazaron. Venían a casa a enseñarnos a tocar la guitarra para quitarnos esa tristeza que nos había como sacudirla. Unas personas maravillosas. Y eso lo extiendo al resto de las personas con las que me he ido encontrando a lo largo de mis 42 años de vivir en España. 

Y durante estos 42 años la situación en Irán ha ido a peor. 

Ha ido a peor totalmente. Todo lo que prometió Jomeini desde Francia fue un calco de lo que iba a hacer al contrario una vez llegado al poder. Él decía que era un líder religioso y que su lugar estaba en una mezquita, y una vez llegado al poder se autodenomina líder supremo y absolutamente todo está bajo su mando de manera directa o indirecta. Todos los cargos importantes del país pasan por la elección del líder supremo. Los medios de comunicación y las fuerzas de seguridad están bajo su mando. No hay absolutamente nada que se escape a la decisión final de lo que es el líder supremo.  

Es muy importante aclarar que Irán no es una república, es una teocracia, porque el poder está concentrado en una sola persona y las elecciones son bastante ridículas. El líder supremo y su comité de expertos eligen a quiénes podemos votar. No todo el mundo puede ser candidato en Irán para la presidencia. Éste debe ser varón, tiene que ser musulmán chií, no haber tenido nada que ver con la monarquía y otros requisitos. Y de estas personas que cumplen con todo esto, ellos eligen a tres o cuatro personas, nos la ponen delante y tenemos que elegir de allí. 

Entonces eso que se dice de “el moderado Rojaní” o “el más extremista Ahmadineyad” ¿hay mucha diferencia entre ambos o son dos títeres manejados por el consejo de la Revolución y el líder supremo? 

Sí hay diferencias entre ellos, pero en última instancia da igual. El presidente electo en Irán no tiene ningún peso en el día a día porque todo pasa por el líder supremo. 

O sea, el actual presidente Ebrahim Raisí no tiene más poder, ¿verdad? 

En absoluto, y concretamente este no tiene ni el graduado escolar, simplemente lo ha puesto el líder supremo. 

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Vamos con las protestas. En principio se produce la muerte de Mahsa Amini y se han analizado las protestas no tanto como política, sino como en defensa de la forma de vida de las propias mujeres. Sin embargo, ¿eso ha evolucionado ya a una cuestión política en contra del régimen después de más de 200 muertos que lleva ya la represión? 

Creo que absolutamente todo es política, incluso el precio del pan depende de la política. En Irán las protestas siempre han sido por la defensa de los derechos humanos, y entre esos derechos está el de la igualdad entre los seres humanos y, muy concretamente, la no discriminación por el género, algo que tenemos en Irán desde el primer momento con este régimen islamista.  

Nos han quitado la identidad propia hasta el punto de que no tenemos derecho ni a nuestra propia imagen; tenemos un código de vestimenta obligatorio en Irán y al principio de la Revolución hasta colores permitidos con los que vestirnos. Esto no es que haya desaparecido, simplemente cuando les parece refuerzan más la aplicación de esas leyes. En Irán la discriminación contra la mujer está legislada, y no tenemos dónde ampararnos ante ese atropello. Ahora mismo en Irán lo que se pide no es ningún cambio ni ninguna reforma porque no se puede pedir peras al olmo. En un régimen teocrático, islamista, radical, no caben reformas. Entonces lo que queremos es que la teocracia iraní deje de gobernar en Irán. Es la pretensión de la revolución en estos momentos. 

Junto a la situación de la mujer está la represión, la falta de libertad o la precariedad de la vida, que se ve en la falta de electricidad o en tener racionada la gasolina, en un país que es principal productor de petróleo y que tiene reservas de gas o en zonas del país que ni siquiera tienen agua corriente.  

Así es, exactamente. En Irán, ahora mismo, dicho por los propios ayatolás, el 70% de la población vive bajo el umbral de la pobreza. Y eso en un país tan rico es impensable. En Irán viven bien los que tienen que ver, de alguna manera, con las autoridades islamistas. Al resto de la población se la ha empobrecido en todos los niveles, no sólo en temas de derechos fundamentales, sino también hasta el punto de no tener nada que llevarse a la boca. La teocracia islamista regala los recursos naturales nacionales a otros países, como, por ejemplo, a China, Rusia, Irak, Omán, Palestina, Líbano o Venezuela.  Líbano ha reconstruido barrios enteros, cuando en Irán todavía queda por reconstruir zonas que se destrozaron en la guerra Irán-Irak, que empezó en 1982 y duró 8 años. 

Una de las pretensiones del régimen siempre ha sido expandirse. Ahí tenemos el apoyo de Irán a Hamás en Gaza, a Hizbulá en el Líbano o en Siria. Una de las cuestiones, más allá de lo que es el programa nuclear, es su voluntad de expandirse y su apoyo a grupos violentos. 

Totalmente. El apoyo de la teocracia iraní a Siria ha hecho mucho daño su población. Han sido millones lo que se ha invertido en Siria. Lo que pretenden los islamistas desde siempre es expandir el islam chií cueste lo que cueste. Para ellos los iraníes no tenemos ninguna importancia. Irán, como país, no tiene importancia. Lo único que importa es expandir el islamismo extremista y eso es muy peligroso. Creó y financió el organismo terrorista de Hizbulá, que es el partido de Dios. En España hemos sufrido el terrorismo islamista en nuestras propias carnes como desgraciadamente en otras partes del mundo. 

Debemos tener muy en cuenta que el islam radical nació en 1979 con la teocracia islamista iraní. En el momento en el que desaparezcan la zona entera va a respirar. Con Irán en democracia la zona entera va a florecer y vamos a experimentar una paz que teníamos perdida desde hace mucho, pero no sé hasta qué punto eso interesa a Occidente, de que haya paz y desarrollo en Oriente Próximo. 

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Deberíamos estar muy interesados, además ahora mismo con los Acuerdos de Abraham y el entendimiento entre árabes e israelíes, el acuerdo firmado por Israel con Emiratos, con Bahréin, con Marruecos y otros países árabes, y es posible que Arabia Saudí se sume en un momento próximo. Eso cambia esa zona que ha sido muy convulsa y que, como usted dice, si cambiara el régimen en Irán, aquello sería otra cuestión.  

Totalmente. Estoy convencida a lo que somos la gente de a pie nos interesa absolutamente a todos que haya paz mundial. Yo me refiero a los intereses políticos y económicos, que no siempre van de la mano de los intereses generales de las poblaciones.  

Está usted muy convencida de que esta vez va a ser en la que vaya a caer el régimen. ¿Por qué? ¿Cómo es posible que el pueblo haga que caiga el régimen de los ayatolás? 

Esta revolución no tiene marcha atrás. Lo único que cabe hacer para acelerar su victoria y aminorar el derramamiento de sangre del pueblo iraní es con lo que estamos contando en la actualidad, con el apoyo internacional. Es la primera vez que el mundo entero tiene puesta la mirada en Irán de una manera seria. Es la primera vez que la gente sale a la calle para gritar con nosotros “democracia para Irán”, obligando a sus gobiernos a tomar medidas contra el Gobierno islamista de Irán. Es la primera vez que esa generación joven no tiene nada que perder y prefiere morir que seguir bajo los mandatos de los radicales islamistas.  

Las autoridades están agotando sus recursos, ya no tienen dinero para seguir pagando a mercenarios día y noche para castigar a su propio pueblo, porque en el propio Irán hay muchísimas personas que se niegan a matar a su propio pueblo y están exportando a mercenarios que han estado entrenando en sus grupos terroristas.  

Es la primera vez que esta revolución se ha convertido en un movimiento feminista a nivel mundial. Quiero puntualizar. Nosotros retomamos el origen del feminismo que no es otra cosa que la igualdad entre todos los seres humanos, la igualdad entre la mujer y el hombre, la complementariedad entre unos y otros. De hecho, en Irán las mujeres y los hombres salen juntos a la calle y se defienden juntos. En Irán estamos más unidos que nunca, somos muchas etnias distintas conviviendo y compartiendo nuestra cultura. Estamos más unidos que nunca porque Mahsa Amini era kurda, y el Gobierno iraní siempre nos ha intentado dividir por el tema de que los kurdos piden su independencia, y ahora mismo al kurdo iraní es al que más se está defendiendo en todo el país. Y esa unión entre todas las etnias iraníes, entre los iraníes que estamos fuera del país y en el mundo entero no tiene otro fin posible que la caída de la teocracia. 

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