Mientras, Francia y Grecia refuerzan su posición en el Mediterráneo para bloquear los intereses de Ankara en la región

Nuevos enfrentamientos entre milicias pro-Turquía en Siria

photo_camera AFP/BAKR ALKASEM - Combatientes apoyados por Turquía en Siria

A Turquía se le acumulan los problemas en Oriente Medio. Sus milicias financiadas en Siria, donde combaten contra el Gobierno de Bachar al-Asad, han comenzado a enfrentarse entre sí. Según ha informado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés), este fin de semana se ha monitoreado “una lucha armada entre las facciones ‘Al-Hamzaat’ y la División ‘Al-Sultan Murad’”, en la zona rural de Ras al-Ain, ubicada al norte de la provincia de Al-Hasakah. 

Aunque todavía se desconocen los detalles de esta batalla, la organización con sede en Londres recuerda que la tensión dentro de las filas apoyadas por Ankara estalló el pasado 27 de abril, cuando la 20º División y ‘Ahrar al-Sharqiya’ se enfrentaron “ferozmente”, también en el área rural de Ras al-Ain. 

Además, los residentes de la zona también han empezado a presionar a las unidades para que se retiren, ya que “exigieron la desmilitarización de la ciudad y que la presencia militar se reubicara en el campo”, en un momento en que “la ciudad es testigo de un descontento generalizado debido a las prácticas de estas facciones” en el marco de la Operación ‘Primavera de Paz’, lanzada por Turquía el pasado octubre en el norte de Siria con el objetivo de erradicar a las milicias kurdas.

La campaña militar del presidente Recep Tayyip Erdogan en Siria también está encontrando otros obstáculos. El último proviene de la decisión de Francia de mantener conversaciones con los partidos kurdos del noroeste del país de Al-Asad, “una medida que probablemente eche sal en las heridas causadas por las crecientes tensiones entre Turquía y Francia sobre Libia y Siria”, como explica la analista Sinem Cengiz en Arab News.

Según ha informado la publicación Rudaw, la delegación francesa que visitó Siria se reunió con “representantes de los partidos que forman la Alianza Nacional Kurda, y luego con miembros del Partido de la Unión Democrática, que Ankara considera una organización terrorista”. El objetivo, de acuerdo con los analistas citados, es que “si Francia logra unir a los kurdos [en un frente común], no solo buscará usar el crédito que recibe por este logro para influir políticamente en la Siria de la posguerra, sino también para confrontar a Turquía por su mayor presencia en Libia”. 

Pero el Gobierno de Erdogan no solo tiene que hacer frente ahora a los intereses de París, sino que un enemigo de los últimos tiempos, Grecia, también ha movido ficha en el tablero geopolítico. Atenas decidió, recientemente, restablecer las relaciones diplomáticas con Siria con la designación de Tassia Athanassiou como enviada especial, quien ya fuera embajadora en Damasco entre 2009 y 2012, una misión que se suspendió ese último año al estallar la guerra. “Su nombramiento, que los observadores interpretaron como altamente estratégico, es una indicación de que Atenas quiere normalizar las relaciones antes de la conversaciones sobre la Siria de posguerra […] Se espera que la medida incline aún más el equilibrio de poder en el Mediterráneo oriental a favor de Atenas”, explica Cengiz. 

Cabe recordar, en este punto, que Turquía y Grecia -este último en representación de la Unión Europea en general- han visto dinamitadas sus relaciones por los intereses otomanos en las reservas de gas de la zona oeste del Mare Nostrum. De hecho, Ankara comenzó el pasado 20 de abril a perforar en la zona económica exclusiva de Chipre, lo que levantó ampollas en el seno de la órbita comunitaria.

Más en Política