La victoria por la mínima del Partido Republicano en el Congreso tras las elecciones de mitad de mandato amenaza con paralizar la agenda legislativa de la Casa Blanca

Problemas para Biden: los republicanos alcanzan la mayoría en la Cámara de Representantes

photo_camera REUTERS/JIM BOURG - La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (demócrata de California), lidera la Cámara de Representantes de EE.UU.

Los republicanos han alcanzado este jueves una ajustada mayoría en la Cámara de Representantes tras las elecciones de mitad de mandato o midterm elections en Estados Unidos. Ocuparán 218 asientos por los 211 de los demócratas, una diferencia mucho menor de la esperada antes de los comicios, que hacían presagiar una “marea roja” aplastante para el partido del presidente. Pero Biden y los suyos respiran aliviados. Aunque pierden por la mínima el control de la Cámara baja, retienen contra todo pronóstico la mayoría en el Senado. Hay partido hasta 2024. 

Un dividido Partido Republicano consiguió poner fin a cuatro años de dominio demócrata en el Congreso, pero las expectativas eran mucho más altas. Una semana después del cierre de las urnas, en el seno del Grand Old Party (GOP) existe una mezcla de decepción y enfado. Los resultados están lejos de ser aceptables en una votación que, históricamente, tiende a perjudicar al partido del presidente. El contexto, además, no podía ser más propicio, con una inflación galopante y una crisis energética en ciernes. 

Biden, por su parte, cosechó los mejores resultados para un presidente en ejercicio en los últimos 20 años. Solo George W. Bush revalidó su mayoría en el Congreso y conquistó la mayoría en el Senado tras las elecciones de mitad de mandato de 2002, propulsado por los atentados del 11-S. El líder demócrata pierde en esta ocasión la mayoría en la Cámara de Representantes, pero mantiene el control del Senado, donde los suyos tienen asegurados 50 de los 100 escaños, más el voto decisorio de la vicepresidenta Kamala Harris, presidenta de la Cámara alta.

Los decepcionantes resultados han empujado al Partido Republicano a hacer balance de daños. Los primeros indicios reflejan que el fracaso en las urnas responde, en parte, a la elección de candidatos demasiado radicales, promocionados por el expresidente Donald Trump, y a la difusión de mensajes histriónicos, alejados de las preocupaciones principales de los electores. Pero la recuperación de la Cámara de Representantes tras cuatro años ha servido de bálsamo. Desde ahí, los republicanos tienen margen de maniobra para aguar los planes de la Administración Biden

Por de pronto, la tímida victoria del GOP desplaza a la incombustible Nancy Pelosi. La combativa congresista demócrata por California dejará la presidencia de la Cámara de Representantes, una posición preeminente, la tercera en la línea sucesoria de la jefatura del Estado, que ocupaba desde 2019. No es la primera vez que es desalojada del cargo que ejerció previamente entre 2007 y 2011, lo fue tras las midterms de 2010, pero es probable que Pelosi, de 82 años, no vuelva a la primera línea política desde la que combatió a Trump cuando este ocupaba el Despacho Oval.

Le sucederá con toda probabilidad el hasta ahora líder de la minoría en el Congreso, Kevin McCarthy. El congresista republicano —también por California— tiene todas las papeletas para ser el próximo speaker, pero tiene en contra al ala más derechista del GOP. El congresista por Arizona Andy Biggs, seguidor de la corriente trumpista y arduo defensor de las tesis que predican el fraude electoral, presentó el martes su candidatura para encabezar a la formación en la Cámara baja. Solo consiguió 31 votos por los 188 de McCarthy entre las filas republicanas, sin embargo, el cargo no se decidirá hasta enero. Cualquier candidato debe obtener los 218 votos que marcan la mayoría. 

Ron DeSantis Trump

La disputa por presidir el Congreso pone de relieve la división interna que erosiona al Partido Republicano. El ala más moderada, arrinconada desde la irrupción de Trump, parece haber ganado enteros tras el resultado de los últimos comicios, que ha castigado sin paliativos la deriva extremista del partido. Ahora bien, para McCarthy, la mayoría ajustada en la Cámara de Representantes no es del todo positiva, porque le hará depender de los miembros más próximos al trumpismo para mantener cohesionado el bloque. La alternativa pasaría por aproximarse al sector demócrata más centrista, algo hoy por hoy poco probable.

¿Y ahora qué? 

“Felicito al líder McCarthy por la victoria de los republicanos en la mayoría de la Cámara de Representantes, y estoy dispuesto a trabajar con los republicanos para obtener resultados para las familias trabajadoras”, trasladó en un escueto comunicado el presidente Biden tras la publicación de los resultados definitivos. “Trabajaré con cualquiera —republicano o demócrata— que esté dispuesto a colaborar conmigo para conseguir resultados para ellos”, insistió. Pero el clima que se encontrará el inquilino de la Casa Blanca será hostil

Biden se había labrado un perfil moderado y centrista antes de llegar a la presidencia, capaz de dialogar incluso con el ala más dura del Partido Republicano, lo que llegó a granjearle enemigos entre las filas demócratas. De hecho, en los primeros compases de su mandato, algunos proyectos importantes salieron adelante con apoyo bipartidista, como la ley de infraestructuras. Sin embargo, en los últimos meses ha adoptado una retórica mucho más beligerante contra lo que representan Trump y sus acólitos. Durante la campaña, advirtió de que lo que estaban en juego en estos comicios era la misma democracia estadounidense.

Los resultados definitivos conducen hacia un bloqueo en la Cámara de Representantes que obstaculizará la agenda legislativa de la Administración Biden. El Senado será para los demócratas el salvoconducto que les permitirá seguir nombrando candidatos para el Gobierno y la judicatura. A través de la Cámara alta, el Partido Demócrata contará además con la prerrogativa para cubrir otro puesto en el Tribunal Supremo en caso de que se dé la oportunidad en los próximos dos años, dando cabida a jueces de corte liberal en una magistratura hoy de mayoría conservadora. 

Joe Biden, presidente de Estados Unidos

Desde la Cámara de Representantes, los republicanos pretenden poner en marcha una serie de investigaciones para esclarecer algunos de los asuntos más comprometidos de la primera mitad del primer mandato de Biden, como la abrupta retirada de Afganistán, la acción del Gobierno federal durante la pandemia o las controvertidas actividades empresariales del hijo del presidente Hunter Biden en el extranjero. También quieren dar carpetazo al comité que investiga el asalto mortal al Capitolio, aunque haya miembros del Partido Republicano en su composición. Todo dependerá de si hacen valer su ajustada mayoría. 

En este escenario, Biden deberá sacar a relucir su pluma para firmar órdenes ejecutivas. El presidente ha estampado su rúbrica sobre más de un centenar de ellas desde que aterrizó en la Casa Blanca, según el Proyecto Presidencia de la Universidad de California. Lo ha hecho para sacar adelante cuestiones urgentes, como la paralización de la financiación del muro fronterizo con México o para condonar la deuda universitaria a miles de jóvenes estadounidenses. Es probable que la frecuencia aumente a partir de ahora. 

Coordinador de América: José Antonio Sierra. 

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