Putin eleva las tensiones con el reconocimiento de las Repúblicas de Lugansk y Donetsk
El presidente ruso Vladímir Putin ha reconocido este lunes la independencia de las Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk, en lo que podría ser la antesala para la intervención militar de Rusia en Ucrania. La escalada progresiva de las tensiones, iniciadas en noviembre con la concentración de un contingente de 100.000 efectivos en la frontera, alcanza de esta forma su clímax horas después de que el Kremlin diera su aprobación para la celebración de una cumbre con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
“Reconozco la independencia de las Repúblicas de Lugansk y Donetsk”, ha sentenciado Putin en un discurso a la nación de casi una hora de duración. El presidente ruso había estampado su rúbrica horas sobre los documentos que decretan este reconocimiento, del que ya tenían constancia el presidente francés Emmanuel Macron y el canciller alemán Olaf Scholz, que se han apresurado a denunciar el gesto.
Putin tomó la decisión durante una reunión con el Consejo de Seguridad, la plana mayor del régimen. Transmitida en falso directo, el encuentro contó con la intervención de los miembros de la cúpula de la Federación rusa y los altos mandos de la seguridad del Estado, desde el jefe de los servicios de inteligencia hasta el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú. Todos ellos defendieron casi sin reservas el reconocimiento de las Repúblicas separatistas.
“Rusia tiene todo el derecho a mantener su seguridad en el Donbass”, ha apuntado el líder ruso en un discurso anunciado por el Kremlin a última hora del lunes. Durante su alocución revisionista en clave histórica, Putin ha cargado contra la figura de Lenin y el politburó del Partido Comunista por los errores que desembocaron en la independencia de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, poniendo el foco en Ucrania.
“No está claro si reconocerá las Repúblicas en sus fronteras actuales en la línea de contacto o si lo hará en sus límites provinciales, que abarcan más territorio”, apunta el analista Manuel Fernández Illera. “Parece que el reconocimiento va a ser de toda la provincia, pues al final Luganks y Donetsk reconocen esos territorios como propios”. Esto otorgaría a Moscú un ‘casus beli’. Ambos territorios son objeto de disputa desde 2014, y la guerra sigue latente desde entonces.
El reconocimiento implicaría la violación de los acuerdos de Minsk, unos pactos que arrancaron un infructuoso alto el fuego y cuyas premisas básicas no han sido cumplidas por Kiev. El reciente repunte de los ataques en el Donbass, registrado en los últimos días, terminó por endurecer la retórica del Kremlin, que vio cómo las autoridades de Lugansk y Donestk pusieron en marcha las evacuaciones de mujeres y niños hasta la ciudad rusa de Rostov.
Se trata de “una herramienta del Kremlin para asegurarse una situación de poder, o al menos una muestra de ello, en la tensión actual”, señala el analista Marcos Bosschart. "Rusia se ha visto arrastrada a una percepción de Estado invasor por las acusaciones estadounidenses. La tensión en las zonas fronterizas ha sido consecuencia de una escalada continua como resultado de que nadie está dispuesto a dar marcha atrás en sus líneas rojas”.
En su discurso, Putin ha desplegado una extensa nómina de argumentos y falsas premisas para justificar la intervención. Un marco que le ha llevado a sostener que Kiev “trata de organizar una guerra relámpago sobre el Donbass como hicieron en 2014 y en 2015”, por lo que deberá erigirse como protector de estas dos Repúblicas, cuyos habitantes cuentan con documentos de identidad rusos y están reconocidos como ciudadanos.
Putin ha asegurado además que el Ejército ucraniano está cometiendo un “genocidio” contra la población rusa y ha señalado a los servicios secretos británico y estadounidense, el MI6 y la CIA de reclutar “en secreto a combatientes con experiencia bélica, incluidos milicianos yihadistas, para enviarlos al Donbass. Y ha terminado por denunciar un supuesto Golpe de Estado en Ucrania de 2014, cuando la revolución del Euromaidán apeó del poder al presidente pro-ruso Viktor Yanukovic y favoreció la llegada de Petró Poroshenko, con perfil y agenda pro-occidental.
El líder ruso también ha tenido palabras para la OTAN, cuyos socios “no han cambiado su postura” ante sus reclamaciones. Putin ha asegurado que los miembros de la Alianza Atlántica “amenazan con sanciones independientemente de la situación en Ucrania, para frenar el desarrollo de Rusia”. Y ha recordado una conversación con el expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, que reaccionó fríamente cuando Putin le preguntó sobre una posible adhesión de Rusia en la OTAN. Al tiempo que el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, se ha sumado a la condena contra la acción del Kremlin.
La Unión Europea se ha pronunciado en contra del reconocimiento, que representa una “violación flagrante del Derecho Internacional, la integridad territorial de Ucrania y los acuerdos de Minsk”. El documento, firmado por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, promete actuar con firmeza.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha mantenido una conversación urgente con el presidente estadounidense Joe Biden para discutir sobre el discurso de Putin. Horas antes, el líder ucraniano había convocado de urgencia al Consejo de Seguridad de la ONU en un momento en que la comunidad internacional busca certezas y coordina a contrarreloj una respuesta al reconocimiento de las Repúblicas de Lugansk y Donetsk por parte de Rusia. Por el momento, la Casa Blanca ha anunciado que prohibirá todo tipo de relaciones comerciales con los territorios del Donbass.
