Alemania busca nuevos mercados energéticos que le permitan desprenderse de la fuerte dependencia del gas ruso. Para lograr este objetivo, el ministro alemán de Economía, Robert Habeck, ha emprendido un viaje por algunos de los países del Golfo. La primera parada ha sido Qatar, uno de los principales proveedores de gas.
De hecho, el país posee la compañía de gas natural licuado (GNL) más grande del mundo, Qatargas. Posteriormente, Habeck también viajará a Abu Dabi para buscar nuevos socios energéticos. El papel de Emiratos en este aspecto es clave, sobre todo en materia de energías limpias, ya que el país del Golfo está desarrollando el hidrógeno verde.
Durante su estancia en Doha, Habeck ha alcanzado una asociación energética de largo plazo con el emir de Qatar, Tamim bin Hamad al-Thani. “Si bien quizá necesitaremos este año todavía gas ruso, en el futuro ya no. Y esto no ha hecho más que empezar. Así que, el que tenga oídos, que oiga”, declaró el ministro alemán, según informa el medio Deutsche Welle.
Antes de iniciar el viaje, Habeck advirtió en la emisora de radio Deutschlandfunk que, si no se obtiene más gas el próximo invierno y Rusia corta el suministro, “Alemania no tendría suficiente gas para la calefacción en todas las casas y para mantener en funcionamiento toda la industria”. El gigante ruso Gazprom suministra un 55% de gas a Berlín.
Habeck se ha reunido también con su homólogo catarí, Saad Sherida Al-Kaabi, con quien dialogó sobre las relaciones energéticas y la cooperación entre Doha y Berlín, de acuerdo con un comunicado de Qatar. La nota también ha precisado que Qatar ha acordado con Alemania en que “sus respectivas entidades comerciales avanzarían en las discusiones sobre el suministro de GNL a largo plazo”, tal y como recoge el medio Al-Jazeera. Asimismo, Doha ha asegurado que durante años había buscado abastecer enérgicamente a Berlín, pero las negociaciones nunca llevaron a acuerdos concretos.
No obstante, la guerra en Ucrania ha cambiado radicalmente la postura de Alemania. El Gobierno de Olaf Scholz ha anunciado recientemente proyectos para construir dos terminales de GNL en Brunsbuttel y Wilhelmeshaven para no depender tanto de sus gasoductos, aunque es poco probable que estén listas antes de 2026, según explica DW. Igualmente, tras la invasión rusa, Berlín suspendió el proceso de certificación del polémico gasoducto Nord Stream 2, que tenía como objetivo suministrar gas ruso a Alemania pasando por el mar Báltico.
El gas licuado catarí se ha convertido en una de las principales alternativas al gas ruso desde que comenzó la crisis con Moscú y la posterior invasión sobre Ucrania. Estados Unidos también ha entablado conversaciones con Doha para abordar el suministro energético a Europa. Incluso el presidente, Joe Biden, decidió nombrar a Qatar “aliado importante” fuera de la OTAN.
Sin embargo, diversos analistas han señalado que el gas catarí no es suficiente para reemplazar al gas ruso, que representa más del 40% en Europa. Incluso el propio Al-Kaabi admitió durante la conferencia de gas celebrada el pasado mes de febrero que “ningún país por sí solo puede compensar esta cantidad”. Respecto al GNL, Al-Kaabi reveló que este tipo de gas “está ligado a contratos a largo plazo, con destinos muy claros.” “Por lo tanto, compensar esta cantidad a corto plazo es casi imposible”, añadió.
Aún así, parece que Qatar se ha retractado de esas declaraciones, buscando oportunidades que le permitan expandirse comercialmente. Tal y como detalla Andreas Craig, profesor del King's College London, al medio Al-Arab, “ahora, cada vez que se presenta la oportunidad, Qatar busca aprovecharla. Se están promocionando a sí mismos como una extensión de la política exterior y de seguridad de Estados Unidos de una manera que no lo hace ningún otro estado del Golfo”.
Recientemente, varios medios de comunicación han informado acerca de un destacable distanciamiento de Washington con Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Esta brecha responde, entre otras cosas, a la negativa de Riad y Abu Dabi de aumentar la producción de petróleo, algo que ha solicitado Estados Unidos y Europa. Ambos países, por el contrario, reafirman que mantendrán los acuerdos alcanzados por la OPEP+, organización de la que Rusia forma parte.
Por ello, la administración de Biden “está tratando de presentar la guerra de Ucrania como una oportunidad para que Doha amplíe las ventas de energía a Occidente y fortalecer su alianza con Washington”, subraya Al-Arab.