El encuentro de Yossi Cohen con su homólogo de la inteligencia qatarí ha estado rodeado de secretismo

¿Qué se le perdió al director del Mossad en Doha?

REUTERS/RONRN ZVULUN - El director del Mossad Yossi Cohen ha estado en el ojo del huracán por su visita a Doha

El pasado 5 de febrero, el máximo responsable de la inteligencia israelí se entrevistó en Doha con su homólogo qatarí. En teoría, el encuentro entre Yossi Cohen y Mohammed bin Ahmed al-Misnad debía ser secreto, como acostumbran a ser los tratos entre espías. Sin embargo, la noticia se filtró al diario emiratí Al Arabiya. 

En la reunión entre Cohen y Al-Misnad, que también es asesor de seguridad nacional del jeque Tamim bin Hamad al-Thani, estuvieron presentes otros dos nombres importantes. Uno de ellos fue Herzi Halevi, general mayor del Ejército israelí que, actualmente, se encuentra a cargo del Comando Sur de las Fuerzas Armadas. Halevi es, por tanto, quien gestiona la defensa de la parte más meridional de Israel, la fronteriza con la Franja de Gaza. El otro fue Mohammed al-Emadi, presidente del Comité de Qatar para la Reconstrucción de Gaza. 

La fotografía, por tanto, es la siguiente. De un lado, estuvieron el director del Mossad, uno de los servicios secretos más modélicos del mundo, acompañado por el hombre responsable de preservar la seguridad de los israelíes frente a los ataques procedentes de Gaza. Del otro lado, se encontraron al jefe de inteligencia de un país que, en los últimos años, ha estado ejerciendo como mediador en el conflicto palestino y, al mismo tiempo, financiando por la puerta de atrás a grupos armados, entre ellos el propio Hamás.

La escena que se dibuja es, cuanto menos, inusual, teniendo en cuenta que, al menos a priori, Israel y Qatar son dos Estados con intereses prácticamente antagónicos, que nunca han mantenido unas relaciones bilaterales sólidas. Entonces, ¿qué tenían que hablar entre ellos nada menos que los números uno de la inteligencia de estos dos países?

Militantes enmascarados de Hamás ondean sus banderas nacionales durante una protesta contra el plan de Oriente Medio anunciado por Donald Trump
Liberman y la caja de Pandora

De manera oficial, el contenido de las conversaciones no ha trascendido. No obstante, alguien que no estuvo en la reunión, pero que tiene mucho poder en Israel, sí habló públicamente del tema. Se trata de Avigdor Liberman, exministro de Defensa y líder del partido ultraderechista Yisrael Beitenu (traducido como ‘Israel Nuestra Casa’). Lo que dijo Liberman no deja en muy buen lugar al Gobierno de Tel Aviv.

En una entrevista televisada concedida al Canal 12, el exministro aseguró que el primer ministro en funciones Benjamin Netanyahu envío a Doha a Cohen para convencer a su contraparte qatarí de que no suspendiese el flujo de financiación destinado a Hamás. “Tanto Egipto como Qatar estaban disgustados con Hamás y habían planeado cortar lazos con ellos. De repente, Netanyahu aparece como el salvador de Hamás, como si se tratase de una organización del entorno. Es una política de sumisión al terror”, fueron las duras declaraciones de Liberman.

Avigdor Liberman, exministro de Defensa de Israel y líder del partido Israel Nuestra Casa

En efecto, un informe del portal israelí Ynet News citaba a un alto oficial qatarí que anunció la voluntad de su país y de El Cairo de dejar de proporcionar recursos a Hamás. Sin embargo, las palabras de Liberman deben ser tomadas con cautela, pues acarrean implicaciones serias. Antes que nada, su intervención ha de ser puesta en contexto: el exministro soltó la bomba en periodo de campaña electoral. Aunque participó en el Gobierno que preside Netanyahu, la formación del primer ministro, el Likud, y la de Liberman, Israel Nuestra Casa, han sido claros rivales en las urnas. Con un Likud cada vez más escorado a la derecha, ambos están compitiendo por un electorado igualmente más polarizado. Podría haber sido una maniobra de Liberman para tratar de debilitar a su rival de cara a la opinión pública.

Además, en las anteriores elecciones, cuando el resultado dejó prácticamente un empate técnico entre Netanyahu y su rival Benny Gantz, Liberman se encontró en una posición óptima para investir a cualquiera de los dos. Sin embargo, optó por no darle sus votos a ninguno.

Un puesto de avanzada de Hamás (a la derecha), en la frontera de la Franja de Gaza detrás del controvertido muro de separación con Israel
Política de enfrentamiento

Sin embargo, si se dejan de lado los intereses meramente partidistas, ¿tiene sentido la acusación del exministro de Defensa? Evidentemente, de cara a la galería, el Gobierno de Israel y Hamás, organización considerada terrorista que detenta el poder en Gaza y cuya divisa es la lucha armada contra la ocupación de sus territorios, son enemigos acérrimos. A menudo, la intransigencia de Hamás es citada como uno de los grandes obstáculos que se oponen a un plan de paz real; uno que pueda tener en cuenta a los habitantes de los territorios que integran la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

No obstante, también es cierto que, en los últimos meses, Netanyahu ha jugado más que nunca la carta de Hamás. En el momento de mayor debilidad del primer ministro, obligado a tejer alianzas políticas y acusado de corrupción en tres causas distintas, la gran baza con la que se ha presentado ante los israelíes es su gestión desde el punto de vista de la seguridad.

Un manifestante sostiene una bandera palestina frente a las Fuerzas Armadas israelíes durante una protesta contra los asentamientos en Cisjordania

En las últimas campañas electorales, la idea de un estado de Israel perseguido por sus múltiples enemigos ha calado bastante hondo en los discursos de los candidatos principales. Por una parte, la enemistad con Teherán está alcanzando niveles muy elevados. Por otra, en una esfera más localista, Hizbulá, la milicia chií con base en Líbano que también tiene presencia en Irak, y Hamás han sido las principales preocupaciones para el Gobierno de Israel por el norte y por el sur. 

La presencia de estos rivales externos fuertes es lo que ha alimentado, en buena medida, la transición de Netanyahu todavía más hacia la derecha. El discurso de ‘Bibi’, como se le conoce familiarmente en Israel, se ha ido volviendo, con el tiempo, muy nacionalista. Esta tendencia le ha llevado a prometer, entre otras medidas, la anexión de todos los territorios ocupados por los colonos en la región de Cisjordania. Esta propuesta ha sido avalada, en parte, por el denominado “Acuerdo del Siglo” elaborado por la Administración. No obstante, las autoridades palestinas argumentan que es contraria a las disposiciones de derecho internacional.

Una fotografía tomada en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, en la frontera con Egipto, muestra una grúa en el lugar de construcción de un muro en el lado egipcio de la frontera el 19 de febrero de 2020

En todo caso, la existencia de otra parte opuesta ha representado una parte muy importante del combustible que ha mantenido a Netanyahu al frente del país durante más de catorce años -en dos etapas-, convirtiéndolo en el mandatario más duradero de la historia de Israel. Aunque no le conviene que Hamás gane el poderío suficiente como para representar una amenaza incontenible, un debilitamiento excesivo de la organización podría dar pie a que en Gaza y Cisjordania prevaleciesen opciones más dialogantes. Sin duda, la retirada del dinero qatarí habría sido un varapalo importante para el grupo terrorista.

Esa circunstancia podría terminar dando al traste con la estrategia de enfrentamiento y expansión del dirigente israelí. Por otra parte, aunque Hamás sea un enemigo, garantiza un poder más o menos estable en la zona de Gaza; una situación de descontrol allí representaría en sí misma un peligro para los intereses israelíes. Esto explicaría por qué, en palabras de Liberman, Netanyahu envió a Yossi Cohen a Doha a “hacer un recado”.

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