El presidente Donald Trump firmó dos proyectos de ley en apoyo a las protestas en el territorio autónomo

Roce diplomático entre China y Estados Unidos a cuenta de Hong Kong

photo_camera AFP/PAUL J. RICHARDS Y ED JONES - Combo de imágenes que muestran al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y al presidente de China, Xi Jinping

China y Estados Unidos han activado un último enfrentamiento referente a las protestas en Hong Kong. El presidente norteamericano, Donald Trump, firmó dos proyectos de ley en apoyo a las protestas prodemocráticas que se llevan a cabo en la Región Administrativa Especial integrada en la Administración china y que duran ya prácticamente seis meses, protagonizadas por la población hongkonesa que se opone al férreo control impuesto. Lo que ha sentado mal en el seno del gigante asiático. 

China respondió rápidamente al pronunciamiento oficial de Trump sobre unas normativas promovidas por el dirigente republicano "con la esperanza de que los líderes y representantes de China y Hong Kong serán capaces de resolver amistosamente sus diferencias dirigiéndose a un largo periodo de paz y prosperidad para todos".

Una de las leyes sancionadas por Trump lleva por título ‘Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong’, la cual fue aprobada por el Congreso norteamericano y posibilita al Gobierno sancionar a funcionarios chinos.

Además, el presidente firmó un segundo proyecto de ley que prohíbe la exportación de material antidisturbios para las fuerzas de seguridad hongkonesas.

El 14 de noviembre, manifestantes prodemocráticos que desafiaron al Gobierno de Hong Kong el 14 de noviembre ahogaron la ciudad por cuarto día consecutivo, disparando flechas contra la Policía y poniendo barricadas en las carreteras

En su firme contestación, el régimen comunista presidido por Xi Jinping anunció “contramedidas” si EEUU prosigue interfiriendo en sus asuntos internos; y es que China considera Hong Kong como una provincia más bajo su manto a pesar del estatus de región semiautónoma que posee. 

Aunque no se ha detallado cuáles pueden ser esas medidas, se especula que podrían tener que ver con la guerra comercial que siguen protagonizando ambos países desde marzo de 2018, cuando Donald Trump anunció la imposición de aranceles por valor de 50.000 millones de dólares a productos chinos argumentando prácticas comerciales desleales y robo de propiedad intelectual sobre material tecnológico estadounidense. Algo que sería bastante contraproducente teniendo en cuenta los acercamientos que se habían dado entre ambos bandos para poder solucionar este conflicto comercial. 

El Ministerio de Asuntos Exteriores de China emitió un comunicado en el que lanzaba una advertencia a la nación estadounidense: "Instamos a los Estados Unidos a que no sigan por el camino equivocado o China tomará contramedidas ante las que deberán asumir todas las consecuencias". En la nota oficial, la nación asiática acusó a la norteamericana de protagonizar una “grave interferencia en los asuntos de China”, lo que se entiende como “una grave violación del derecho internacional y las normas básicas que rigen las relaciones internacionales”. Estados Unidos, agrega el texto, "ha estado ignorando los hechos y distorsionando la verdad", y "respaldaba abiertamente a los delincuentes violentos que destrozaron desenfrenadamente las instalaciones, incendiaron, agredieron a civiles inocentes, pisotearon el Estado de derecho y pusieron en peligro el orden social". "Recordamos a los Estados Unidos que Hong Kong es parte de China y los asuntos de Hong Kong son asuntos internos de China en los que ningún Gobierno o fuerza debe interferir", aseveró Exteriores, añadiendo que las leyes aprobadas por Trump "solo continuarán exponiendo la maliciosa y hegemónica naturaleza de las intenciones de EEUU hacia el pueblo chino".

Un manifestante lanza una flecha de fuego con su arco para encender una barricada en la Universidad China de Hong Kong (CUHK), en Hong Kong, a principios del 13 de noviembre de 2019

Además, el viceministro de Asuntos Exteriores, Zheng Zeguang, ordenó convocar al embajador norteamericano en Pekín, Terry Branstad, para mostrar las quejas en relación con la injerencia de EEUU en relación con la rúbrica de las citadas leyes de apoyo a las manifestaciones en Hong Kong. Según la agencia de noticias china Xinhua, se trasladó a Branstad la “firme” condena y “enérgica protesta” del Ejecutivo chino por este asunto. Zheng Zeguang instó al país estadounidense a corregir su error de inmediato y dejar de interferir en los asuntos de Hong Kong y otros temas internos chinos. El viceministro chino de Exteriores señaló también al Congreso estadounidense por dar pábulo a los agitadores y elementos subversivos. 

El último posicionamiento norteamericano llega justo después de las elecciones a Consejo de Distrito que se celebraron el domingo en Hong Kong, en las que se produjo la victoria por una amplia mayoría de las formaciones partidarias de la corriente democrática frente a los grupos afines al Gobierno territorial de Carrie Lam, servil a los intereses de China continental. 

La directora general de Hong Kong, Carrie Lam, emite su voto durante las elecciones del Consejo de Distrito en Hong Kong, el 24 de noviembre de 2019

Los comicios locales no eran, en principio, de una gran relevancia, ya que consistían en la elección de simples concejales a nivel local, pero sí se esperaba un plebiscito popular sobre el conflicto político que se vive en la Región Administrativa Especial. Servían de barómetro para medir el sentir popular y el apoyo a los opositores a China y al Ejecutivo local y, por otro lado, a los representantes de las tesis que defienden la libertad y la independencia hongkonesa frente a los postulados oficiales y al control de China. 

El resultado fue apabullante. De los 452 concejales que se debían elegir, 351 correspondieron a figuras opositoras al poder chino, con una participación masiva en el voto del 71,2% del electorado, récord absoluto en la historia de Hong Kong. Esta respuesta de la opinión pública contraria a China ha servido a Estados Unidos para reactivar la petición de una mayor libertad democrática en el territorio administrado por China. 

Las protestas acaecidas en los últimos meses en Hong Kong han tenido que ver con esto mismo; con el anhelo de liberarse del yugo chino y su alargada sombra, que maneja todo lo que tiene que ver con la dirección de la provincia y que ejerce una dura represión mediante los efectivos policiales bajo el mando chino. 

Las revueltas dieron inicio en Hong Kong hace ya prácticamente medio año a raíz de la iniciativa legislativa del Gobierno de Carrie Lam por la cual se daba luz verde a la extradición de elementos opositores desde la antigua colonia británica a China continental. El proyecto de ley fue retirado por las protestas y los tumultos callejeros derivados de esta, pero la contestación ha continuado contra el régimen chino ante el temor de una progresiva pérdida de libertades a manos del Estado chino. Y es que Hong Kong pasó a estar bajo la esfera política de China el 1 de julio de 1997, un proceso que está previsto finalizar en 2047 con la integración total en la estructura política y administrativa china, algo que, desde luego, no es deseable para la mayoría del conjunto de la sociedad hongkonesa, deseosa de mantener la autonomía y libertades de las que se han venido gozando en la antigua colonia británica. 

La Policía antidisturbios disparó gas lacrimógeno en Hong Kong durante los enfrentamientos que siguieron a una protesta contra el Gobierno

China considera un auténtico éxito la fórmula de ‘un país, dos sistemas’ implantada en Hong Kong y entiende que en la región semiautónoma se vive dentro de una situación de reconocimiento de libertades y de cierto nivel de independencia acorde con lo establecido en la ley. Aunque una gran mayoría de la ciudadanía hongkonesa ya ha puesto de manifiesto claramente el miedo a perder esa condición de disfrute de libertades y autonomía cuando se complete en su totalidad el proceso de inclusión en China. 

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