El Ministerio de Asuntos Exteriores que dirige Serguéi Lavrov responde con un mes de retraso a las expulsiones de diplomáticos rusos de los países de la Unión Europea

Rusia desaloja del país a 85 diplomáticos europeos, 27 españoles

PHOTO/ARCHIVO - El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov

Ha sido una mañana de miércoles ajetreada en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia. Por los pasillos del edificio moscovita han desfilado al menos tres embajadores europeos para recibir malas noticias: el Kremlin había tomado la decisión de desalojar a buena parte de su respectivo personal diplomático desplegado en Rusia como respuesta a la expulsión masiva de diplomáticos rusos afincados en varios países miembros de la Unión Europea. El anuncio era cuestión de tiempo.

Hasta 85 diplomáticos europeos tendrán que hacer las maletas y abandonar el país eslavo en los próximos días, de los cuales 27 son españoles, 24 italianos y 17 franceses. El Ministerio de Asuntos Exteriores comandado por el veterano Serguéi Lavrov responde así al retorno forzado de 41 ciudadanos rusos en abril, expulsados de las distintas Embajadas y Consulados rusos instalados en Europa por motivos de seguridad como resultado de la invasión sobre Ucrania ordenada por Vladímir Putin el pasado 24 de febrero.

El primero en pronunciarse al respecto ha sido el primer ministro italiano, Mario Draghi, que definió el gesto como una acción “hostil” que no debería de perjudicar las vías diplomáticas con Moscú. “Es a través de esos canales que, si tenemos éxito, se logrará la paz y eso es ciertamente lo que queremos”, ha remarcado un Draghi conciliador el mismo día en que se ha conocido que la petrolera transalpina Eni, de titularidad privada pero actuando en connivencia con el Gobierno, pagará el suministro de gas ruso en rublos, tal y como exige Moscú, desestabilizando la estrategia común de la UE.

El cruce de expulsiones, convertido quizá en el mayor encontronazo diplomático entre Moscú y Europa occidental desde la Guerra Fría, ha dejado a España como uno de los grandes perjudicados. Esta mañana, el embajador Marcos Gómez Martínez acudió a la Cancillería rusa citado por las autoridades. Una vez allí, el máximo representante español en Rusia recibió un listado con los 27 nombres del personal diplomático que estaban obligados a abandonar el país en los próximos días.

La medida, tomada en reciprocidad a la expulsión de 27 empleados de la Embajada rusa en Madrid el pasado 5 de abril tras la revelación de la masacre de Bucha, afecta a varios integrantes de la Embajada de Moscú y del Consulado General de San Petersburgo, pero ‘a priori’ no al embajador, y trae consigo además la etiqueta de persona ‘non grata’ para todos los expulsados. Una vez recibida la notificación, tendrán siete días para salir.

Marcos Gómez Martínez

El jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, ha reconocido que el Gobierno esperaba la decisión, pero el Ministerio de Asuntos Exteriores se ha apresurado a rechazar la acción, alegando que las razones que motivaron la expulsión de diplomáticos rusos no son comparables a las esgrimidas por Moscú. “La expulsión decidida entonces por las autoridades españolas se basó en motivos de seguridad debidamente justificados, que no se dan en este caso”, argumentó Exteriores, que sospechaba de que se estaban cometiendo actividades de espionaje.

El titular de la Embajada de Rusia en España, Yuri P. Korchagin, y su consejero Dimitri Sokolov mantuvieron su cargo con el objetivo de dejar abierto un canal de comunicación directo entre las autoridades rusas y el Ejecutivo. Pero la expulsión afectó a 27 integrantes de la legación.

“El trabajo del personal de la Embajada de España ante la Federación Rusa, cuyo profesionalismo este Ministerio quiere poner en valor, siempre ha respetado plenamente las obligaciones previstas en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y la Convención de Viena de Relaciones Consulares”, sentencia el comunicado emitido por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.

España no ha sido el primero ni será el último. A la visita del embajador Marcos Gómez Martínez a las instancias del Ministerio de Exteriores de Rusia le han precedido dos recibimientos, los de los embajadores italiano, Giorgio Starace, y francés, Pierre Levy. Y es que Roma había expulsado a unos 30 representantes rusos en los días en los que se conoció la matanza perpetrada por soldados rusos en Bucha, la pequeña localidad próxima a Kiev.

París hizo lo propio en esas mismas fechas, con el desalojo de 35 rusos con estatus diplomático. Estos tres países, sin embargo, no han sido los únicos en recibir las represalias de Moscú. El martes fue el turno de Finlandia justo en la semana en que el país nórdico presentaba, en conjunto con Suecia, la solicitud formal para ingresar en la OTAN. Y semanas antes fueron Bélgica y Países Bajos los que perdieron 12 y 15 miembros de sus respectivas legaciones diplomáticas en Rusia.

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