Rusia sortea las sanciones occidentales y encuentra en Asia nuevos clientes para exportar su petróleo

A principios de marzo, después de que Moscú lanzase su invasión sobre Ucrania, Rusia se convirtió en el país más sancionado del mundo desbancando a la República Islámica de Irán. Las sanciones dirigidas contra el régimen ruso por parte de Occidente se han enfocado en entidades bancarias rusas, medios de comunicación, políticos, militares, periodistas, oligarcas y demás figuras cercanas al Kremlin.

Tras las sanciones, los países occidentales comenzaron a centrarse en las importaciones de materias primas rusas, especialmente en los suministros energéticos como el petróleo y el gas, considerados “la maquinaria de guerra” del presidente Vladimir Putin. Con el objetivo de frenar esa “maquinaria”, Estados Unidos prohibió las importaciones de esos dos bienes.

Con el mismo fin, la Unión Europea acaba de acordar un embargo parcial al crudo ruso, aunque ciertos países -Hungría, República Checa y Eslovaquia- han quedado exentos de esta medida y seguirán recibiendo petróleo ruso a través del gasoducto de la era soviética Druzhba.

Tal y como señalaron los líderes europeos, el embargo busca ejercer la máxima presión sobre Rusia para que ponga fin a la guerra contra Ucrania. Hasta ahora, Europa era principal cliente de energía rusa. El crudo ruso representó el 27% de las importaciones del bloque comunitario en 2021, según datos de Eurostat. Por este motivo, el embargo acordado por los Veintisiete podría suponer un duro golpe para la economía nacional rusa. Sin embargo, Rusia lleva años redirigiendo sus lazos comerciales hacia Asia, continente donde espera encontrar nuevos clientes para exportar sus suministros energéticos.

Por el momento China y la India se perfilan como los principales importadores del oro negro ruso en sustitución de los países europeos. De hecho, el pasado mes de abril, por primera vez, Asia superó al Viejo Continente como mayor cliente de petróleo ruso, según datos de Kpler recogidos por Bloomberg. Nueva Delhi, en concreto, es el principal destino de este suministro. De acuerdo Kpler, las importaciones se han disparado a 800.000 barriles por día desde que comenzó la guerra, en comparación con los 30.000 barriles por día anteriores.

Tanto Pekín y como Nueva Delhi han mantenido una postura neutral respecto a la guerra en Ucrania desde que esta comenzó el pasado 24 de febrero con el objetivo de mantener sus relaciones comerciales con Moscú. “Algunos de los compradores interesados en Asia tienen más interés por la economía que por tomar una posición política”, reconoce a Bloomberg Jane Xie, analista de Kpler.

Rusia continúa exportando sus materias primas, esquivando las sanciones occidentales y los embargos. Las exportaciones rusas recuperaron en abril los niveles previos a la invasión, según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE) recogidos por El Economista. “A menos que Occidente ejerza presión diplomática sobre los compradores asiáticos, no vemos que la brecha de suministro se amplíe”, asegura al diario económico Norbert Rücker de Julius Baer, una institución bancaria suiza.

Sobre este aspecto también ha hablado el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, quien ha admitido que Europa no puede evitar que Rusia venda petróleo a otros países no europeos. “No somos tan poderosos, pero somos el cliente más importante para Rusia”, indicó Borrell.

Aunque Moscú no es el único favorecido. China y la India también se han beneficiado de la situación, ya que los millones de barriles de crudo los han adquirido por un precio más bajo aprovechando los grandes descuentos en los flujos. Tal y como señala The Wall Street Journal, el petróleo ruso de los Urales tiene un valor de 35 dólares por debajo del Brent, crudo de referencia en el mercado europeo procedente del mar del Norte.

El periódico estadounidense también afirma que, desde que comenzó la guerra y se impusieron las sanciones, se está trabajando para ocultar los orígenes del petróleo ruso para que este siga fluyendo. “El petróleo se oculta en productos refinados mezclados como gasolina, diésel y productos químicos”, explican Anna Hirtenstein y Benoit Faucon. No obstante, esto mismo ya se había hecho anteriormente para vender petróleo iraní y venezolano y eludir las sanciones contra Teherán y Caracas.

Incluso, tal y como platea a WSJ Lauri Myllyvirta, analista del Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA, por sus siglas en inglés), “parece que hay un comercio donde el crudo ruso se refina en la India y luego parte se vende a Estados Unidos”. Myllyvirta se refiere en concreto a una refinería propiedad del conglomerado Reliance Industries Limited, con sede en Bombay. Esta refinería, que compró siete veces más petróleo ruso en mayo en comparación con meses anteriores, habría adquirido un cargamento con descuento que refinó y posteriormente vendió.

Las sanciones occidentales, así como los embargos a la energía rusa no han servido para paralizar la maquinaria de guerra rusa. Incluso con estas trabas impuestas a la economía rusa, los ingresos de petróleo y gas supondrán para Moscú alrededor de 285.000 millones de dólares este año, según estimaciones de Bloomberg basadas en cifras del Ministerio de Economía. A modo de comparación, es interesante destacar que los fondos rusos congelados en el extranjero ascienden a 300.000 millones. Por lo que, tal y como destaca el medio financiero, agregando otros productos básicos se compensaría con creces esas reservas congeladas.

Dentro de estos bienes se podrían incluir los cereales. Ciertos países, especialmente naciones del norte de África y Oriente Medio, ya están sintiendo esa escasez y el aumento de precios del trigo o el maíz. Estos dos elementos crean un escenario propicio para que se produzcan protestas sociales en una región que hace una década se vio sacudida por una serie de manifestaciones masivas que en algunos casos terminaron con el derrocamiento de gobiernos nacionales. La Primavera Árabe vuelve a estar muy presente en la actualidad debido al aumento del precio de los alimentos y malestar social que esto conlleva, una de las causas que provocaron el estallido de las protestas en 2011.

“Se puede decir que la primera y principal razón de los disturbios en el mundo árabe es siempre la falta de movilidad económica”, afirma a CNBC Kamal Alam, miembro del Atlantic Council. Por este motivo, la adquisición de cereales se convertirá en una de las prioridades de los líderes de estos países, naciones que no se han sumado a las sanciones contra Rusia.

En este sentido, tal y como recuerda a Bloomberg Wouter Jacobs, investigador de la Universidad Erasmus de Rotterdam, “la gran mayoría del mundo no está involucrada en la imposición de sanciones”. Por este motivo, y teniendo en cuenta la crisis alimentaria que se avecina, el comercio con Rusia continuará, mientras que los lazos con Asia y Oriente Medio incrementarán.