La petrolera saudí domina la economía de la región con un valor estimado de 37,5 mil millones de dólares 

Saudi Aramco se mantiene como la compañía más valiosa de Oriente Medio 

REUTERS/AHMED JADALLAH - Refinería de petróleo Ras Tanura de Saudi Aramco y de la terminal de petróleo en Arabia

Saudi Aramco ha revalidado su puesto como la marca más valiosa de Oriente Medio, según el informe anual de Brand Finance Global 500. La petrolera saudí tiene un valor estimado de 37.500 millones de dólares, y ocupa la 33ª posición en el ranking.  

Tras un año de pérdidas económicas causadas por la COVID-19, Saudi Aramco ha descendido varias posiciones en la clasificación. El estudio incluyó a la petrolera en el puesto número 24 en 2020, con un valor aproximado de 46.800 millones de dólares, antes de registrar una caída del 20% en su valoración.  

“En la actualidad su escala es enorme, pero el valor de su marca se encuentra en una etapa temprana de desarrollo. Creemos que durante la próxima década la marca crecerá cada vez más a medida que ingrese al escenario mundial ”, manifestó David Haigh, director ejecutivo de Brand Finance. 

Haigh reconoció el papel de Saudi Aramco, y advirtió que es “el gigante oculto de la industria petrolera cuya marca finalmente ha emergido a la luz de la atención pública”. El CEO de Brand Finance se atrevió incluso con las predicciones: “Saudi Aramco aspira a convertirse en una marca de consumo reconocida”. 

Más allá del informe de la consultora británica, la bajada de la demanda y de los precios a lo largo de 2020 se ha traducido en un descenso de los beneficios netos de Aramco. La petrolera obtuvo 11.789 millones de dólares en el tercer trimestre del año, esto es, un 44,6 % menos que en el mismo período de 2019. 

A pesar de su descenso anual, la compañía sigue liderando Oriente Medio en términos económicos. Saudi Aramco aventaja a sus competidores directos en la región con una distancia considerable. La siguiente compañía árabe en la lista es la petrolera emiratí ADNOC, situada en el puesto 163.  

Sin embargo, ADNOC ha demostrado ser más resistente que la compañía saudí. La empresa con origen en Abu Dabi –considerada como la cuarta petrolera más grande del mundo– ha reducido la caída de su valor tan solo en un 6%, así como tres posiciones en el ranking. 

Haigh alabó a la compañía añadiendo que esta “desempeña un papel fundamental en el impulso del crecimiento de la industria local, apoyando la posición de poder blando de Abu Dabi a nivel mundial y promoviendo los objetivos de desarrollo económico sostenible de Emiratos”. 

Saudi Aramco y ADNOC no fueron las únicas representantes de la región. Entre las 500 compañías más valiosas entraron, además, los proveedores de telecomunicaciones STC y Etisalat, de Arabia Saudí y Emiratos; el Qatar National Bank, la aerolínea Emirates de Dubái y la empresa petroquímica saudí SABIC. 

Los datos arrojados por el estudio demuestran que, pese a los intentos de diversificación económica, la representación económica de Oriente Medio está copada por compañías del sector petrolero.  

REUTERS/MAXIM SHEMETOV    -   Installation pétrolière de Saudi Aramco à Abqaiq, Arabie Saoudite 
Búsqueda de alternativas 

La crisis de la COVID-19 ha obligado a los países que basan su economía en la producción de petróleo a encontrar alternativas. El líder de facto de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salman, ha tomado la delantera en este asunto.  

La caída de los precios del petróleo pasado provocó que el príncipe heredero acelerase una serie de proyectos económicos que permitieran al Reino abrir nuevas vías de ingresos. Sus opciones de éxito pasan por alimentar al PIF, el fondo soberano de inversión pública saudí, del que se extraen los fondos.  

Una filial del grupo de la petrolera, Saudi Aramco Development Company, ha anunciado hoy que la asociación con Google Cloud para ofrecer servicios en la nube de alto rendimiento a clientes empresariales en Arabia Saudí. Los inversores prevén una oportunidad de mercado de hasta 10.000 millones de dólares para 2030. 

Este movimiento complementa a los de Mohamed bin Salman, quien trata de atraer inversores extranjeros que financien la modernización del país y estimulen la creación de nuevas industrias. El objetivo es acabar con la dependencia saudí del petróleo y transformar al Reino en una potencia inversora global con una economía diversificada.  

Este objetivo no es nuevo. El pasado año, Saudi Aramco acometió la mayor salida a bolsa de la historia. El fin consistía en destinar las ganancias de la operación al PIF, e iniciar el proceso de diversificación. No obstante, tras la caída de los precios y de la demanda, esta acción no llegó a ser suficiente.   

Un año después, Saudi Aramco omite algunos datos de emisiones de carbono ante los inversores, según Bloomberg. La compañía petrolera trata de reducir la presión de los activistas y evitar a toda costa la fuga de los inversores. En este momento pondría a la Casa de Saúd en una situación compleja, pues la 33ª empresa más valiosa del mundo no tiene capacidad de levantar la economía saudí.  

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