Los objetivos de emisiones y descarbonización han impulsado un gran aumento de la inversión en tecnología climática

Se dispara la inversión en tecnología contra el Cambio Climático

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La emergencia climática es uno de los mayores desafíos a los que deben hacer frente los Gobiernos de todo el mundo. Por eso, la inversión en tecnologías que se alineen con estos esfuerzos de paliar las consecuencias del Cambio Climático se ha disparado en los últimos tiempos. Según datos de BloomberNEF, a pesar de la crisis económica provocada por la pandemia de la COVID-19, en el pasado 2020 se alcanzó una inversión récord de 17 mil millones de dólares en capital de riesgo inyectado en lo que es denominado como “tecnología climática”, lo que supone una cifra tres veces mayor a la de hace cuatro años.grafico-clima

A pesar de que los esfuerzos en este sector han aumentado exponencialmente recientemente, aún no se cuenta con todos los recursos necesarios para lograr los objetivos fijados por las principales potencias. Temple Fennell, director gerente de Clean Energy Ventures, dice que “necesitamos innovación para poder descarbonizar; las tecnologías simplemente no están en el mercado en este momento”. Añade que, de esta forma, se da una especie “de tormenta perfecta de enormes cantidades de capital que se forman alrededor de grandes cantidades de demanda para financiar la innovación futura”.

El objetivo de emisiones netas 0 fijado por la Unión Europea para 2050 – 2060 en el caso de China – se antoja complicado si no se produce un cambio radical en la tendencia actual, sobre todo por parte de Pekín, responsable de la mayor cantidad de emisiones en todo el mundo. A pesar de las dificultades, existe cierto optimismo ya que empresas y Gobiernos parecen remar en la misma dirección. Más de una quinta parte de las corporaciones más grandes del mundo se han unido al compromiso de emisiones netas 0, así como las principales aerolíneas de todo el planeta.protestas-g20-clima (3)

“Hemos visto que el volumen de inversión en tecnología climática se aceleró en 2020 y, este año, está absolutamente fuera de serie”, asegura Emily Reichert, la directora ejecutiva de Greentown Labs, la incubadora de nuevas empresas de tecnología climática más grande de Norteamérica. Al igual que Fennel, cree que muchas de las tecnologías necesarias para poder materializar las metas establecidas aún no existen. Algo similar a los que expresó el enviado especial de Estados Unidos para la emergencia climática, John Kerry, cuando decía que la mitad de las reducciones necesarias para alcanzar el 0 neto “provendrán de tecnologías que aún no tenemos”.

Reichert añadía que “las soluciones tecnológicas que necesitamos para abordar el cambio climático, algunas de ellas existen, pero muchas más, tanto incrementales como disruptivas, son absolutamente necesarias en este momento”. Sin embargo, gran parte de los esfuerzos no están centrados únicamente en grandes innovaciones, sino que buscan mejorar algunas de las infraestructuras ya existentes e impulsarlas. Una de las prioridades es la de mejorar la entrega de las fuentes de energía existentes mediante el mapeo de los recursos solares o el desarrollo de turbinas eólicas flotantes. Mejorar la capacidad de carga de vehículos eléctricos o incluso el fácil intercambio de baterías en coches, como ya se hace en China, es otros de los frentes en los que se trabaja.cop26-glasgow

Las grandes empresas echan la vista atrás para no repetir los errores cometidos hace algo más de una década. Entre 2006 y 2011, los grupos de capital de riesgo llevaron a cabo una inversión de más de 25 mil millones de dólares en estos sectores. La mitad de todo ese montante se perdió, culpando a mercados inmaduros y modelos de innovación inadecuados. Ahora, John Weyant, profesor de la Universidad de Stanford y coautor del libro “Renewed Energy” cree que la situación actual no tiene nada que ver con lo que pasó hace años ya que la concienciación y el interés en este sector ha aumentado mucho precisamente por la preocupación que despierta en la sociedad internacional.

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“Nuestra opinión, trabajando desde adentro (en referencia a los que ocurrió entre 2006 y 2011) era que a nadie le importaba, no se cubría, el público no estaba tan interesado”, decía Weyant. La preocupación e interés que hay actualmente es el impulso que muchos expertos creen que faltó hace años. También es cierto que en aquel momento la situación no se presentaba tan límite como ahora, cuando la posibilidad de alcanzar un contexto de no retorno es una posibilidad que, de no ponerle remedio pronto, pasará a ser una realidad en un futuro muy próximo. Es por ello por lo que los esfuerzos no cesan y los objetivos son cada vez más ambiciosos.
 

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