Irán y Estados Unidos volverán a la capital austríaca con la UE como principal mediador

Se reanudan las conversaciones nucleares en Viena más de cinco meses después

photo_camera AFP/JOE KLAMA - Abbas Araghchi (C-D), adjunto político del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, y la secretaria general del Servicio de Acción Exterior de la Unión Europea (SEAE) Helga Schmid (C-I) asisten a una reunión de la Comisión Conjunta del JCPOA sobre el programa nuclear de Irán en la oficina de la Delegación de la UE ante las Organizaciones Internacionales en Viena

Si para la reanudación de las conversaciones nucleares uno se tiene que fijar en lo acontecido en Viena de abril a junio, el optimismo no impera. Los tres meses que pasaron negociando la vuelta al Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) sirvieron para poco más que nada en absoluto. Lejos de acercar posturas y dar su brazo a torcer, ambos sectores no mostraron un ápice de flexibilidad, y las exigencias iraníes y estadounidenses terminaron echando por tierra los esfuerzos de todos los países sentados en la mesa de negociación.

Las elecciones en Irán han dilatado el tiempo de espera para regresar a Viena y continuar la búsqueda de un acuerdo que satisfaga a todas las partes. La llegada de Ebrahim Raisí al poder supone un cambio respecto a la última vez que se vieron las caras en la capital de Austria. Sin embargo, aunque la postura del nuevo presidente de Irán sea más conciliadora – algo que aún está por ver –, los avances en el plan nuclear iraní harán más complicado si cabe alcanzar un punto de encuentro con Washington, que pide el cese de enriquecimiento de uranio de forma inmediata.

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Teherán tiene muy claro que las exigencias norteamericanas no serán admitidas hasta que vean una rebaja de las sanciones impuestas durante los últimos años. Tras la salida unilateral de Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump en 2018, las sanciones al Gobierno iraní han sido una constante que no han hecho sino propiciar el enfurecimiento de los de Raisí que han violado de forma sistemática las restricciones impuestas por el acuerdo firmado en el año 2015. Los últimos datos a los que ha tenido acceso el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) indican que Irán estaría enriqueciendo uranio a un 60% de pureza, cuando el JCPOA fijaba el límite en el 3,67%, es decir, están enriqueciendo a una pureza 16 mayor de la permitida.

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No obstante, las primeras declaraciones de funcionarios iraníes no son muy alentadoras: “Nuestras demandas son claras. Otras partes y especialmente los estadounidenses deberían decidir si quieren que este acuerdo sea revivido o no. Abandonaron el pacto, por lo que deberían volver a él y levantar todas las sanciones.”, aseguraba un funcionario iraní a Reuters. La retirada de las sanciones por parte de la Administración Biden no parece que se vaya a producir, al menos de forma total como demandan desde Teherán. Lo que se debe tener en cuenta es que el tiempo no corre a favor de la UE y Estados Unidos ya que mientras se siguen alargando las conversaciones, el plan nuclear iraní continúa su avance.

El pasado sábado, el representante norteamericano en las conversaciones, Robert Malley, aseguraba a BBC Sounds que “si Irán cree que puede usar este tiempo para generar más apalancamiento y luego volver y decir que quiere algo mejor, simplemente no funcionará. Nosotros y nuestros socios no lo aceptaremos”. Washington quiere hacer más presión sobre Teherán, pero los iraníes no parecen demasiado preocupados. Antes de su llegada a Viena han repetido en numerosas ocasiones que su principal objetivo en estas negociaciones no es abordar el asunto nuclear, sino la problemática de las sanciones.

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La situación no ha perdido complejidad desde que se abandonaran las negociaciones en junio de este año, más bien todo lo contrario. Irán no sólo se dedica a saltarse todas las normas habidas y por haber, sino que encima saca a relucir su cara más hipócrita: “Para garantizar que cualquier acuerdo venidero sea férreo, Occidente debe pagar un precio por no haber cumplido su parte del trato. Como en cualquier negocio, un trato es un trato, y romperlo tiene consecuencias”, decía el principal negociador de Irán, Ali Bagheri Kani en una columna publicada el domingo en el Financial Times.

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La posición compartida por la inmensa mayoría de los países es la expresada por el enviado de Moscú, que aseguraba a través de su cuenta de Twitter que “las conversaciones no pueden durar para siempre”, a lo que añadía que “existe una obvia necesidad de acelerar el proceso”. Y si existe esa necesidad es en gran parte porque la OIEA ha informado de que el regreso de Irán a la mesa de negociaciones se hace con 11 veces más uranio enriquecido del permitido por el JCPOA. La necesidad de un nuevo acuerdo crece según pasan los días y la responsabilidad de la comunidad internacional es no abandonar Viena sin un pacto que garantice la seguridad nuclear.

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