Representantes de instituciones políticas, sindicales y militares han adoptado los 27 artículos de un “acuerdo marco” que fija en 24 meses el plazo para redactar una nueva constitución

Sudán: civiles y militares firman un “acuerdo marco” para volver a la transición democrática

AFP/ ASHRAF SHAZLY - Fotografía de archivo. Miles de manifestantes sudaneses aplauden la llegada de un tren de la capital Jartum a la ciudad de Atbara, en diciembre de 2019, celebrando el primer aniversario del levantamiento que derrocó a Omar al-Bashir

Apenas dos meses después del aniversario de golpe de Estado que Abdel Fattah al-Burhan lideró en octubre de 2021, Sudán contempla ahora, expectante, el que podría ser el primer paso tangible de vuelta a la transición democrática. El general Al-Burhan, junto a Mohammed Hamdan Dagalo –líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido– y a los dirigentes de las Fuerzas de la Libertad y el Cambio (también conocidas como FFC por sus siglas en inglés: Forces of Freedom and Change), una alianza política de coaliciones –tanto civiles como rebeldes–, adalid prodemocrático de la oposición al poder militar, han estampado sus firmas en un “acuerdo marco” que pretende allanar el camino hacia una solución de la crisis que asola al país desde hace más de un año.

En una ceremonia que parece despertar de nuevo las esperanzas democráticas del pueblo sudanés y que ha reunido también a representantes de la Unión Africana y de Naciones Unidas (a través de su enviado especial en el país, Volker Perthes) en el Palacio Presidencial de Jartum; Luqman Ahmed, director general de la Autoridad Pública de Radio y Televisión de Sudán, leyó el contenido de los textos firmados, enfatizando “el respeto a la voluntad del pueblo por parte de un gobierno civil”

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Veintisiete artículos para volver a la senda democrática 

En el documento rubricado –conformado por 27 artículos– destaca el establecimiento de una autoridad transitoria a un poder civil de pleno derecho en el que las Fuerzas Armadas no tendrán ninguna participación, a pesar de que sí que estarán representadas en el consejo civil de Seguridad y Defensa –que encabezará el nuevo primer ministro. Para ello, el acuerdo marco ha establecido en 24 meses el plazo para redactar una nueva constitución y para impulsar las elecciones legislativas, ejecutivas y del Poder Judicial. Terminando el periodo de transición con unas amplias elecciones generales. 

Serán las “fuerzas revolucionarias” las que, según el acuerdo, escogerán al primer ministro de transición, y –para evitar conflictos como los que hubo en el pasado– este último será el encargado de nombrar al director del Servicios General de Inteligencia sudanés. 

Además, el texto recoge las primeras directrices de un plan de reforma militar y de seguridad –que será concretado en nuevos encuentros– para la creación de un Ejército Nacional unificado que integre otras milicias y grupos paramilitares, como es el caso de las Fuerzas de Apoyo Rápido, quedando así prohibidas todas las formaciones ajenas a lo establecido por el Estado. 

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“La institución militar saldrá definitivamente del proceso político”, prometió el general Abdel Fattah al-Burhan, comprometiéndose a transformar el Ejército en “una institución sujeta a la Constitución, a la ley, y a las instituciones democráticas electas, evitando su polarización y su parcialidad hacia cualquier partido, grupo o ideología”. Aunque, en contraposición, instó a todas las fuerzas políticas a “formar un gobierno independiente de competencias nacionales para implementar las demandas de los revolucionarios”. 

La derogación de la declaración constitucional de 2019, la revisión de todas las decisiones anunciadas por los jefes militares desde el golpe de Estado de 2021 y la supremacía de la Constitución de Transición sobre el Acuerdo de Paz de Juba firmado en 2020, son solo algunos puntos más de la larga lista de cuestiones que aborda este “acuerdo marco”. 

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La impronta de los primeros pasos hacia el consenso 

Sin embargo, y pese al optimismo con que varios sectores de la población sudanesa han recibido la noticia, fuerzas civiles como el Comité de Resistencia (red de activistas sudaneses que rechazan cualquier tipo de negociación con las cúpulas militares), el Movimiento Justicia e Igualdad (un grupo de corte islamista que combate en el conflicto de Darfur) o el Movimiento de Liberación de Sudán (en su facción liderada por Minni Minnawi) han rechazado el acuerdo, afirmando que solamente responde a los intereses castrenses de la formación Fuerzas de la Libertad y el Cambio, y erigiéndose en defensa del texto constitucional de 2019.

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“La formación de un Gobierno [de transición] creíble es crucial para restaurar la legitimidad del Estado”, decía, por su parte, el enviado de la ONU para Sudán, Volker Perthes, en un discurso en que subrayó el papel de la comunidad internacional para la consecución del acuerdo. Cuestiones en las que coincidieron otros representantes políticos extranjeros, como el embajador de la UE en Sudán, Aidan O’Hara o el embajador de Estados Unidos en Jartum, John Godfrey, alabando la implicación del ‘mecanismo tripartito’, el ‘Cuarteto Internacional” o la ‘troika europea’. 

Mas, tal como concluía el escritor egipcio, Muhammad Abu Al Fadl, en su tesis para el medio Al Arab, “la firma de este acuerdo marco representa un paso que no tendrá éxito a menos que todas las partes muestren sus buenas intenciones […]. Sudán no podrá soportar una nueva ruptura de la promesas y convenios como ha venido sucediendo a lo largo de toda su historia moderna”. 

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