El país del Cuerno de África sigue sumido en un impás político mientras su economía se debilita cada día

Sudán: un año con hambre de democracia

photo_camera AP/MARWAN ALI - Manifestación para exigir el retorno al gobierno civil casi un año después de un golpe militar dirigido por el general Abdel Fattah al-Burhan

Se cumple el primer aniversario del golpe de Estado en Sudán 


Más hambre, pobreza, una economía desmantelada, una sociedad más dividida y un amenazante retorno del islamismo radical. Es el nefasto balance que hacen algunos expertos sobre la situación en la que se encuentra Sudán, en el primer aniversario de su golpe de Estado a manos de los militares liderados por el general Abdel Fattah al-Burhan.

El país gozaba por primera vez en décadas de una transición democrática después de años bajo el yugo corrupto de Omar al-Bashir, uno de los grandes dictadores del Cuerno de África. Después de su derrocamiento manu militari, en medio de grandes protestas por los escándalos de corrupción, un Gobierno de transición civil tomó las riendas de un país clave para la geoestrategia de la región. 

AFP/ ASHRAF SHAZLY - El primer ministro de Sudán, Abdalla Hamdok, ofrece una rueda de prensa en el Consejo de Ministros en la capital, Jartum

Encabezado por el economista educado en Reino Unido, Abdalla Hamdok, el nuevo Gobierno de transición civil al que los militares dejaron las llaves se esforzaba por lograr un consenso social para estabilizar el poder y dar solución a los problemas históricos de Sudán. Kholood Khair, analista de origen sudanés y fundadora del think-tank Confluence Advisory, estima en entrevista con Atalayar que el Gobierno de Transición estaba logrando estos objetivos, o al menos estaba en buen camino.

Abdalla Hamdok, con un largo recorrido en las relaciones internacionales tras su paso por organismos como la Unión Africana, consiguió levantar la aplicación de las sanciones estadounidenses que pesaban sobre el maltrecho país africano. “Las previsiones indicaban que la deuda externa de Sudán quedaría limpia para 2024, un objetivo imposible hoy en día”, señala Khair. 

El giro en el camino de Sudán llegó el 25 de octubre con el segundo golpe de Estado en 2 años. 

PHOTO/ Consejo Soberano de Transición de Sudán vía AP - En esta foto facilitada por el Consejo Soberano de Transición de Sudán, el general de más alto rango de Sudán, Abdel Fattah Al-Burhan, en el centro, y el entonces primer ministro Abdalla Hamdok, sostienen documentos a los que asiste el general Mohammed Hamdan Dagalo, segundo a la izquierda, durante una ceremonia para restituir a Hamdok, que fue depuesto en un golpe de Estado

Sudán es un país extremadamente vulnerable a factores de desestabilización, como así se ha demostrado al largo de su historia, desde su independencia del imperio británico. Rodeado por otros 7 países (Libia, Egipto, Chad, República Centroafricana, Sudán del Sur, Etiopia y Eritrea) con relevancia geoestratégica además de también problemas internos. Tras su independencia el país se dividió culturalmente en dos polos opuestos norte-sur, en un paradigma de dominación de la comunidad árabe y musulmana del norte contra las etnias negras y no musulmanas del sur. Las continuas guerras civiles concluyeron la separación del sur con un proceso de paz fraguado en 2005 y finalmente una independencia con aún flecos por pulir en 2011. Las tensiones entre las dos caras del país siguen latentes en 2022, con enfrentamientos étnicos que dejan regularmente muertes en la región occidental de Darfur. 

Hoy en día es un lugar de tránsito para rutas migratorias, tiene fronteras ciertamente porosas y sirve a intereses de algunos de sus vecinos del otro lado del mar Rojo. Para Arabia Saudí representa un importante suministrador de productos de consumo alimenticio. La economía sudanesa tiene como pilares la agricultura y la ganadería que se organizan en torno a los afluentes del Nilo que recorren el país. Sus yacimientos minerales son de gran valor y por ello se sitúan en la línea de mira de países como Emiratos Árabes Unidos, que mantiene intereses en la extracción de oro desde allí. Finalmente, el acceso al mar Rojo hace de Sudán un factor relevante en la seguridad de los demás países de la cuenca marítima. En especial Egipto, Arabia Saudí e Israel, que miran de reojo las intenciones rusas de desarrollar una basa naval en las cercanías de Port Sudan, con capacidad para albergar submarinos nucleares. 

AFP/AFP - Principales acontecimientos en Sudán desde el golpe de Estado de octubre

En este contexto de “Carrefour geopolítico” para Sudán, el 25 de octubre de 2021 y con el visto bueno de Egipto, principal aliado del estamento militar sudanés, el general Abdel Fattah al-Burhan sacó los carros a las calles de Jartum en contra del orden establecido dos años antes entre la junta militar y las Fuerzas de Libertad y Cambio, el paraguas que engloba distintas voces de la sociedad civil sudanesa. 

Al-Burhan, uno de los mismos que participó en el golpe contra Bashir, se alzaba de nuevo junto con el segundo militar más relevante del país, el líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido, Mohamed Hamdan Dagalo alias Hemeti. Al-Burhan viene de una carrera militar clásica en Sudán. Academia militar de Jartum y formaciones adicionales en Egipto y Jordania. De acuerdo con los analistas de Cidob, su carrera militar no fue perturbada por le cambio de poder en 1989 cuando los islamistas acabaron con la breve experiencia democrática de Sudán y que Bashir se aupara en el poder. 

AFP/ ASHRAF SHAZLY - En esta foto de archivo tomada el 22 de septiembre de 2017, el presidente sudanés Omar al-Bashir pronuncia un discurso durante una visita a la aldea de Shattaya, en Darfur del Sur

Fue destinado a la vigilancia de las fronteras, cometido del cual poco después sería responsable máximo. En la trayectoria internacional, al-Burhan sirvió como agregado militar en la embajada de Sudán en China. En los años 2000, fue lideró tropas del Gobierno sudanés contra las milicias del Ejército Popular de Liberación de Sudán durante la guerra civil hasta 2005. Participó más tarde en el despliegue de tropas sudanesas en Yemen junto con Arabia Saudí para combatir a los rebeldes hutíes apoyados por Irán. 

Omar Bashir tuvo siempre a al-Burhan muy de cerca, en especial cuando le nombró teniente general del Mando de las Fuerzas de Tierra e inspector general de las Fuerzas Armadas. La buena sintonía entre él y a-Burhan se demostró cuando el general evitó su extradición a la Corte Internacional de la Haya, en su lugar fue juzgado en Sudán en condiciones mucho más favorables. Su afiliación con los islamistas sudaneses es notoria, como es tradición entre los militares en Sudán. 

AFP/ ASHRAF SHAZLY - El  general del ejército sudanés, Abdel Fattah al-Burhan, habla durante una conferencia de prensa en el Comando General de las Fuerzas Armadas en Jartum el 26 de octubre de 2021

El golpe de Estado del 25 de octubre fue recibido muy negativamente por la sociedad sudanesa, que con ansias de democracia se arrojó a la calle en manifestaciones organizadas en gran medida por las Fuerzas de Liberación y Cambio. La respuesta de los países vecinos de Sudán no fue la misma. En un primer momento, importantes stakeholders como Israel y Arabia Saudí dieron una discreta luz verde al golpe de Estado de un militar a quien consideraban aliado y alineado con sus intereses. Frente a al-Burhan, otro militar, Hemeti, podría haber tomado la misma iniciativa con un resultado menos favorable para estos países.

La relación muy estrecha que Mohamed Hamdan Dagala “Hemeti” mantiene con el Kremlin es una de las grandes preocupaciones de estos stakeholders internacionales. De acuerdo con Kholood Khair, ni Israel ni Arabia Saudí o siquiera Egipto, son favorables a la idea de que Rusia gane más influencia en Sudán y alcance sus deseos de albergar armas nucleares en el mar Rojo.

PHOTO/AP - El general Mohammed Hamdan Dagalo. Un año después de que una toma de posesión militar pusiera en jaque la transición a la democracia en Sudán el 25 de octubre de 2021, las crecientes divisiones entre las dos poderosas ramas de las fuerzas armadas ponen aún más en peligro el futuro de Sudán

Desde el momento en el que tomó el poder, Al-Burhan ha buscado una estrategia para mantener una dosis de figuras civiles en el poder, para dotarse así de cierta legitimidad frente a la población civil sudanesa. Sin éxito, después de destituir a Hamdok, volvió a permitirle entrar en el Gobierno para que pocos días después el ex primer ministro de la transición democrática abandonase sus funciones. Una segunda vez, en junio, ante la presión de las manifestaciones en Jartum, la junta militar accedió a dar un paso atrás para ceder espacio a un Gobierno civil una vez más. Un engaño y ardid para dividir a la sociedad civil, en la opinión de la analista Kholood Khair. “La junta militar mantuvo en todo momento la decisión sobre cuáles civiles y cuáles no podrían participar en ese órgano”, asegura la experta en política sudanesa. Junto a ello, la junta militar de al-Burhan mantendría un poder efectivo sobre el Banco Central y otros organismos de finanzas del Gobierno, apretando todavía para mantenerse en el poder. 

El resultado en este impasse político es incierto. Mientras que la sociedad civil es la parte más enfrentada a los militares, un esfuerzo internacional por alcanzar un acuerdo de transición está siendo negociado por la ONU, Estados unidos, Reino Unida, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Estos dos últimos actores internacionales han ido retirando progresivamente su apoyo a al-Burhan después de que los elementos islamistas de Sudán se mostraran fuertes con los militares de nuevo en el poder, una perspectiva que no concuerda con los esfuerzos de apertura y promoción de un islam moderado, pilares de la agenda de EAU y Arabia Saudí.  Incluso un éxito en las negociaciones internacionales no implicaría un resultado efectivo en la política de Sudán. “Estas negociaciones se están llevando a cabo de espaldas a la sociedad civil sudanesa. Sin contar con esta parte, el resultado de los diálogos entre la comunidad internacional y los militares no va a llevar a ningún lado concluyente”, señala Kholood. Las manifestaciones que se han celebrado regularmente en Sudán con un espíritu determinado no han cedido en todo este año de Gobierno militar a la dura represión. El Sindicato Central de Médicos de Sudán asegura que al menos 120 manifestantes han muerto en enfrentamientos con las fuerzas del orden desde el 25 de octubre de 2021. Se suman más de 7.000 heridos durante los disturbios. Pese a ello, los sudaneses se siguen manifestando. En el aniversario del golpe de Estado los manifestantes organizados por los comités de resistencia volvieron a salir a las calles y el internet fue de nuevo cortado para impedir la comunicación. La situación empeora. 

REUTERS/MOHAMED NURELDIN - Manifestantes marchan durante una concentración contra el gobierno militar tras el último golpe de Estado, en Jartum, Sudán, el 25 de octubre de 2022

Mientras tanto la economía y los sudaneses de a pie sufren las consecuencias de este bloqueo político. Pese a las recientes inversiones de Arabia Saudí en el país, Sudán entró en recesión total y se paralizaron todas las mejoras de su economía. “El Gobierno vive de los impuestos que puede aplicar a todo ciudadano o actividad económica”, afirma Khair. De acuerdo con la analista, el fin de las inversiones y las ayudas internacionales obliga a los militares a elevar las recaudaciones a los pequeños negocios para subsistir. De mientras, el corte de la electricidad se ha multiplicado por 5 en Sudán. El periódico The National, relata el caso de un tendero de Jartum, Mohamed Ibrahim, que ha visto el precio del alquiler de su local aumentar de 20.000 libras sudanesas hasta los 80.000, un precio cuadriplicado en solo 1 año. En los campos, una temporada desastrosa en la cosecha amenaza con un futuro de terribles penurias y hambre. En un país en el que el 30% de los menores de 5 años sufre de malnutrición, y la economía se basa en la agricultura, las malas noticias sobre la cosecha son nefastas. “Los granjeros están en banca rota. La inflación está por las nubes. La gente siente que no tiene dinero en el bolsillo”, resume Kholood Khair. 

En un año, la brecha entre los líderes militares de la junta en el poder también se ha agravado. Desde unos inicios, las pretensiones de Hemeti eran bien conocidas, pero de acuerdo con los últimos reportes de la prensa local sudanesa, el enfrentamiento entre al-Burhan y Hemeti se acentúa. “Tienen dos visiones distintas y dos agendas diferentes”, explica Kholood. “Tanto uno como otro quieren Gobernar. Aunque Hemeti sea el lugarteniente de al-Burhan, en teoría”. 

AP/MARWAN ALI - Manifestación para exigir el retorno al gobierno civil casi un año después de un golpe militar dirigido por el general Abdel Fattah al-Burhan

Al-Burhan niega que existe tensión entre estas dos partes, pero tal y como apunta el Sudan Tribune, las fuerzas autónomas al mando de Hemeti, conocidas como las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF por sus siglas en inglés), estarían aumentando su poder de espaldas a al-Burhan. Uno de los principales puntos de desencuentro entre las dos facciones militares sería el margen concedido a los islamistas por parte de al-Burhan. De acuerdo con el analista Amjad al-Naim, la pugna entre Hemeti y al-Burhan por el poder no puede ser sino negativa, por la erosión provocada sobre las instituciones del Estado. 

Complicaría también las negociaciones con las partes internacionales. Este camino sería el que más cerca estaría de alcanzar algún acuerdo por desatascar la situación en Sudán, pero negociar con dos líderes militares es más arriesgado y ofrece soluciones más frágiles para el futuro incierto de Sudán. 

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