Añade más complicaciones a la guerra civil siria

Tensión creciente en Idlib entre las facciones yihadistas

photo_camera REUTERS/KHALIL ASHAWI - Fotografía de archivo de combatientes rebeldes de Hayat Tahrir al-Sham preparan sus armas en Jabal al-Arbaeen, que domina la ciudad septentrional de Ariha, en la provincia de Idlib

El noroeste de Siria se está viendo envuelto por renovadas tensiones tras los nuevos enfrentamientos acaecidos entre las formaciones yihadistas de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), la de más peso en la región, y la recién formada alianza dirigida por la organización Guardianes de la Religión (Hurras al-Din), afiliada a Al-Qaeda, y un desertor de HTS como es Jamal Zeina.

Todo ello, dentro de un ya complicado escenario de por sí, en el marco de la guerra civil de Siria, que golpea al país desde 2011 y que enfrenta al régimen del presidente Bachar al-Asad contra los insurgentes cercados en el último reducto de la provincia de Idlib, en el noroeste sirio. El poder oficialista justifica la acción militar para acabar con los grupos yihadistas resistentes en Idlib y unificar el país, con la inestimable ayuda de su principal aliado en el plano internacional, la Rusia de Vladimir Putin.

Frente a esta coalición ruso-siria está Turquía. La nación euroasiática interviene en el conflicto armado sirio a través de su potente Ejército y con el apoyo de mercenarios a sueldo provenientes de esos grupos terroristas activos en la zona ligados a Al-Qaeda y Daesh, como han venido publicando diversos medios. El país presidido por Recep Tayyip Erdogan incursionó al norte del territorio sirio con el pretexto de hostigar a los kurdos, etnia a la que acusa de materializar acciones terroristas en el sur de Turquía. Después de llegar a un acuerdo con el Gobierno de Estados Unidos dirigido por Donald Trump, las fuerzas turcas se posicionaron en bases al norte de Siria, en el entorno de Idlib, para controlar la zona y manifestando la exigencia de que saliesen los kurdo-sirios de allí. Un movimiento polémico porque EEUU fue acusado de abandonar a su suerte a los kurdos de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG, por sus siglas en turco), englobadas en las opositoras Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), que fueron clave en la derrota de Daesh en Al-Baghouz hace más de un año. Esta incursión otomana incomoda a Damasco y Moscú ya que supone un freno para su avance hacia Idlib; más aun teniendo en cuenta la asociación turca con milicianos sirios adscritos a grupos de la esfera yihadista. De hecho, ante la enconada situación, Ankara y Moscú llegaron a sellar un alto en fuego en marzo que, en teoría, sigue vigente, pero que ha sido incumplido en varias ocasiones. En una situación como la actual en la que tanto Rusia como Turquía mantienen sus puestos de control y patrullas prácticamente conjuntas en el área. 

La citada organización Guardianes de la Religión surgió de varios batallones y grupos militares que habían adoptado la ideología del yihadismo de Al-Qaeda y el salafismo (corriente rígida del islam). Se formó después de que el Frente al-Nusra anunciase su disociación de Al-Qaeda, cambiando su nombre a Jabhat Fatah al-Sham y posteriormente fusionándose con facciones y otras entidades dentro de Hayat Tahrir al-Sham.

Esta transformación fue acompañada por una renovación metodológica e ideológica del liderazgo del grupo, que había sido parte del Frente al-Nusra, lo que condujo a graves conflictos internos. El resultado más significativo de todo esto fue la formación del grupo Guardianes de la Religión como una facción afiliada a Al-Qaeda que lucha en suelo sirio.

Fotografía de archivo de rebeldes en la parte trasera de un camión al oeste de la ciudad de Alepo

Al igual que otros grupos, Guardianes de la Religión está dividido internamente a lo largo de varias corrientes, entre las que destacan dos principalmente. La primera de estas corrientes es la corriente levantina, que tiene poder dentro de la organización y ha sido dirigida por jordanos como Abu al-Qassam al-Askari, Bilal Khreisat y Sami al-Aridi, así como otros que fueron asesinados, incluido Iyad al-Toubasi (conocido como Abu Julaybib), Abu Khallad al-Muhandis y Faruq al-Suri. Sus líderes tienen la intención de contener las hostilidades mientras intentan seguir el enfoque de Al-Qaeda, al tiempo que evitan enfrentamientos con otros protagonistas armados en Idlib, especialmente de HTS. Aunque la mayoría del liderazgo de esta corriente no es siria, hay elementos sirios representados en todas las posiciones y no se toman decisiones sin su aprobación, como explica el Instituto Real de Asuntos Internacionales Chatham House, entidad relacionada con la política internacional radicada en Londres.

La parte levantina es conocida por su hostilidad hacia Daesh, que asesinó a algunos de sus líderes, y ha estado uniendo fuerzas con HTS para combatir la propagación del grupo terrorista rival, como recoge Chatham House.

Evita los enfrentamientos con las facciones rebeldes sirias mientras se distancia de cualquier conflicto entre ellos y Hayat Tahrir al-Sham. También rechaza cualquier tipo de lucha interna, buscando en cambio luchar junto a las facciones rebeldes contra el régimen.

El presidente de Siria, Bachar al-Asad

Sus líderes se oponen firmemente a la presencia turca en el norte de Siria: la intervención de Erdogan fue, de hecho, una de las principales razones para el surgimiento de esta corriente. Sin embargo, no ha lanzado campañas contra el Ejército turco, considerando que Turquía es un aliado para la causa insurgente siria frete al régimen de Al-Asad, como indica el analista Sultan al-Kanj.

La segunda corriente es la corriente egipcia y norteafricana, que se compone de cuadros administrativos y militares y que sigue la ley Sharía. Lanza críticas contra los opositores dentro y fuera de la organización que reflejan su objetivo práctico de difundir su ideología y agenda por la fuerza. Los líderes de la organización que se separaron para formar la corriente egipcia y norteafricana acusan a la corriente levantina de someterse a HTS.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan

Varios de sus líderes fueron asesinados, mientras que otros fueron arrestados o perseguidos por las fuerzas de HTS que los acusaron de excesiva radicalización y colaboración con Daesh, como remarca Al-Kanj.

Este ala se inclina hacia el extremismo religioso en mayor grado que la primera corriente. Busca implementar la ley Sharía y luchar contra cualquiera que se interponga en el camino mientras atrae a aquellos alineados con la ideología de Daesh. Sin embargo, su influencia ha disminuido en los últimos meses con el respaldo de Al-Qaeda a la corriente levantina como su poder más fiel en Siria. Al-Qaeda ha pedido a todas las partes disidentes que se unan a la corriente liderada por jordanos y renuncien al fanatismo surgido en la fragmentación de la organización, como recoge Instituto Real de Asuntos Internacionales de Chatham House.

El hecho de que haya pocos sirios dentro de la corriente egipcia y norteafricana ha llevado a una pérdida de su legitimidad. Sus filas provienen de cuadros que rechazan a los jordanos, cuadros que han desertado de Daesh y líderes de HTS que se oponen a las políticas del grupo.

Muchos de los líderes del bando del norte de África han cambiado de posición para prestar apoyo a los jordanos al frente del grupo Guardianes de Religión para promover la unidad entre todas las facciones y avanzar en la causa de la yihad.

Tropas turcas patrullan en la ciudad de Atareb, en la zona rural occidental de la provincia siria de Alepo, controlada por los rebeldes

HTS prefiere tratar y coordinarse con la corriente levantina, que es más flexible en sus interacciones con otros grupos yihadistas. Hay varias razones para esta flexibilidad, incluyendo, lo más importante, la débil posición militar, así como el deseo de preservar lo que queda de los vínculos ideológicos y metodológicos que los jordanos compartieron con HTS antes de su reestructuración. Esto último fue lo que llevó a los jordanos disidentes a formar Guardianes de la Religión en primer lugar.

Hayat Tahrir al-Sham persigue fortalecer la corriente levantina a expensas de su contraparte norteafricana, lo que puede hacerse pacíficamente atrayendo cuadros egipcios y norteafricanos. Sin embargo, se enfrenta a una gran dificultad para convencer a esos cuadros de que unan fuerzas con HTS ya que, en su opinión, la organización se ha orientado hacia Turquía mientras se acerca al secularismo, lo que equivale a una traición a la causa yihadista, como explica Al-Kanj.

Actualmente, HTS está emprendiendo un enfoque pragmático con esta corriente específicamente y con la organización Guardianes de Religión de manera más general para atraer o alinear más a sus combatientes con su enfoque actual. No quiere abandonar los cuadros militares yihadistas de la organización, que pueden usarse en las filas de su propia división militar. Más bien, desea llevarlos a una corriente yihadista más moderada e intelectualmente madura.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin
Duros enfrentamientos

Mientras tanto, los últimos choques entre diferentes facciones rebeldes han dejado la muerte de cerca de diez personas en combates entre grupos yihadistas en el noroeste de Siria. Así, este miércoles hasta diez personas fallecieron en combates entre grupos radicales en la provincia de Idlib, según ha informado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), en medio del incremento de las citadas tensiones entre los diferentes grupos radicales presentes en esta zona del país. 

El OSDH, con sede en Londres y una amplia red de observadores el país árabe, señaló que en los enfrentamientos cayeron cinco hombres de Hurras al-Din o Guardianes de la Religión, la actual filial de Al-Qaeda en Siria, y cuatro integrantes de Hayat Tahrir al-Sham, el más importante de los grupos que opera en la provincia. 

HTS continúa con su labor de reforzar sus posiciones y puestos de control en los alrededores de la ciudad de Idlib, capital de la provincia, mientras que han estallado nuevos combates entre el grupo y facciones rivales. 

Los incidentes han tenido lugar unos días después de que HTS detuviera a uno de sus antiguos comandantes después de que desertara para liderar un nuevo grupo armado tras rechazar el alto el fuego anunciado en marzo por Rusia y Turquía para la provincia de Idlib. Esta figura es el comandante Jamal Zeina, alias Abu Malek al-Talli, quien fue detenido en la ciudad de Idlib por orden del líder de HTS, Abu Mohamed al-Golani. 

Al-Talli, que lideró durante un tiempo las actividades del antiguo Frente al-Nusra, antigua filial de Al-Qaeda en Siria, abandonó HTS en abril y formó un nuevo grupo yihadista que se alineó con Hurras al-Din, creado por disidentes de línea dura del grupo de Al-Golani. Hurras al-Din ha cooperado en ocasiones con el HTS, aunque están enfrentados. 

El insurgente expresó antes de desertar del HTS su negativa a aceptar el acuerdo de alto el fuego anunciado el 5 de marzo por Moscú y Ankara que estaba encaminado a poner fin a las hostilidades en Idlib. Un acuerdo que, como se ha comentado, sigue en pie, aunque con violaciones puntuales del mismo.  

La provincia de Idlib y la ciudad de Alepo se encuentran en manos actualmente de estos grupos armados, siendo HTS el más importante. Último bastión que queda resistiendo ante las acometidas de las fuerzas de Bachar al-Asad, apoyadas por elementos militares rusos.  

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