Turquía, devastada por las inclemencias climáticas ante las críticas a la gestión del Gobierno
Turquía está sufriendo un duro verano de 2021. Después de haber sido golpeado duramente por la crisis sanitaria de la COVID-19, la nación euroasiática padece ahora los efectos de diversos problemas climáticos ante los que el país dirigido por el presidente Recep Tayyip Erdogan no parece encontrar soluciones efectivas, recibiendo críticas a su gestión e inacción.
Diversos problemas relacionados con el cambio climático, como fuertes inundaciones, sequías y preocupantes incendios forestales asolan al país otomano y se pide una actuación eficaz por parte del Gobierno otomano.
Hasta diez personas han muerto desde finales de julio, según cifras oficiales, en las regiones próximas a la costa en el sur de Turquía debido a unos incendios forestales que han acabado con bosques y diversos enclaves de la región.
Las autoridades turcas han sido acusadas de no estar preparadas para combatir la amenaza de las llamas, que ha provocado, al menos, esos diez fallecimientos.
Los dirigentes turcos que luchan contra los peores incendios forestales de la historia han sido señalados por no ser capaces de detener la amenaza después de que los datos oficiales mostraran que gastaron solamente una pequeña parte de los ya reducidos fondos presupuestados para prevenir los incendios forestales este año.
La agencia encargada de asuntos forestales del Estado turco indicó que en el primer semestre del año se había gastado menos del 2% de los 200 millones de liras (24 millones de dólares) reservados para la lucha contra los incendios forestales.
“El presupuesto se planificó como si no fuera a haber ningún incendio”, dijo el diputado del opositor Partido Popular Republicano (CHP) Murat Emir. “Estas cifras demuestran por qué no se ha intervenido eficazmente contra los incendios”, declaró Murat Emir en sede parlamentaria.
De hecho, Turquía tuvo que recurrir a aviones y helicópteros para la extinción de incendios provenientes de diversos países como España, Ucrania, Croacia o Azerbaiyán, como recogía el medio La Razón.
Mientras tanto, las inundaciones del noreste sucedieron a una época de dura sequía que provocó que el nivel de agua de las presas bajase a niveles alarmantes. Algo que está afectando al riego de los campos y a la agricultura en general. Aquí, las autoridades turcas también han sido señaladas por la mala gestión de los recursos hídricos.
La sequía está constituyendo un grave problema, Turquía registró el mes pasado su temperatura más alta desde 1961 a 49,1 grados Celsius (120,4 Fahrenheit) en la ciudad de Cizre, en el sureste del país. Diversos analistas aseguran que este seguirá siendo un problema muy preocupante para la nación euroasiática.
También cabe destacar los problemas de la denominada mucosidad viscosa del mar de Mármara que está afectando seriamente a la vida marina.
El Gobierno turco ha sido duramente criticado por no hacer frente a los efectos vinculados con el cambio climático de manera efectiva. Un problema con el clima que está aumentando la temperatura marina, como ya quedó de manifiesto claramente en el último informe sobre el asunto presentado por la Organización de Naciones Unidas, que señaló a la acción humana como factor clave en los malos efectos del cambio climático, el cual se está desarrollando más rápido de lo calculado. El Mediterráneo se está viendo afectado seriamente por esta subida de las temperaturas marinas y por el calentamiento global y Turquía no escapa a ello.
Ante todos estos problemas, diversos expertos apuntan a que los problemas con el medio ambiente están dentro de los temas que todavía no ha afrontado como debería el Ejecutivo turco. Se critica el hecho de que Turquía no se haya implicado en la ratificación del Acuerdo de París de 2015, adoptado por 196 países, por el que se acordó tomar medidas de protección del medio ambiente para reducir el calentamiento del planeta. Turquía es una de las seis únicas naciones, incluidas Irak y Libia, que aún no ha aprobado formalmente el acuerdo, como recordaba la agencia de noticias AFP.
"Este es el primer paso. Debemos formar parte de la lucha global contra el cambio climático", dijo la portavoz del Partido de los Verdes de Turquía, Emine Ozkan. "No hay tiempo que perder", señaló Ozkan, en declaraciones recogidas por AFP.
"El Gobierno supuestamente reconoce el cambio climático, pero no toma la iniciativa de mirar los problemas reales que lo causan", dijo Ozkan.
Por su parte, desde Ankara se manifiesta que el Acuerdo de París cataloga de manera injusta a Turquía como nación “desarrollada” en vez de “en desarrollo”, lo que le priva de una mejor financiación para hacer frente al cambio climático. Argumento que no es excusa para diversos expertos en el asunto.
"No veo que Turquía tenga una política de cambio climático integral que aborde todo de manera interconectada", dijo el investigador de políticas de agua y clima Gokce Sencan, en palabras recogidas por el medio France 24.
La preocupación popular por el medio ambiente aumenta; de hecho, un reciente estudio mostró que el 70% de los turcos están muy preocupados por el tema climático.
