Los hombres de confianza de Erdoğan sellan un Memorando de Entendimiento (MdE) con el Gobierno en funciones de Dbeibé para la exploración de hidrocarburos en suelo libio

Turquía refuerza su posición en Libia tras alcanzar un polémico acuerdo energético con Trípoli

photo_camera PHOTO/@MevlutCavusoglu - Los jefes de la diplomacia turca, Mevlüt Çavuşoğlu, y libia, Najla Mangoush

Turquía fortalece su posición en Libia. En un ejercicio de equilibrismo para evitar incomodar en exceso al resto de actores regionales implicados, el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan ha conseguido cerrar este lunes un acuerdo en materia energética con el Gobierno de Unidad Nacional libio (GNU, por sus siglas en inglés) a través de una delegación diplomática integrada, entre otros, por los hombres fuertes de su Gobierno, los ministros de Exteriores y Defensa, Mevlüt Çavuşoğlu y Hulusi Akar, y su consejero personal, İbrahim Kalın. 

El propio Çavuşoğlu ha sido el encargado de negociar cara a cara el contenido del texto con el primer ministro libio en funciones, Abdul Hamid Dbeibé, asistido a su vez por los titulares de Economía y Exteriores, Muhammad Al-Huwayj y Najla Mangoush. Las partes han estampado su rúbrica sobre un Memorando de Entendimiento (MdE) que refuerza la cooperación en el sector de los hidrocarburos entre Ankara y Trípoli. En virtud del acuerdo, Turquía podrá explorar yacimientos de gas y petróleo en territorio libio a través de compañías de titularidad mixta. 

El acuerdo preliminar llega tres años después del pacto fronterizo suscrito por Ankara y el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) de Fayez al Sarraj, predecesor del actual Gobierno interino, mediante el cual se demarcaba la divisoria marítima entre ambos países. 

El analista libio Mohamed Eljarh escribe en Twitter que la hoja de ruta de Naciones Unidas “prohíbe claramente al GNU la firma de cualquier acuerdo o MdE como los que se han firmado hoy con Turquía”. Este factor no perturba en absoluto a Ankara, enfocado en mantener su presencia militar en Libia y, sobre todo, en sus intereses energéticos en aguas del Mediterráneo oriental. “Turquía se aprovecha de la vulnerabilidad de Dbeibé para ganar cartas de negociación en el futuro”, explica Eljarh.

Dbeibe Cavusoglu

El acuerdo no ha estado exento de controversia. El titular de Petróleo libio, Mohamed Aoun, ha denunciado mediante una misiva que Dbeibé no solo le ha desposeído de sus funciones ministeriales antes de firmar el acuerdo, sobre el que mostró su disconformidad, sino que además le ha asignado sus prerrogativas al ministro de Economía Al-Huwayj para, según Aoun, “aprobar un sospechoso acuerdo con Turquía para explotar el petróleo y el gas en la zona marítima cercana a Tobruk, en el este de Libia”. 

El jefe de la diplomacia turca, Mevlüt Çavuşoğlu, compareció en rueda de prensa junto a su homóloga Najla Mangoush. La diplomática libia, que a diferencia de otras intervenciones no exigió la salida de todas las tropas extranjeras del país, pidió a la ONU que diera luz verde al acuerdo suscrito por las partes. Çavuşoğlu, por su parte, defendió el derecho de “todos los países con costa en el Mediterráneo” a beneficiarse de los recursos disponibles en la región “de forma equitativa”. 

“Hemos firmado un Memorando de Entendimiento sobre la exploración de hidrocarburos en las aguas territoriales de Libia y en suelo libio por parte de empresas turco-libias”, explicó Çavuşoğlu. Preguntado por las posibles reacciones de otros actores, el ministro de Exteriores turco dijo “no estar preocupado por lo que piensen”. Los acuerdos, remató, son entre “dos países soberanos”, uno y otro salen ganando “y los terceros países no tienen derecho a interferir”

El Parlamento libio, con sede en Tobruk, rechazó de plano los términos contemplados en el MdE. El presidente de la Cámara, Aguila Saleh, anunció el boicot del acuerdo minutos después de su firma alegando que Turquía había habilitado como representante del país a “un Gobierno ilegítimo”. El poder legislativo reniega de la autoridad ejecutiva del GNU de Dbeibé, cuyo mandato considera vencido al no haber cumplido a tiempo con los requisitos que precedieron a su nombramiento en el marco del Foro del Diálogo Político Libio (FDPL), que pasaban, entre otros asuntos, por celebrar elecciones generales en diciembre de 2021. 

Cavusoglu Mangoush

En mayo, el Parlamento de Tobruk nombró primer ministro a Fathi Bashagha, quien fuera ministro del Interior bajo el Gobierno de Fayez al Sarraj en Trípoli. De nuevo, las instituciones se duplicaban y el poder legislativo aprobaba el establecimiento de un Gobierno paralelo. Uno desde el este y otro desde el oeste rivalizan ahora por el poder a nivel político, diplomático e incluso militar, con escaramuzas entre milicias, aunque el GNU de Dbeibé detenta hasta ahora el reconocimiento formal de la comunidad internacional. 

Çavuşoğlu adelantó al término del encuentro que visitaría el Parlamento libio. Una prueba más que pone de relieve el juego a dos bandas de Turquía. El pasado mes de agosto, Erdoğan recibió en Ankara a dos destacadas figuras de la élite política libia enfrentadas entre sí, Abdullah Al-Lafi, el vicepresidente del Consejo Presidencial que concentra la jefatura del Estado reconocida, y el mencionado Aguila Saleh, un veterano representante de la facción del este y socio del general Jalifa Haftar. 

“Esta visita debería mejorar la posición de Dbeibé y su Gobierno frente a los rivales del este, Haftar y compañía. Sin embargo, Turquía también ha mantenido abiertos los canales de comunicación con la élite del este de Libia, especialmente con Bashagha y Aguila Saleh”, escribe en la red social Twitter Dalia Ziada, presidenta del Instituto de la Democracia Liberal, un grupo de expertos con sede en El Cairo dedicado a estudiar las transformaciones políticas en el Medio Oriente, con un enfoque en el liberalismo, la democratización y el islamismo político. 

Ziada matiza, sin embargo, que sería un error suponer que el acercamiento de Turquía al bloque oriental libio significa necesariamente el abandono del GNU en Trípoli. “Entre otros factores porque pondría en peligro la reputación de los militares turcos como aliados dignos de confianza”, indica en referencia a los casi 2.000 soldados y mercenarios turcos que siguen operando sobre el terreno en las proximidades de Trípoli. 

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